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Un Bowler Wildcat autónomo desarrollado por la Universidad de Oxford, la última apuesta por la movilidad sin conductor

Un equipo de científicos de la Universidad de Oxford, en colaboración con Nissan y BAE Systems, ha desarrollado un nuevo vehículo autónomo tomando como base un Bowler Wildcat previamente modificado. Para ello han equipado el coche con un arsenal de sensores y procesadores que intentarán sustituir al GPS como principal método de orientación gracias a la visión artificial, mejorar la precisión de navegación, reducir las emisiones, interpretar las condiciones del tráfico, realizar una correcta gestión de riesgos, etc. de forma que el conductor (si es que puede seguir empleándose este término para designar a la persona que va sentada en el asiento del volante) pueda liberarse totalmente de la tarea de conducir.

Los investigadores han intentado alejarse de la tecnología GPS por su incapacidad para detectar y procesar la información de los alrededores del coche

«Un vehículo autónomo sólo puede conducir por sí mismo de forma óptima, segura y sin la necesidad de intervención humana conociendo el medio en el que se mueve«, dijo Paul Newman, profesor del Departamento de Ciencia e Ingeniería de la Universidad de Oxford y líder de la investigación. «Nuestra intención a largo plazo es desarrollar una nueva generación de coches autónomos que puedan hacer las carreteras más seguras, menos congestionadas, más limpias y que consigan un transporte público más accesible. Hacemos esto fabricando coches más inteligentes».

«Necesitamos coches que piensen y mantengan la concentración por nosotros, que no nos obliguen a conducir todo el tiempo. Si estamos en un atasco, ¿por qué no podemos ver el programa que nos perdimos la noche anterior, hablar por Skype con los niños, leer un libro o mandar un email y dejar que el coche trabaje por nosotros?»

Los vehículos autónomos apuntan directamente al futuro de la movilidad, y los actuales estudios sugieren que dentro de relativamente poco tiempo comenzarán a comercializarse. Sin embargo, aunque estos vehículos ya circulan por algunas carreteras (los de Google ya han recorrido más de 250.000 kilómetros sin conductor), los sistemas que llevan instalados aún tienen unos costes altísimos, lo que por el momento hace inviable su salida al mercado.

Hay que recordar que en torno al 90% de los accidentes de tráfico se deben a factores humanos, y que estos suponen un enorme impacto económico y un duro golpe para las arcas de todos los países desarrollados. Sin duda la aparición definitiva de este tipo de vehículos en nuestras vidas supondrá un avance en materia de seguridad similar, o incluso superior al que en su día supusieron el cinturón de seguridad, el airbag y el ABS. Aunque nunca debemos olvidar que, en última instancia y al menos de momento, siempre seremos nosotros los responsables de lo que ocurra en nuestro coche.

Fuente: Universidad de Oxford
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