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¿Cómo de ecológico es tu coche… antes de salir de la fábrica?

En la última década la eficiencia de los coches ha crecido significativamente y su impacto medioambiental se ha reducido de forma notable. El rendimiento de los motores es hoy en día mucho mayor por cada litro de carburante, (aunque eso no siempre se traduzca en una reducción proporcional del consumo total del coche) y las emisiones de CO2 y gases perjudiciales para la salud se ha limitado con los nuevos filtros antipartículas.

El análisis de ciclo de vida de los coches nos permite tener una visión más precisa de la sostenibilidad de la industria del automóvil

Pero en el mundo actual en el que la conciencia acerca de la sostenibilidad nos ha empujado a hacer interesantes análisis como el que llamamos “de ciclo de vida”, si queremos tener una noción global de la “limpieza” de los coches que circulan por las calles hemos de atender a los procesos de fabricación y reciclado de los mismos. Es decir, cuantos residuos se generan y cuantos recursos se emplean para crear cada unidad, y cuanto supone eso elevado a escala global.
La publicación de la guía de la industria europea del motor de ACEA en esta semana me parece una buena oportunidad para dar un vistazo panorámico a este aspecto de la producción de coches a menudo un poco olvidado.

Los fabricantes europeos y la mejora en la sostenibilidad

Según ACEA, los fabricantes de la Unión Europea han experimentado una importante reducción en el impacto ambiental de los procesos de producción desde 2005, medidos estos en diferentes indicadores. Si a esto sumamos el incremento en la eficiencia y la reducción global de emisiones en los productos finales (los coches) tenemos que el impacto total del ciclo de vida de cada unidad fabricada en la Unión Europea se ha reducido considerablemente en la última década, y continúa haciéndolo año a año. Las medidas y recomendaciones de eficiencia impuestas por la Unión, así como las políticas implantadas por los fabricantes, han dado como resultado algunos logros importantes.

Desde 2005 los fabricantes europeos han reducido un 27’3% el consumo de agua, un 3’4% el de energía y un 9’6% las emisiones de CO2

Uno de los indicadores principales en los que medimos la eficiencia en la actualidad, las toneladas de CO2 emitidas por año, se han reducido en el total de los fabricantes de la Unión un 9’6%, mientras que la emisión por unidad fabricada ha bajado un 2’9% desde 2005. Con el consumo de energía, que es un dato ligado al anterior, se da una curiosa contradicción. Mientras el consumo global de los fabricantes ha bajado un 3’4%, el consumo por coche ha subido un 3’7% en el mismo periodo, con un fuerte ascenso del 8% desde 2007, algo a lo que no parece fácil encontrarle una explicación. De hecho, hay varios indicadores que apuntan un leve incremento entre 2009 y 2010 sin que quede claro a qué se debe.

Al mismo tiempo, dos indicadores de gran interés, como son el gasto de agua y la generación de residuos, también parecen haber mejorado notablemente. En un mundo en el que el agua se está convirtiendo en un bien tan preciado y quizá escaso, es interesante ver que ha habido una reducción en el consumo total de un 27’3%, mientras que el consumo por unidad ha bajado un 21’9%. Los residuos sólidos emitidos también han descendido un 4’7% en total pero, al igual que en el caso de la energía, el volumen de residuos por unidad fabricada subió levemente, un 2’4%. Curiosamente este dato no tiene en cuenta la escoria metálica generada en el proceso de fabricación que en muchos casos supera en tres o más veces a esa cifra.

La política medioambiental de los fabricantes

Estos datos ponen de manifiesto que desde hace al menos década y media los fabricantes de coches han puesto un gran empeño en reducir el impacto de sus vehículos y sus procesos de producción. Por ejemplo el grupo Volkswagen planea invertir unos 40 000 millones de euros hasta 2016 en la investigación en vehículos más eficientes y en procesos de fabricación más sostenibles, y otros 14 000 millones adicionales en colaboración con capital chino para los mismos fines en ese país. Con ello pretenden reducir hasta 2018 un 25% en consumo de energía y agua así como las emisiones de CO2.

No se puede decir que estos compromisos de los fabricantes sean un brindis al sol, ya que los datos les respaldan. El grupo BMW ha reducido en un 30% la media de las emisiones de CO2 de sus vehículos desde 2005, y en VW el compromiso es reducir el consumo de agua en la fabricación un 15% de media con cada nueva generación de sus modelos.

Fabricantes como Opel o Renault han incorporado la energía fotovoltaica a sus plantas, y complejos sistemas de reutilización de la energía

Al mismo tiempo, la incorporación de las renovables al ciclo de suministro de energía de los fabricantes es una tendencia generalizada. Por poner dos ejemplos, si ya hace algunos años Opel España instaló la planta fotovoltáica más grande del mundo en el tejado de su planta de Figueruelas (Zaragoza), y también en la de Rüsselsheim, Renault anunció el año pasado un proyecto con Gestamp Solar para montar un total de 450 000 m2 de placas solares (60 MW de potencia) en sus plantas de Douai, Maubege, Flins, Batilly, Sandouville y Cléon. Asimismo la empresa implantó recientemente en su factoría de Sandouville un sistema de calentamiento del agua usada para la producción que aprovecha el calor generado por su propio sistema de reciclaje de deshechos, ahorrando una importante cantidad de emisiones de CO2 en el proceso.

La industria del automóvil ¿Más limpia?

Atendiendo a todos los datos esta claro que la industria del automóvil en Europa es mucho más limpia de lo que era hace apenas década y media. Ahora bien ¿Significa eso que la industria global del automóvil se ha convertido en una industria limpia? Para responder a eso conviene dar un par de pasos hacia atrás y mirar al panorama a gran escala.

En el año 2000 el 39% de los coches del mundo se hacían en Europa. En 2011 fue sólo el 26%. Brasil, Rusia, India y China producen hoy más que Europa y Estados Unidos juntos

En el año 2000 se produjeron en el mundo 41 millones de coches, de los cuales unos 16 se fabricaron en la Unión Europea (39%), en torno a 9 tanto en Norteamérica (EEUU, Canada y Méjico) como en Japón (22% cada uno), y el 16% restante entre Brasil, Rusia, India, China y Corea del Sur. En 2011 se han producido unos 60 millones de coches en el mundo, pero el panorama ha cambiado bastante. Mientras que en Europa se han fabricado aproximadamente las mismas unidades ahora sólo representa un 26% del total, en Norteamérica la cifra ha descendido hasta los 5’5 millones, menos del 10% del total, con una reducción un poco menor para Japón. La explicación está en que en el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se han producido casi 22 millones de coches (más que entre Norteamérica y Europa juntos). Desde 2005 el número de unidades producido en los mercados emergentes ha subido un 300% y el número de coches fabricados en el mundo un 24%.

Esta ensalada de datos revela algo que ya sabíamos: que en el mundo actual la tostada de la industria del motor ya no se juega entre Europa y Estados Unidos. El esfuerzo de los fabricantes europeos por elevar sus niveles de eficiencia y sostenibilidad en sus plantas de la Unión es encomiable pero ¿Llevan ese esfuerzo a los mismos extremos en los países emergentes o simplemente cumplen con la normativa de cada país? Como es conocido, el conflictivo mercado del CO2 mundial vive una permanente pugna entre países desarrollados y emergentes, algunos de los cuales no han firmado o han firmado a regañadientes y con muchas condiciones el Protocolo de Kyoto (que ya se considera obsoleto). De manera que, en el mercado del automóvil actual más de un tercio de los coches del mundo se producen en países cuyas normativas medioambientales son mucho más relajadas que la europea.

Un coche fabricado en Europa habrá consumido 4500 litros de agua, 2’9 MWh de energía y emitido 840 kg de CO2 al llegar al final de la cadena de montaje

Si reducimos los datos a una sóla unidad quizá nos hacemos una idea de las magnitudes. Un coche medio salido de una cadena de producción europea, con sus altos estándares de eficiencia, todavía habrá consumido una cantidad de recursos importantes hasta llegar a subir al camión que lo transporte. En su fabricación se habrán consumido unos 2’9 MWh de energía eléctrica y alrededor de 4’5 m3 de agua. La energía empleada habrá emitido unos 840kg de CO2 antes de que el coche haya recorrido un sólo kilómetro, y el proceso habrá generado unos 90kg de residuos sólidos y alrededor de tres veces más en escoria metálica.

Esto quiere decir que, con la tendencia actual creciente del mercado mundial del automóvil, y con el creciente peso del mercado asiático (42% de las ventas globales en 2011), es mejor que no bajemos la guardia en la batalla por la sostenibilidad, y que las marcas comprendan que todos los esfuerzos son pocos. Hasta ahora lo han logrado, pero el acelerón del mercado mundial va a ser muy exigente.

Fuente: ACEAVW Sustainability ReportBMW Sustainable Value ReportRenault Sustainable Mobility

Fotos: SCENARIO ARA – Architectes – Douai | ACEA | VW BlueThink Factory, Feria de Hannover | Planta fotovoltáica, Rüsselsheim – Opel

En Tecmovia: Las ciudades chinas imponen restricciones al automóvil ¿Negocio vs Medio Ambiente?

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