No sé qué tiene Jaguar en su historia, en su identidad o en sus diseños tanto clásicos como modernos, pero el que escribe estas líneas es un fan incondicional de la firma británica y todo lo que la rodea. Por esto os podéis imaginar que la situación por la que pasa la firma británica no me agrada, precisamente: ha tenido una gestión pésima estos últimos años y el resultado comercial habla por sí solo.
Es cierto que se encuentra en un punto de inflexión y que sus ventas se iban a reducir prácticamente a cero era algo que veníamos venir los que más adentrados estamos en la materia, pero no deja de apenarme todo cuanto rodea a día de hoy a la marca, cuyas matriculaciones no suman ni 80 registros en España este año debido a la nula oferta, más aún cuando todavía resuena de manera muy fuerte el glorioso pasado de la marca, algo que se encargan de recordar coches como el que aparece en las imágenes que acompañan este artículo.
Imágenes del Jaguar D-Type






Caracterizado por la aleta de tiburón que cubre la espalda del piloto (ojo, que no conductor), el Jaguar D-Type es un verdadero coche de culto. Una cara simpática y una carrocería redondeada parecen querer ocultar que se trata de un coche que llegó en 1955 para amargar la existencia al mismísimo Enzo Ferrari, que no había hecho más que ganar sus primeras 24h de Le Mans en 1954.
Tanto fue así que no sólo ganó el deportivo británico la edición de 1955, sino también las de 1956 y 1957 bajo el color azul de la carrocería de Ecurie Ecosse, la escudería que más explotó esta caja, certificando así que se trataba de un digno heredero del C-Type que también campeonó en los años 1951 y 1953 y cuya imagen tengo en la pared, en un cuadro a mis espaldas, en el momento el que redacto estas líneas.
Del D-Type sólo se planearon inicialmente 100 unidades, pero la realidad es que la marca se quedó muy lejos de producir tantas. Fueron 70 unidades aproximadas las que salieron de la planta de Jaguar en Coventry. Más tarde, en 2016, Jaguar ha terminado de producir las 25 unidades que finalmente nunca llegaron a producirse, aunque 16 acabaron en las calles en forma de Jaguar XKSS.
Incluso a día de hoy es difícil saber con exactitud cuántas unidades se destinaron a competición, aunque se apunta a que 18. El resto acabaron en manos de clientes particulares que, como la unidad que acompaña estas imágenes, tenía que modificar su carrocería para poder circular legalmente (una idea que dio paso al XKSS con los 25 chasis huérfanos, aunque de este hablaremos otro día).
Sea como fuere, la unidad protagonista de hoy ni siquiera ha pisado el circuito. Está acabada en el mítico verde británico con los pertinentes white dots contrastando en color blanco y acaba de salir a la luz para subasta después de 30 años en posesión de un coleccionista británico, quien a buen seguro sabe que va a engrosar su bolsillo en varios millones de euros, y no hablamos, probablemente, de dos ni tres millones, sino de un múltiplo muy superior.
La última unidad que salió a subasta del D-Type acabó encontrando dueño tras la bajada del martillo en casi 19 millones de euros al cambio actual (21,78 millones de dólares en 2016). Aquella, por contra, era incluso más especial que esta, pues fue una de las que se coronó en Le Mans en el año 1956.
Aun así, que aquella fuera aún más especial que la que nos ocupa hoy no quiere decir que no pueda alcanzar una cifra cercana, o incluso superior teniendo en cuenta que han pasado casi 10 años desde entonces, con la consabida burbuja de por medio en el mundo de los clásicos y los deportivos.
La casa de subastas detalla, para acabar, que se trata de una unidad con matching numbers tanto para el número de chasis como el de motor, que pasó por una completa reconstrucción en el año 2005, e incluso cuenta con un certificado de autenticidad expedido por la propia Jaguar. Se trata, de hecho, de uno de los pocos coches del mundo que puede tomar parte de manera oficial en competiciones de clásicos, como Le Mans Classic, Goodwood Revival o la Mille Miglia Storica.
Imágenes del Jaguar D-Type





