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¿100% energía eólica? La planta de motores Ford en Dagenham

La planta de motores diésel, situada en Dagenham (Reino Unido) puede funcionar al 100% con energía eólica. La instalación del tercer aerogenerador (2,3MW), dedicado exclusivamente a la alimentación de esta fábrica de motores, lo hace posible.

Esta planta de fabricación de motores diésel ya contaba con dos aerogeneradores, pero el incremento de producción ha empujado a Ford a instalar un tercero, de forma que el 100% del consumo eléctrico de la instalación provenga de nuevo de energías renovables.

¿Es realmente rentable para el planeta una instalación de estas características? Para Ford es rentable, pues es el tercer aerogenerador instalado en el mismo lugar. Para el planeta, parece que también.

En conjunto, el mini-parque eólico instalado genera el equivalente al consumo energético anual de 3.400 hogares y ahorrará la emisión a la atmósfera de casi 5.000 toneladas de CO2 (con el mix de generación actual).

Para los más escépticos, hay que aclarar que estos datos están calculados con un factor de capacidad del 27,5%, que es el que han tenido las otras dos turbinas ubicadas justo al lado. Esto significa que los ahorros anunciados suponen sólo la generación real que ha sido factible en ese mismo punto, y no una exposición al viento máxima (e irreal) todo el tiempo.

Para los todavía escépticos, el nuevo generador compensará su propia deuda energética (la energía empleada en su construcción y montaje) en los primeros 6 á 9 meses de funcionamiento. Puesto que su vida útil esperada es de unos 30 años, su saldo energético final será muy positivo.

Sin duda hay que dar la enhorabuena a Ford por esta iniciativa. Tanto si son criterios económicos, de imagen o de conciencia medioambiental (o tal vez una mezcla de todos) es de agradecer que cualquier fabricante intente minimizar sus emisiones y su impacto ecológico en general, como sucede en este caso.

Para que todo vaya bien ¿tiene que hacer viento? Pues sí, claro. Este tipo de instalaciones se realizan sólo en ubicaciones con una incidencia de viento que justifique la inversión, pero los datos meteorológicos del pasado no garantizan que haga viento todos los días en el mismo lugar. Tan solo es lo más probable para cada día. En periodos de calma, la planta está conectada a la red eléctrica convencional y tendrá que consumir cierta cantidad de energía no renovable.

Y llegamos, como siempre, al problema de las renovables. Cuando se realiza una instalación eólica o solar por definición dependemos de la meteorología, pero las necesidades que hay que cubrir no dependen en absoluto del sol o el viento; en este caso, las necesidades de producción de esta fábrica dependen de la demanda de vehículos Ford diésel, cuya conexión con la velocidad del viento es nula.

Resulta que toda instalación renovable ha de contar con otra instalación (redundante) de otra naturaleza, que pueda suplir sus periodos forzados de inactividad por causas meteorológicas. Estas instalaciones redundantes no pueden ser, a su vez, dependientes de la meteorología, por lo que se genera una espiral perversa.

Cada gigawatio de renovables necesita que exista en algún lugar otro gigawatio de centrales térmicas, de gas, nucleares o de otros tipos cuya capacidad sólo se emplea totalmente en momentos puntuales, y normalmente permanece en espera. Aunque el impacto ecológico global se ve sustancialmente reducido, cualquiera puede darse cuenta de que esto es carísimo. Es curioso que este problema no se menciona casi nunca en los medios.

Para terminar, no quisiera quedarme con las limitaciones, sino con las evidentes ventajas que aporta esta instalación. Si los aerogeneradores no estuviesen allí, la energía del viento que pasa por encima de la fábrica se perdería para siempre.

Sería una pena.

Fuente: Ford
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