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El tamaño importa: ¿por qué se han hecho tan pequeños los depósitos de los coches actuales?

Hace no tantos años, algunas berlinas con motor diésel presumían de autonomías por encima de los 1.200 km. Esto era posible no solo gracias a un consumo contenido, si no también gracias a un depósito de combustible que rondaba habitualmente los 70 litros de volumen máximo. Ni siquiera había que irse a coches ruteros: un sencillísimo Peugeot 406 con el motor básico de gasolina tenía un depósito de 70 litros. Sin embargo, a día de hoy, un coche familiar clásico como el Skoda Octavia Combi tiene un depósito de solo 45 litros. ¿Por qué los coches actuales tienen depósitos de combustible tan pequeños?

Esta tendencia parece haberse desarrollado en los últimos años, y en cierto modo, tiene sentido que haya sido así. A día de hoy resulta complicado ver un coche con una autonomía superior a los 1.000 km. En gran parte porque los coches diésel cada vez son más escasos, y en principal parte, porque sus depósitos han mermado de forma considerable. Sigamos poniendo ejemplos, antes de analizar los motivos: el Skoda Fabia tiene un depósito de solo 40 litros, aunque opcionalmente, podemos encargar un depósito de 50 litros. Para un utilitario no está mal, ¿pero qué hay de otro tipo de coches?

Incluso coches orientados a largos viajes, como familiares con motor diésel, solo superan de forma tímida los 60 litros de depósito en el mejor de los casos

Vista aérea del Audi A1 mostrando su diseño de techo y líneas laterales.

El Honda HR-V e:HEV tiene un depósito de gasolina de solo 40 litros. ¿Y qué hay de un compacto diésel de cualidades abiertamente ruteras? El SEAT León 2.0 TDI de 115 CV homologa un consumo medio de solo 4,3 l/100 km, y podría superar con holgura los 1.000 km de autonomía si su depósito de combustible no tuviera solo 45 litros. Si nos vamos a los coches híbridos enchufables, el panorama es aun más desolador: un Skoda Octavia iV tiene solo 39,5 litros de depósito, y un Mercedes B 250 e híbrido enchufable se tiene que conformar con solamente 35 litros.

Sigue habiendo coches con depósitos grandes. Los Porsche Panamera o Porsche Cayenne no enchufables tienen piscinas de 90 litros en sus entrañas, acordes a su consumo voraz de combustible. Pero son, más bien, excepciones a la regla. Hace años era sencillo encontrar coches convencionales con depósitos de 65 o 70 litros, hoy en día es casi imposible.

¿Por qué los coches actuales tienen depósitos de combustible tan pequeños?

Hay varias razones. La primera es una cuestión de packaging. El espacio interior de los coches es limitado y finito, y en ese espacio estamos integrando más componentes electrónicos, más sistemas anticontaminación, más elementos de seguridad pasiva y más equipos de infoentrenimiento. Al mismo tiempo, se quiere maximizar el espacio interior y el volumen del maletero. Robar unos pocos litros al depósito de combustible ayuda a optimizar el espacio interior. Pero no es el único motivo: todos los coches diésel ahora cuentan con depósitos de AdBlue de tamaño considerable, de hasta 20 litros.

Rellenar Adblue Coche Opel

En un coche moderno, los sistemas anticontaminación, la electrónica, los depósitos de AdBlue y las baterías ocupan mucho espacio

Estos depósitos suelen estar ubicados junto al depósito de combustible, y lo normal es que se «coman» parte de su capacidad. Lo mismo ocurre con los coches híbridos enchufables. Sus baterías van situadas bajo el maletero o los asientos traseros, área normalmente ocupada por el depósito de combustible, que debe reubicarse y reducir su capacidad de forma considerable. Algunas fuentes hablan de un «preacondicionamiento» mental para la transición al coche eléctrico, buscando que la autonomía de un eléctrico no sea tan inferior a la de un coche de combustión interna. Son rumores sin demasiada base, francamente.

El principal motivo, es otro, y es de naturaleza técnica. La necesidad de homologar un consumo de combustible y unas emisiones lo más bajas posible. Pasar de un depósito de 70 litros a un depósito de 45 litros supone un ahorro de peso en orden de marcha de 25 kilos, y ese ahorro se traduce directamente en gramos por kilómetro de CO2 en el ciclo de homologación WLTP. Cada gramo de exceso de emisiones sobre la media del fabricante establecida por la UE supone una multa de 95 euros, aplicable a cada coche vendido. En conjunto, en cientos de miles de coches, es un auténtico dineral.

Pasar de un depósito de 70 litros a un depósito de 45 litros supone un ahorro de peso en orden de marcha de 25 kilos
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