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Diario de Bakú: miércoles de preparación y tráfico cerca de los muros

En la preparación de un circuito urbano se necesita una delimitación básica de las calles para saber exactamente dónde tiene lugar la competición y dónde no. La anticipación y magnitud de un Gran Premio de Fórmula 1 hace que los lugares principales de Bakú ya estén cortados y vallados durante la misma semana de la carrera, generando así un sensación de esperable desorganización en los alrededores del trazado de seis kilómetros de longitud. Aun así, hay pocos elementos dejados al azar, especialmente en cuestiones de seguridad y de vigilancia.

El lugar dónde me hospedo se encuentra en una pequeña calle situada al lado de la Nizami, una de las avenidas comerciales más peatonales y ocupadas de la ciudad. Un paseo por la zona deja entrever cierta sensación de multitud sin ser ésta asfixiante, aunque el verdadero potencial económico está unas calles más abajo. Justo después de la Nizami llega la calle Xaqani, dónde se sitúa la larga recta entre la segunda y la tercera curva. Dicha calle ya está más que cortada y llena de muros, con un guardia de seguridad aproximadamente cada 100 metros y un espacio suficiente para que se pueda pasar de uno en uno por la acera.

Bajando por la calle de Aleksandr Pushkin, lugar de conexión entre ambas rectas, llegamos a una de las entradas del paddock en la calle principal del evento. La avenida Neftchilar se nombró así en honor a los trabajadores del petróleo y es sin duda el centro de operaciones del Gran Premio, con dos kilómetros de velocidad elevada y un amplío espacio de escapatoria. Los operarios van colocando las protecciones y el reloj de Rolex mientras nos dirigimos al centro comercial Port Baku, dónde se entregan las acreditaciones y se encontrarán restaurantes adecuados para comer a un precio relativamente asequible.

Los alrededores del centro comercial presentan un par de concesionarios de Aston Martin (provisionalmente vacío) y de Ferrari, acompañado éste por la Store de la marca del Cavallino. La tienda de Bakú recuerda mucho a la que había en Barcelona y a la presente en el Ferrari Land, contando con un extra tentador en forma de simulador. La elevación del potencial económico se mezcla con la aparición de un parque móvil variado y una sensación particular de transporte en el tiempo a medida que se pasa por las calles de una urbe extraña, que acoge a sus visitantes sin excesos por el momento a falta de subir el nivel de exigencia durante el fin de semana.

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