Sabemos del interés de BYD por abrir una fábrica de coches en España. Será la cuarta fábrica de la compañía china en Europa y cada vez cobra más fuerza la posibilidad de levantar esta nueva planta en Tarragona.
La elección de Tarragona como potencial ubicación no es casual. Tiene excelentes conexiones marítimas -su puerto es el segundo más importante de Cataluña- y está cerca de polos logísticos importantes como el de Aragón, donde CATL construirá su fábrica de baterías y Stellantis tiene una planta histórica (Figueruelas) con numerosos proveedores cerca.
La disponibilidad de suelo industrial es el otro aliciente que convierte a Tarragona en una candidata natural para atraer a un gigante como BYD. La Generalitat, consciente de la trascendencia de este proyecto, al parecer ya ha mantenido contactos discretos con la compañía china dentro de su estrategia para captar inversiones de alto valor añadido en sectores de futuro.
BYD acelera su expansión industrial en Europa
La posibilidad de que el mayor fabricante chino de vehículos eléctricos desembarque en Tarragona sitúa a España en el radar en un momento clave para el futuro de la automoción europea. No solo se trata de la llegada de una marca puntera en tecnología y electrificación, sino también del impacto que tendría una inversión de este calibre en el tejido productivo, logístico y laboral.
Además del impacto económico directo, la llegada de BYD supondría un salto cualitativo para el ecosistema del coche eléctrico en la región. Actualmente España es el segundo mayor productor de vehículos de la Unión Europea, pero está rezagada en cuanto a fabricación de coches eléctricos, que es, al fin y al cabo, la tecnología del futuro.
El interés por España forma parte de una estrategia más amplia de BYD para reforzar su presencia en el continente europeo. La compañía china ya tiene una fábrica de autobuses eléctricos en Komárom (Hungría) y en 2026 pondrá en funcionamiento otra de turismos en Szeged, también en Hungría. También abrirá una fábrica en Turquía, en la cual tiene previsto producir más de 150.000 coches al año para 2027. Gracias a sus fábricas en Turquía y Hungría (y probablemente en España), BYD evitará pagar los aranceles de la UE a los coches eléctricos chinos y reducirá su dependencia de las tensiones comerciales entre la UE y China.
Un tablero europeo en plena transformación
Europa vive un momento de reconfiguración de su mapa industrial. La competencia de China es feroz, especialmente en lo relacionado con coches eléctricos e híbridos enchufables. Y en medio de un vendaval tras otro -el más reciente es la crisis de los microchips de Nexperia-, hay una pugna intensa entre países por atraer fábricas de vehículos eléctricos y baterías.
Alemania, Hungría y Turquía compiten por ofrecer los mejores incentivos fiscales, los costes laborales y energéticos más bajos (Alemania está en clara desventaja) y las infraestructuras más desarrolladas. En este contexto, España tiene el reto de combinar su capacidad industrial con una oferta suficientemente atractiva en cuanto a costes laborales y energéticos para captar estas inversiones estratégicas.
En el camino hacia la transición energética y la huella de carbono cero, la UE quiere evitar la dependencia tecnológica, pero al mismo tiempo necesita inversiones externas para mantener su competitividad. Es una situación complicada donde hay que hilar fino para encontrar el equilibrio entre protección industrial y apertura a nuevas inversiones. La llegada de BYD podría marcar un punto de inflexión: un ejemplo de cómo canalizar la inversión asiática hacia una transición energética ordenada y beneficiosa para ambas partes.
Una oportunidad histórica para España
Si la decisión final de BYD favorece a Tarragona -o a cualquier otro punto de España-, será sin duda una buena noticia dentro del nuevo y complicado ecosistema automovilístico europeo. La fábrica de BYD implicaría miles de nuevos empleos en un momento complicado, en el que algunas plantas históricas están funcionando muy por debajo de sus niveles rentables.
Es muy poco probable que BYD traiga a España lo que más valor añadido genera, es decir, centros de ingeniería, diseño, innovación y desarrollo. Esa parte seguirá íntegramente en China seguramente, pero en cualquier caso supondrá un revulsivo para el empleo en la época de la reindustrialización verde y la generación de muy necesarios nuevos empleos relacionados con el vehículo eléctrico.
BYD Seal U DM-i, el modelo de BYD más vendido en España




