El pesimismo más absoluto parece haberse instalado en la sociedad. La posibilidad de que el precio del litro de gasolina alcance los 3 euros está muy presente en todos los debates y la incertidumbre es tal que cada vez son menos los que se preguntan si llegaremos a este extremo, y comienzan a preguntarse cuándo llegaremos, en lo que se asemeja cada vez más a una larga y prematura fase de adaptación ante los acontecimientos más negativos que podrían estar por venir.
Lamentamos que desde estas líneas no podamos ser más optimistas. Desde comienzos de año, los precios de los combustibles han venido experimentado una subida constante, que con la invasión de Rusia iniciada hace ahora tres meses, y los acontecimientos que han ido produciéndose desde entonces, no ha hecho otra cosa que acentuarse y acelerarse.
Si tomamos como referencia el precio medio comunicado por las Estaciones de Servicio al Ministerio para la Transformación Ecológica, y a su vez por este a la Comisión Europea, el precio de la gasolina ha aumentado en un 15,68% desde entonces, en tan solo seis semanas. Si ese ritmo de incremento de precios se mantiene, efectivamente veríamos la gasolina a 3 euros a la vuelta de las vacaciones, a finales de septiembre, o incluso a finales de agosto.
La escalada de precios de la gasolina
Para entender hacia dónde vamos, merece la pena entender de dónde venimos. La escalada de precios de los combustibles viene de lejos. Si tomamos como referencia el histórico del barril de petróleo Brent nos encontramos con que este año comenzó por debajo de los 80 dólares, experimentando su mayor subida a finales de febrero, hasta rozar los 130 dólares a comienzos de marzo, manteniéndose en el entorno de los 120 dólares en los últimos días.
También hemos asistido a una progresiva devaluación del euro frente al dólar, otro factor que afecta al precio de los combustibles, en tanto en cuanto somos importadores de petróleo, que se adquiere en los mercados internacionales usando como divisa el dólar. Al comenzar este año, por cada euro podíamos «comprar» 1,14 dólares. En estos momentos, por cada euro recibiremos 1,05 dólares. Lo que supone una devaluación del 7,89%.
Como os decíamos, la escalada de precios de los combustibles ya se había iniciado antes de la invasión de Rusia. El 3 de febrero os contábamos cómo el precio de la gasolina había alcanzado su máximo histórico. Desde entonces, la guerra en Ucrania, y sus consecuencias, han propiciado que prácticamente cada semana el precio de la gasolina fuera superior a la anterior.
Proyecciones de evolución del precio de la gasolina
A comienzos de esta semana, el precio de la gasolina alcanzó los 2,11 euros. Hablamos de precios sin descuentos, ni bonificaciones. Pero incluso aplicando los 20 céntimos de bonificación establecidos por el Gobierno, o hasta los 30 céntimos de euro que, voluntariamente, están aplicando algunas Estaciones de Servicio, la realidad es que los conductores ya estamos pagando más por la gasolina que cuando se introdujo la bonificación.
Pero la mejor forma de entender cuán importantes están siendo las subidas que están experimentando los precios estos días es analizar su consecuencia, a corto plazo, de mantenerse en el tiempo:
- Si se mantuviera la subida de precios del 15,68% que se ha producido desde comienzos de mayo, el precio de la gasolina alcanzaría los 3 euros a finales de septiembre.
- Si se mantuviera la subida de precios del 3,37% que se ha producido en la última semana (en la anterior superior incluso el 4%), el precio de la gasolina alcanzaría los 3 euros a finales de agosto.
Ahora bien, ¿son factibles estos escenarios en los que la gasolina alcanzaría los 3 euros este mismo verano?
Lo primero que hemos de comprender es que ninguna proyección que analice datos previos puede pronosticar lo que sucederá en el futuro. Ninguna. No podemos predecir que en agosto, o en septiembre, la gasolina pueda alcanzar los 3 euros. Tampoco que este hito pueda producirse incluso antes. Pero sí son muy útiles para entender cuán importantes y, sobre todo, perjudiciales para el consumidor, están siendo las subidas de precios de los combustibles que llevamos sufriendo en las últimas semanas.
Sí sabemos los factores que pueden contribuir a que los precios de la gasolina sigan incrementándose, como la evolución ascendente de la cotización del barril de Brent, la devaluación del euro frente al dólar, que la demanda de energía en el mundo siga aumentando y la oferta de energía disminuya, que continúe la guerra en Ucrania y que se acentúen las consecuencias de las sanciones a Rusia. Otro factor interesante, que no debemos olvidar, lo apuntaba Nacho Rabadán (Director General de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio), que recordaba cómo el precio mayorista de la gasolina está disparándose, entre otras razones por haber maximizado el refinado para producir gasóleo, sobre el refinado para producir gasolina.
También sabemos qué factores pueden contribuir a que los precios de la gasolina se estanquen, o incluso desciendan. A la resolución de los problemas anteriores se uniría la posibilidad de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) aumentase la producción, aumentando la oferta y por lo tanto su desequilibrio con la demanda.
