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Este microcoche español que parece un juguete cuesta como 2 Dacia Sandero y tiene homologación para circular por la carretera

Se hizo en España y es un microcar tracción trasera sin diferencial, con motor detrás de los asientos, piezas de Ford, piezas de Peugeot, chasis tubular de acero y una carrocería de gusto elevado. Te presento al FGL, un microcoche legal para las calles fruto de la «cabezonería» de una alicantino.

Francisco Gómez López, el creador

La identificación FGL se corresponde a las iniciales del que lo hizo con sus manos, Francisco Gómez López. ¿Por qué un tipo de Almoradí quiso hacer esto cuando ni siquiera tenía carnet? Es no importa. Lo que importa es la capacidad de poner los conocimientos en práctica y no rendirse ante el muro de la burocracia.

Francisco, que era diplomado en mecánica e ingeniería eléctrica, comenzó la fabricación de este biplaza en miniatura en 1958. Empleó un chasis tubular de acero y fue usando componentes de otros coches ya existentes para darle forma a las entrañas.

El coche necesitó 3 años de papeleo antes de pisar legalmente el asfalto

Mecánica del FGL, un microcar español

A ese chasis tubular de acero se ensambló ruedas con neumáticos 4×8, cableado y elementos de iluminación, muelles de algún Peugeot, rótulas de otro Ford y un motor monocilíndrico de 197cc y 8,5cv firmado por Iresa (Industrias Reunidas Españolas S.A.).

Este se acopló a una caja de cambios de 3 velocidades que mandaba la potencia al eje rígido trasero mediante una cadena.

Se le añadió un depósito de 5 litros de combustible, batería de 6V y se enfundó todo en una atractiva carrocería cupé pintada de azul. Dentro se pusieron dos asientos tapizados en blanco, un volante pedales, un par de mandos y para de contar.

El motor también era de origen español, fabricado por Iresa y desarrollaba 8,5CV. Este quedaba oculto en el cofre trasero de una preciosa carrocería pintada en azul y también hecha en Alicante

El muro burocrático de la legalización

En diciembre del 1959 se solicitó el permiso de circulación. En febrero de 1960, la Dirección General se manifiesta diciendo que si el vehículo reúne las condiciones necesarias para su circulación por la vías públicas, su matriculación puede iniciarse sin que esto sirva de precedente para casos análogos. Eso significaba que podía hacer el trámite de matriculación, pero no comenzar una producción en serie.

En agosto de 1960 se presenta la declaración jurada sobre el origen de materiales, piezas, bastidor, etc. Para ocutbre, el Ingeniero Jefe de la Delegación de Industria de Alicante certifica el cumplimiento de las normas exigidas para circular y se genera la matrícula A-35685.

En diciembre del mismo año, tras pagar 454 pesetas en concepto de Derechos Reales, el coche es por fin matriculado. El permiso de circulación definitivo es recibido en febrero de 1961 previo pago de 3200 pesetas en concepto de «Impuesto de Lujo». El FGL ya podía circular por las calles legalmente.

Siempre se dice que en España no se puede hacer nada con los coches. Que para todo hay que pagar. Con esta historia podemos ver que era algo que venía de lejos, aunque se antoja algo más permisivo. Pues no cualquiera puede matricular un cochecito hecho desde cero en su taller hoy día

El destino del FGL y su precio

Francisco no tenía permiso de conducir, pero el coche permaneció en el seno de la familia durante unos 15 años. En 1977, tras tiempo de desuso y supuesto temor a que su nieto lo usara inadecuadamente, el FGL se vendió por 5000 pesetas a Francisco Espinosa Mora, un compraventa de vehículos usados.

Pasados años, el coche se restaruró y se presentó de nuevo en la VIII Trobada Internacional de Microcotxes, en Manresa, en mayo de 2001. Un tipo llamado Bruce Winer compró el FGL durante el evento y lo mandó a la colección de MicroCarMuseum en Atlanta, Estados Unidos.

En 2013, nuestro microcar español fue subastado en RM Sotheby´s junto al resto de microcoches del museo. El FGL alcanzó una cifra que dobla el precio de un Dacia Sandero 2025, unos 30.000€ al cambio actual.

¿Conocías al FGL y su historia?

 

 

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Martín Jemes

Amante del mundo del motor y cinéfilo, nada le gusta más que contar una gran historia. Seguir leyendo...