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BMW 333i E30 (1985): el desconocido BMW M3 sudafricano

Corrían los años ochenta, y Sudáfrica se posicionaba como uno de los mercados exteriores más potentes de BMW. Fue el primer país fuera de Alemania donde BMW abrió una filial productiva, que a día de hoy sigue funcionando a pleno rendimiento. BMW quería competir en las extintas carreras del Grupo 1 en Sudáfrica, y para ello tuvo que producir diversas homologaciones de calle, en la forma de varios BMW muy exclusivos. El más conocido fue el BMW 333i, basado en la Serie 3 de segunda generación. Un BMW M3 sudafricano, cargado de genes Alpina.

Cuando BMW tenía su 333i a punto de caramelo, el Grupo 1 dejó de existir, terminando también de forma efectiva con el BMW M1. Bernd Pitschreider – entonces director de BMW Sudáfrica – fue uno de los artífices de este proyecto. La idea era sencilla: instalar uno de los seis cilindros más grande del arsenal de BMW en una de las carrocerías más ligeras. Sólo 210 unidades del BMW 333i E30 fueron producidas entre 1985 y 1987, y todas ellas tenían carrocería coupé. Lo que las hacía verdaderamente especiales eran los implicados en su desarrollo.

Hoy en día el BMW 333i es considerado uno de los BMW más exclusivos y extraños jamás producidos. Sus precios reflejan esto.

BMW escogió el propulsor «big-six» M30 de los 633 CSi y 733i por sus grandes reservas de par, simplicidad mecánica y facilidad de potenciación. El M30 tenía sólo dos válvulas por cilindro, pero era extremadamente robusto y disponía de inyección de combustible Bosch L-Jetronic. BMW Motorsport y Alpina colaboraron en el desarrollo del M30 del BMW 333i. Alpina aportó nuevos colectores de admisión, un nuevo radiador y un escape menos restrictivo. Estas modificaciones fueron desarrolladas en sus instalaciones de Buchloe, en Baviera.

BMW Motorsport se encargó de poner a punto el sistema de alimentación de combustible, además de instalar un autoblocante trasero al 25% y una caja de cambios ZF muy similar a la del BMW M3 – con la primera hacia abajo y atrás. El motor atmosférico de 3.210 cc pasó a desarrollar 197 CV a 5.500 rpm, con un contundente par motor de 285 Nm a sólo 4.300 rpm. La curva de par fue modificada con el objetivo de lograr unos mejores bajos en el coche de calle, cuya cilindrada fue la mayor jamás vista en un Serie 3 E30.

BMW no llegó a vender el M3 en Sudáfrica, ya que nunca se ofreció con volante a la derecha de forma oficial.

Además, el coche montaba de serie un kit de carrocería M-Technik, además de discos de freno rallados firmados por Alpina y llantas de 16 pulgadas y 20 palos, también específicas del preparador bávaro. En su interior no había demasiadas modificaciones con respecto a otros Serie 3. Sin embargo, sí poseía una instrumentación específica, con un velocímetro que llegaba a los 270 km/h y agujas rojas reservadas a los BMW Motorsport – recordemos que el BMW 333i fue lanzado antes que el BMW M3 E30, que llegaría al mercado meses después.

Tenía unas prestaciones más que buenas, con un 0 a 100 km/h en 7,4 segundos y una velocidad máxima de 228 km/h. Las cifras obtenidas por diversas revistas en su época revelaron cifras aún mejores. Un detalle curioso del BMW 333i es que el motor ocupaba tanto sitio bajo el capó, que sus compradores se veían forzados a elegir entre un sistema de aire acondicionado – más bien imprescindible en un sitio como Sudáfrica – y la dirección asistida. Personalmente, habría preferido no tener dirección asistida que morirme de calor.

BMW también produjo en exclusiva para Sudáfrica un 745i equipado con el 3.5 de seis cilindros del BMW M1. Sí, un «M7».
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