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¿Cómo demonios lo han hecho? Este asfalto se repara solo. Adiós a los socavones

Las cuentas no salen. En España hay más de 25.000 kilómetros de carreteras, de los cuales más de 15.000 se corresponden con vías de gran capacidad, autovías y autopistas. Unas infraestructuras de este calibre exigen una gran inversión en mantenimiento, inversiones que no siempre se llevan a cabo, especialmente en tiempos de crisis y austeridad, dichosa austeridad. No hará falta que os digamos que unas carreteras en mal estado no solo son incómodas, sino también peligrosas para nuestra seguridad y dañinas para los componentes de nuestros coches. De ahí que la idea, a priori sorprendente, de un asfalto capaz de repararse automáticamente, sea tan apetecible. ¿Cómo demonios lo han conseguido?

El trabajo de investigación y desarrollo es crucial para mejorar las propiedades de los materiales utilizados en el asfaltado de carreteras.

Aunque parezca que el asfalto que reviste nuestras carreteras apenas ha evolucionado, y apenas va a evolucionar en los próximos años, existe un campo muy interesante sobre el que investigar para desarrollar nuevos materiales que mejoren sus propiedades. Y entre esas propiedades que es deseable mejorar estarían la sonoridad, la capacidad con que se adhiere el neumático, y la durabilidad. ¿Sabías que los neumáticos reciclados se utilizan para crear el betún empleado en el asfalto de las carreteras? Ver nuestro artículo sobre el proceso de reciclaje de un neumático.

La clave está en el uso de mezclas de betún, deshecho de neumáticos reciclados y resinas elásticas.

Hace años Repsol (ver noticia) ya anunciaba que en su Centro de Tecnología de Móstoles estaban trabajando en una tecnología que haría que el asfalto de las carreteras fuera capaz de cicatrizar, siguiendo procesos similares a los de organismos vivos.

En este reportaje de RTVE veíamos la tecnología desarrollada por los proyectos europeos HEALCON y SHINE, en los que participa ACCIONA Infraestructuras. Proyectos que están investigando la posibilidad de crear materiales, hormigones y firmes, capaces de auto-regenerarse. De manera que los costes económicos, generalmente de mantenimiento, la contaminación y las molestias asociadas a esas brechas se minimicen.

Esta tecnología se basaría en crear una mezcla de betún, polvo de neumáticos reciclados y un material de poliuretano, que confiere flexibilidad al material y reparar las grietas en unas horas gracias a los elastómeros auto-reparantes. Piensa en esos materiales como en un chicle, que tras una ruptura y con la compresión del firme es capaz de volverse a unir y no quebrar de nuevo por el punto de ruptura anterior. Su aplicación en el asfalto de las carreteras es interesante, pero aún más en otras intraestructuras, como pilares de hormigón.

Las primeras pruebas de estos materiales se llevarán a cabo a finales de 2016 en Madrid, en el Demopark de Algete.

En Diariomotor: Un vistazo a la “máquina cremallera” que cada mañana pone los carriles de las carreteras

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