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Reino Unido retrasa la prohibición a diésel y gasolina a 2035

Llevamos años asistiendo a lo que, sin duda, debería ser la crónica de una muerte anunciada. La mayoría de los fabricantes de coches occidentales están marcando en el calendario, de una u otra forma, cuándo dejarán de producir y vender coches diésel, gasolina y, en general, con motor de combustión interna, lo que también incluye a coches híbridos de todo tipo. Los legisladores también están marcando una hoja de ruta para llegar a un punto en que las ventas de automóviles con motor de combustión interna sencillamente estarán prohibidas.

La Unión Europea propuso 2035 como el año en el que se prohibirá la venta de turismos con motor de combustión interna, generando ciertas fricciones entre algunos miembros comunitarios que culminaron en un objetivo más flexible, que aún no se ha definido del todo, y que pasaría por admitir soluciones alternativas, como los combustibles sintéticos neutrales, que permitan llegar al objetivo de reducción de emisiones sin prescindir, del todo, de los motores de combustión interna.

Reino Unido fue mucho más lejos. Y en noviembre de 2020 se anunciaba la prohibición de las ventas de coches diésel y gasolina en 2030. Pero en menos de tres años se ha producido un cambio de planes. El número 10 de Downing Street ha visto pasar a tres primeros ministros. Y en Reino Unido acaba de anunciarse que la combustión interna gozará de una nueva prórroga, y la prohibición del diésel y la gasolina se retrasará a 2035.

Europa sigue dando pasos atrás y relajando sus objetivos para prohibir la venta de coches diésel y gasolina, con motor de combustión interna

Reino Unido retrasa la prohibición a diésel y gasolina

En un discurso de más de 20 minutos, Rishi Sunak se dirigía a la nación para trasladar su «nuevo enfoque» para el proyecto Net Zero, con el que Reino Unido quiere alcanzar la neutralidad de carbono. El discurso, que inicialmente estaba previsto para este viernes, se anticipó después de que la noticia se filtrase y trascendiera en numerosos medios.

Sunak apuntaba que «debería ser el consumidor el que elija qué coche escoger, y no el gobierno el que fuerce la elección» y aún confiando en que «para 2030 la mayoría de los coches que se vendan sean eléctricos», anunciaba que se «moderaría la transición hacia los vehículos eléctricos» y que en Reino Unido aún «será posible comprar coches diésel y gasolina hasta 2035».

«Alinear los objetivos con los de países como Alemania, Francia, España, Italia, Australia, Canadá, Suecia y regiones de Estados Unidos como California, Nueva York y Massachusetts» fue otro de los argumentos esgrimidos por Sunak para retrasar la prohibición de la combustión interna.

Reino Unido ha retrasado su objetivo de prohibir el diésel y la gasolina, anunciado anteriormente para 2030, al año 2035

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No solo se retrasa la prohibición a diésel y gasolina

El ambicioso objetivo de prohibir la combustión interna en 2030 ha sido uno de los factores, aunque no el único, que ha propiciado la llegada a Reino Unido de proyectos e inversiones tan importantes como las del Grupo Tata, propietaria de Jaguar Land Rover, que este verano anunciaba la inversión de más de 4.000 millones de euros para levantar una fábrica de baterías con una capacidad anual de 40 GW.

Rishi Sunak no solo habló en su intervención del automóvil. Sino también de cómo se aliviará la presión, y se retrasarán algunos objetivos de descarbonización, en otros sectores de la economía y, sobre todo, en otros ámbitos cotidianos, en los que se habían propuesto prohibiciones e impuestos, por ejemplo para los sistemas de climatización de los hogares.

El camino hacia la prohibición del diésel y la gasolina

En la Unión Europea, mientras tanto, siguen surgiendo preocupaciones derivadas del proceso de transición hacia el vehículo eléctrico y, por ende, la futura prohibición del diésel y la gasolina. Durante su discurso en el Debate sobre el Estado de la Unión Europea del pasado 13 de septiembre, Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, advirtió del riesgo que está suponiendo la irrupción de coches eléctricos económicos fabricados en China y anunciaba el inicio de una investigación para determinar si las subvenciones y el apoyo gubernamental que están recibiendo las fábricas chinas pueden considerarse una práctica desleal.

Al tiempo, Francia anunciaba una revisión de las ayudas a los coches eléctricos precisamente enfocada a penalizar a los fabricantes de automóviles instalados fuera del continente y, sobre todo, a los automóviles eléctricos fabricados en China, con una fórmula basada en criterios medioambientales.

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