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¿Por qué ha paralizado Alemania la aprobación de una normativa de emisiones de CO2 más ecológica?

Alemania sigue librando una dura batalla política contra el resto de la Unión Europea y en este caso no hablamos de rescates ni de crisis, sino de las emisiones de CO2. Bajo el convencimiento de que es necesaria una legislación que ponga cerco al consumo y la contaminación de nuestros automóviles, la Unión Europea se proponía endurecer las emisiones medias por fabricante y limitar los bonos por los cuales una marca puede “comprar” contaminar más que el resto. Desde el principio Alemania se ha opuesto de lleno a que esta legislación vaya adelante, al menos en los términos establecidos inicialmente.

La preocupación de la industria alemana llegaba precisamente por la certeza de que para ellos supondría un agravio comparativo respecto a franceses o italianos. Al contar con numerosos fabricantes de lujo y por lo tanto con motores más potentes y contaminantes, las dificultades de los alemanes para lograr el objetivo propuesto de 95 g/km de CO2 en 2020 serían mayores que para el resto de fabricantes europeos, que gozan de una flota compuesta eminentemente por utilitarios y turismos de tamaño pequeño y medio.

De momento Alemania ha logrado que se retrase la aprobación de esta normativa y busca aliados para evitar que se lleve a cabo en algún momento.

El lobby alemán se confabula para evitar el agravio frente a franceses e italianos

Angela Merkel

Es evidente que la decisión afectaría a fabricantes alemanes de la talla de Audi, BMW y Mercedes-Benz y beneficiaría a otros como Renault, PSA (Peugeot y Citroën) y Fiat.

Ford ya ha mostrado su descontento por la presión de Alemania para retrasar el acuerdo y la canciller alemana Angela Merkel al menos está consiguiendo que la decisión se siga retrasando y con suerte logrará su objetivo de que no se llegue a un acuerdo antes de las elecciones del parlamento federal de septiembre.

El definir bajo normativa europea unas emisiones medias de 95 g/km de CO2 supondría que todos los fabricantes deberían lograr que la media de emisiones de su producción de automóviles no superase esa cifra. Obviamente, la Unión Europea establecería una normativa más laxa para marcas dedicadas única y exclusivamente a una producción modesta de deportivos y vehículos de lujo.

Por otro lado los fabricantes también podrían aspirar a un objetivo menos estricto fabricando automóviles eléctricos y enchufables.

Poniendo cerco al bono del coche eléctrico

Angela Merkel

La Unión Europea pretende reducir el número de bonos, por producir coches eléctricos, que podría utilizar cada fabricante para compensar la producción de automóviles más contaminantes.

Hecha la ley, hecha la trampa. Alemania también apuesta por mantener unos bonos específicos con los que poder “comprar” ese exceso de emisiones respecto a los 95 g/km propuestos. Cada vehículo eléctrico fabricado, o de emisiones especialmente bajas (híbridos, eléctricos enchufables…) ayudaría a compensar el exceso de emisiones de un vehículo muy contaminante y evitar las sanciones que la Unión Europea establecerá para los fabricantes que en 2020 no cumplan con la normativa.

Y aquí llega otro de los puntos fundamentales en los que el lobby de la industria alemana choca con los intereses del resto de la Unión. Europa quiere acotar el volumen de bonos o “supercréditos” que utilice cada fabricante para compensar sus excesos de contaminación, de forma que la solución de producir turismos eléctricos en la mayoría de los casos no sería suficiente para compensarlo.

Es difícil pronosticar que sucederá finalmente, pero de momento Alemania ha logrado paralizar el acuerdo y retrasar la aprobación de esta medida.

Fuente: Autonews I | Autonews II
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