Nunca antes – y lo diré firmemente y sin temor a incurrir en exageración alguna – la industria del automóvil europea se había enfrentado a un período de incertidumbre tan acusado como este, por cuestiones regulatorias, disrupciones inesperadas, la irrupción de nuevos competidores y, por si no fuera poco, agitaciones en el ámbito geopolítico.
Las puertas del infierno para Europa
Hasta hace apenas unos días el de las tierras raras y las cuitas entre China y Estados Unidos se perfilaba como uno de los riesgos, más inmediatos, y con mayor potencial destructivo, para la industria europea. Un riesgo que en estos momentos podría encontrarse en vías de resolución, si la administración Trump y China convalidan el acuerdo al que habrían llegado la semana pasada (Reuters).
Entretanto ha surgido un nuevo problema. Ormuz, y una franja de mar de unas decenas de kilómetros por la que circula un 20% del petróleo mundial. Un conflicto entre Israel e Irán que ha escalado dramáticamente en los últimos días. Y la apertura de un escenario inmediato y cada vez más probable que podría conllevar graves consecuencias para la industria del automóvil, los conductores y los europeos en general. Por no hablar de escenarios futuros derivados aún más dramáticos y con consecuencias más graves, duraderas, y difícilmente estimables en estos momentos.
Oriente Próximo y el estrecho de Ormuz
Ormuz. La salida del golfo Pérsico hasta los océanos pasa necesariamente por una franja marítima de apenas unas decenas de kilómetros, que separa Irán de la península arábiga. Una franja por la que cada día circulan 20 millones de barriles de petróleo (datos de 2023 de la Agencia Internacional de la Energía) y entre un 20% y un 35% del comercio mundial del petróleo.
El conflicto en Oriente Próximo. En los últimos días hemos asistido a una escalada sin precedentes en el conflicto entre Israel e Irán, con una probabilidad cada vez mayor de que Estados Unidos se involucre – abiertamente y con ataques directos a Irán – y con una posibilidad bastante realista de que como consecuencia pueda producirse un bloqueo del estrecho de Ormuz, que insistimos pondría en peligro a una quinta parte del suministro de petróleo mundial.
En el pasado ya hemos visto cómo otros conflictos, como el iniciado con los hutíes de Yemen en 2023, alteraban significativamente el transporte mundial. En aquella ocasión el punto crítico se situó al sur de la península arábiga, entre el mar Rojo, el estrecho de Bab-el-Mandeb, y el golfo de Adén. Y provocó, entre otras muchas consecuencias directas e indirectas, importantes disrupciones en la logística mundial, que muchas rutas tuvieran que desplazarse hasta el cabo de Buena Esperanza y rodear África en lugar de Suez, retrasos y encarecimientos importantes en suministros y bienes de consumo.
Combustibles más caros, solo el principio
Encarecimiento de los combustibles. Entre los escenarios más plausibles se encontraría un encarecimiento notable e inmediato de los precios del petróleo en los mercados internacionales, ante la disrupción del abastecimiento, y por ende un encarecimiento de los combustibles. El viernes pasado, con el ataque de Israel a Irán, se produjo una subida del 7% (Reuters) y de un 4% este martes (Reuters). Si bien es cierto mientras escribo estas líneas, la cotización del barril caía ligeramente (Reuters).
Un nuevo problema para la industria del automóvil en Europa, y no solo para los conductores, que verían cómo sus visitas a la gasolinera se encarecen. Un encarecimiento de los hidrocarburos y, como consecuencia de ello, de la energía, supondría un nuevo inconveniente para la industria y las cadenas logísticas, que podría generar disrupciones severas, en los suministros, y encarecimientos. Por no hablar del impacto que podría tener un conflicto prolongado, u otras consecuencias derivadas de este conflicto.
Habrá que estar muy atentos a lo que sucede en Oriente Próximo. Si bien es cierto en el pasado algunos analistas han relativizado el riesgo de bloqueo de Ormuz (Reuters) y han puesto en valor las capacidades de Estados Unidos para evitarlo, los acontecimientos de los últimos días han acercado más que nunca esta amenaza, especialmente después de que la administración Trump haya amenazado con una intervención directa en el conflicto y fuentes iraníes hayan hablado abiertamente de ello.