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Saipa Tiba SX, prueba en Irán (I) Un coche low-cost de fabricación 100% iraní

En esta ocasión, os traemos una prueba de un vehículo muy diferente a lo que estamos acostumbrados, y que pocos medios occidentales han catado. Por mi estancia en Irán, he podido acceder a un Saipa Tiba. El Tiba es un coche de fabricación 100% iraní, supuestamente uno de los mejores exponentes de la mayor industria automovilística de todo Oriente Medio. El mismo Mahmoud Ahmadinejad condujo antes que nadie el Tiba, al que consideró un triunfo épico de la industria iraní. Sus palabras, no las mías. Nosotros sólo seguimos sus pasos.

El Saipa Tiba es un utilitario de carrocería sedán, un vehículo similar a por ejemplo el Chevrolet Aveo Sedán. Su posicionamiento es abiertamente low-cost, debido a que la renta per cápita de los iraníes es limitada y de otra manera no podrían permitirse adquirir el coche. En Diariomotor no cesamos nuestro empeño en ampliar vuestro conocimiento sobre el mundo del automóvil, y si alguna vez la industria automovilística iraní llega a Europa, podremos decir que fuimos el primer medio español en probar un coche iraní.

¿Quién fabrica el Saipa Tiba?

Saipa comenzó ensamblando coches extranjeros bajo licencia, ahora, produce su primer vehículo 100% propio.

El fabricante es Saipa Corporation. Su nombre no dice mucho, la verdad. Es el segundo fabricante automovilístico de Irán, tras Iran Khodro Group. Saipa nació en el año 1966 como Société Anonyme Iranienne de Production Automobile. La sociedad fue creada con el objetivo de ensamblar en Irán kits CKD – complete knocked-down – de Citroën. Hoy en día se sigue ensamblando el Citroën C5 a pequeña escala en Irán, pero su principal línea de negocio es la fabricación y montaje de vehículos propios y el ensamblaje de kits CKD de diferentes modelos de Nissan y Renault.

Saipa Tiba SX, prueba en Irán (I) Un coche low-cost de fabricación 100% iraní Saipa Tiba SX, prueba en Irán (I) Un coche low-cost de fabricación 100% iraní

Saipa ensambla en Irán el Dacia Logan – que vende como Renault Tondar 90 – además del Nissan Maxima de la anterior generación, el actual Nissan Murano y el Renault Mégane Sedán, entre otros vehículos extranjeros. Saipa es más conocida por producir versiones evolucionadas del Kia Pride de los años 80, basado a su vez en el Ford Festiva. Los Saipa Pride tienen un chasis con más de 25 años, motores ligeramente evolucionados y una seguridad pavorosa. Con todo, son baratos (4.500€), fiables y suponen cerca del 40% del parque automovilístico iraní.

Desde el año iraní 1389 (marzo de 2009-marzo de 2010) Saipa ha comenzado a producir un coche 100% propio. Es el Saipa Tiba, desarrollado casi al completo en Irán. Emplea una plataforma modificada del Kia Pride, alargada y reforzada, con una supuesta inversión en seguridad. Su motor no ha sido desarrollado en Irán, es un desarrollo de la empresa alemana FEV GmbH., una ingeniería especializada en motores. Entre otros, han contribuido a la fabricación de la última generación de motores dCi y tCe del Grupo Renault.

Saipa Tiba SX, prueba en Irán (I) Un coche low-cost de fabricación 100% iraní

El coche ha sido también diseñado en Irán, y a finales del actual año 1392 (marzo de 2013-marzo de 2014) comenzará a venderse una versión hatchback del Saipa Tiba, cuyo aspecto es mucho más agraciado, todo ha de decirse. Las sanciones internacionales a Irán han aislado mucho al país con respecto a la comunidad internacional. El Tiba es uno de los esfuerzos de autosuficiencia iraní – visibles en todos los sectores de la economía – que aspiran a levantar la economía de Irán. A pesar del empeño, es un producto que no está a la altura de Europa.

La unidad probada tenía algo más de 40.000 km, y estaba matriculada a finales de 2011. No es el ejemplar más nuevo del mundo, pero estaba bien cuidado y he podido conducirlo sin limitaciones durante dos días. Su acabado es el SX, tope de gama. Arrancamos…

Vuelta a los años 90 en habitabilidad y calidades

Sentarse en el Saipa Tiba es como retroceder 20 años en el tiempo hasta principios de los años 90…

Abro la puerta del conductor y me siento en asiento, forrado con una funda poco agraciada, pero que es casi norma en Irán. No sea que el asiento se gaste. Desde el primer momento, parece que he retrocedido 15 o 20 años en el tiempo. Tanto el diseño del salpicadero como los materiales son más propios de los 90 que de la segunda década del Siglo XXI. Los materiales son exclusivamente plásticos duros, de acabados mediocres y muchas rebarbas cortantes.

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Al nivel de los primeros Dacia Logan de hace más de 10 años, pero tampoco peores. Los asientos son pequeños y voy muy cerca del copiloto. Mi cabeza va cercana al techo, y el asiento no es regulable en altura. La talla media del iraní es inferior a la española, pensemos que es por eso. El volante es regulable en altura, y logro una postura relativamente cómoda con facilidad. Una de las ventajas de que su interior no sea amplio es que todo queda a mano, desde los controles de climatización al equipo de sonido.

Hay un hueco bajo la consola central donde los iraníes ponen sus ubicuas cajas de pañuelos de papel. Un móvil también cabría. La guantera es pequeña y al cambiar de marcha rozaremos siempre la pierna de nuestro acompañante, cosa que puede ser buena o mala, en función de nuestro grado de afinidad con dicha persona. Un breve inciso al respecto: la policía de la moralidad islámica puede buscar serios problemas a una chica iraní si viaja a solas con un hombre y no existe un parentesco directo con ella.

El ambientador colocado sobre el salpicadero no es de serie, pero es el primer accesorio que todos los iraníes instalan en su coche, junto a las fundas para los asientos y las alfombrillas de goma. Curiosamente, muchos ni siquiera quitan las fundas de plástico que vienen de fábrica en asientos, parasoles o palancas de intermitentes. No ha sido el caso, una verdadera pena no haber podido experimentar esta tradición, que se prolonga durante lustros en algunos coches.

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Es una pena que el interior del coche no estuviese forrado en plástico, algo habitual en muchos coches iraníes.

El ajuste de los retrovisores es manual y los ocupantes de las plazas traseras tienen que bajar las ventanillas al método tradicional: manivela. Las plazas traseras son correctas para dos adultos, pero no más, por su estrechez. Ello no impide a siete u ocho personas viajar al mismo tiempo en coches como el Tiba. La abuela y los niños suelen ser los inquilinos habituales en los viajes a la costa, que recuerdan mucho a los que en España se hacían durante los años 70.

Donde sí destaca el Saipa Tiba es en su maletero: en apenas 4,10 metros de longitud consigue un maletero de al menos 400 litros de capacidad. Antes de emplazaros a la siguiente entrega de esta prueba es necesario recalcar que a pesar de ser un coche muy básico, cuenta con todo lo que una familia iraní necesita de un coche a nivel de coste, espacio y prestaciones. Hay que tener en cuenta las diferencias culturales y el desarrollo de Irán, muy inferior al de España en algunos aspectos a causa de la disparidad salarial.

No os perdáis la siguiente parte de la prueba: ya nos ponemos en marcha.

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