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5 lecciones sobre seguridad vial que aprendí conduciendo a más de 200 km/h

Ahora que nadie me está leyendo puedo decirlo. He conducido a más de 200 km/h y trato de hacerlo siempre que puedo. No hablo de conducción en circuito, en rectas que puedan permitirte alcanzar a esa velocidad, ni necesariamente de deportivos de más de 500 CV de potencia. Hablo de carreteras públicas, entre coches que pueden ir a la mitad de tu velocidad. Evidentemente no me he vuelto loco, ni estoy pidiendo a la DGT que me quite todos mis puntos. Basta viajar a Alemania para experimentar la sensación de conducir sin límite de velocidad una experiencia que hemos vivido y vivimos a menudo, tanto por nuestros viajes personales, como por los viajes que realizamos todas las semanas para ofreceros algunas de las pruebas que podéis leer en Diariomotor. Conducir a más de 200 km/h ciertamente es una experiencia, pero también un ejercicio muy instructivo para aprender estas 5 valiosas lecciones sobre seguridad vial, y otras muchas que me gustaría desgranar en esta serie de artículos. Lecciones que, en última instancia, deben convertirnos en mejores conductores y, sobre todo, en conductores más seguros.

1. No tener límite de velocidad es un gran poder, pero también una gran responsabilidad

Cuando uno conduce un turismo normal y corriente por las carreteras españolas – y nos olvidamos de casos excepcionales, como vehículos pesados, vehículos que tiran de un remolque, etcétera – basta con cumplir con los límites de velocidad para no verte en una situación comprometida. La ausencia de límites de velocidad exige a un conductor tomar consciencia, de verdad, de la responsabilidad que exige conducir un coche sin que continuamente te estén recordando las normas que has de cumplir o vivas con el temor de que un radar te cace incumpliéndolas. Exige que seas consciente de las capacidades del coche que conduces, de por qué ni tan siquiera en las carreteras mejor asfaltadas has de confiarte y pasar por esa curva a más velocidad de la debida, exigen que prestes la máxima atención a todo lo que sucede alrededor, que no pierdas de vista la superficie de la carretera y te anticipes a cualquier irregularidad del asfalto, que levantes bien la cabeza para contemplar el radio de la siguiente curva antes de que hayas salido de la anterior.

Todo esto pueden parecer perogrulladas, eso es cierto. Pero todos estos factores que son aplicables a un viaje de alta velocidad en una carretera sin límite específico de velocidad máxima también lo son para cualquier carretera limitada a 100 o 120 km/h en condiciones extremas, con lluvia, con nieve, con niebla, o conduciendo un vehículo con ciertas limitaciones.

Cuando ninguna norma te impide ir a la máxima velocidad que alcanza tu coche, toda la responsabilidad sobre la velocidad adecuada para circular recae en ti mismo, en el conductor

2. Tan peligrosa es una alta velocidad, como la diferencia de velocidades entre vehículos

Según los límites de velocidad, máximos y mínimos, en las autovías y autopistas españolas, la máxima diferencia que en teoría debería existir entre dos coches estaría a lo sumo en los 60 km/h, salvo casos excepcionales, y otros vehículos sin motor. De nuevo imaginándonos un caso extremo, el de una Autobahn sin límite de velocidad, hemos de pensar en lo que significa que por carriles adyacentes puedan circular turismos a 110 o 120 km/h y por el carril izquierdo se aproxime un vehículo a más de 200 km/h. Extremar la precaución al pasar junto a otros vehículos cuando estamos circulando a gran velocidad es necesario para evitar accidentes realmente graves.

Al circular a gran velocidad las sensaciones se magnifican, pero también se alarga el tiempo desde que reaccionamos ante una situación de riesgo, hasta que la resolvemos. La frenada se alarga, recorreremos grandes distancias en el tiempo que pasa entre que se produce una situación de riesgo y reaccionamos, y el tiempo que tendremos para actuar será menor. De ahí que tengamos que controlar en todo momento los movimientos del resto de vehículos con los que compartimos la carretera y ser mucho más precavidos al cambiarnos de carril.

Un buen ejemplo lo tenemos en el vídeo que os mostramos a continuación y que precisamente publicábamos estos días recordando lo que no debemos hacer en la Autobahn.

Si viajas a gran velocidad, ten muy en cuenta que la diferencia que existe entre tu velocidad y la de otros coches es realmente alta

3. Circular por el carril derecho no solo es un hábito cívico, sino también crucial para evitar sustos

En carreteras por las que el grueso de los conductores se desplazan a velocidades en el entorno de los 120 km/h, que un conductor se aficione al carril izquierdo no suele generar riesgos tan altos para la seguridad, como incomodidad en el resto de conductores que ven ralentizada su marcha, o no pueden adelantar, por culpa de esos conductores que no cumplen con la norma de circular siempre por el carril derecho. En Alemania, y en tramos en los que el carril izquierdo puede estar ocupado por vehículos que circulan a más de 200 km/h, utilizar correctamente los carriles no solo es una muestra de conocimiento de la normativa y de civismo, sino también esencial para evitar accidentes muy graves. Y tal vez por eso en Alemania los conductores sean tan respetuosos con el carril izquierdo.

En una carretera sin límite de velocidad – y en cualquier carretera – solo deberíamos utilizar el carril izquierdo para efectuar adelantamientos, obviamente cuando ningún otro vehículo se aproxime por este carril y regresar a nuestro carril inmediatamente en cuanto hayamos efectuado el adelantamiento. También es necesario que seamos muy cautos ocupando el carril izquierdo, incluso cuando no veamos que se aproxima ningún coche. Si acabamos de pasar por una curva con poca visibilidad, o cambios de rasante, cualquier coche que se aproxime a gran velocidad por el carril izquierdo podría tardar demasiado en reaccionar en el momento en que tenga contacto visual con nosotros.

Estos consejos tan importantes en las Autobahn, de nuevo, son muy útiles también cuando circulamos por las carreteras españolas, limitadas a 120 km/h.

Circular siempre por el carril derecho se convierte en una cuestión de seguridad esencial cuando lo hacemos por carreteras sin límite de velocidad máxima

4. Aprende a ajustar tu velocidad a la orografía del terreno y el trazado por el que circulas

Uno de los aspectos que más me ha sorprendido de algunos tramos de Autobahn sin límite de velocidad es el hecho de que la ausencia de los límites siga presente, incluso en zonas más reviradas, con curvas ciegas, que en muchos casos en una autopista española hubieran supuesto un límite de velocidad máxima más estricto, incluso de 100 km/h. Esto va unido al punto anterior, y a lo cautos que debemos ser al cambiarnos de carril, y también al primer punto de esta lista de consejos, el de la gran responsabilidad que asumen los conductores.

El conductor ya no solo ha de tener en cuenta si su coche será capaz de negociar una curva o un cambio de rasante a cierta velocidad, sino también del tiempo que tardará en reaccionar si se encuentra con otro coche a una velocidad muy reducida adelantando al otro lado de esa curva ciega, o ese cambio de rasante.

Si los conductores, ya sea en la Autobahn, o en una carretera española limitada a 120 km/h, fuéramos mucho más precavidos al circular por tramos con este tipo de curvas, o cambios de rasante, muy probablemente se evitarían muchos accidentes. En las Autobahn, y en zonas delicadas, que no puedan garantizar un contacto visual de los coches que podríamos encontrarnos en nuestro carril a la distancia suficiente como para reaccionar, y reducir nuestra velocidad, deberíamos ser muy precavidos y reducir la velocidad en la medida de lo posible.

Anticiparse a lo que pueda suceder tras un cambio de rasante, o una curva con poca visibilidad,
puede evitar accidentes muy graves

5. Vigila constantemente la superficie del asfalto

Huelga decir lo importante que resulta que tengamos controlada la adherencia del asfalto, no solo con lo que nos transmita el tacto de la dirección o de nuestro coche a pisar sobre el firme, sino también visualmente, en condiciones extremas, como nieve, o lluvia. Pero también es importante que vigilemos el asfalto y nos anticipemos a cualquier irregularidad. Incluso en carreteras relativamente bien conservadas, como las Autobahn, es fácil que nos encontremos con juntas de dilatación o baches que puedan comprometer la estabilidad de nuestro coche, especialmente en el carril derecho, entre otras cosas por la cantidad de turismos que viajan por estas autopistas y el tránsito continuo de vehículos pesados.

Has de ser muy consciente de la reacción que puede tener tu coche al pasar sobre un bache a gran velocidad, y este consejo también es sumamente importante para los vehículos más deportivos, que han sido creados para circular a gran velocidad. Hemos probado deportivos muy potentes y rápidos que por su configuración del chasis y los amortiguadores pueden meternos en problemas si pasamos sobre un bache a gran velocidad, y especialmente si ese bache nos lo encontramos en una curva y en pleno apoyo.

Un bache, cualquier objeto que haya caído sobre el asfalto, o una junta de dilatación, puede comprometer la estabilidad del coche que circula a gran velocidad, especialmente si nos encontramos con ello en una curva, en pleno apoyo

Prestar mucha atención a lo que nos espera más adelante teniendo controlada la superficie del asfalto es crucial, y no solo circulando a más de 200 km/h en una Autobahn. A 120 km/h, un bache también puede comprometer la estabilidad de nuestro coche. Y en el asfalto de una carretera también podemos encontrarnos con obstáculos que resulta conveniente esquivar, desde piezas de metal que pueden haberse desprendido de un vehículo pesado, hasta cualquier deshecho que haya podido acabar llegando de forma misteriosa a la carretera.

En próximas entregas seguiremos analizando algunas lecciones de seguridad importantes que hemos aprendido en carreteras sin límite de velocidad y que perfectamente son aplicables en las carreteras españolas, limitadas a 120 km/h.

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