Sin acuerdo todavía entre Bruselas y Pekín, la incertidumbre que rodea a la industria automotriz europea sigue estando en máximos. El incremento de los aranceles para los vehículos eléctricos que se importan desde el gigante asiático ha sido uno de los temas de conversación, especialmente para aquellos fabricantes que habían optado por producir allí las unidades y comercializarlas en otros mercados. A ello se suma la nueva medida implementada por el gobierno chino que entrará en vigor a partir de 2026 y que puede crear aún más quebraderos de cabeza.
Aunque todavía no se han concretado todos los detalles, China obligará a los fabricantes de automóviles a tener determinados permisos para exportar vehículos eléctricos. La medida, que entrará en vigor a partir del 1 de enero, ha sido anunciada por las autoridades del Ministerio de Comercio como una forma de garantizar el desarrollo saludable de la industria de vehículos eléctricos, igualándolo así a otros productos motorizados como son el caso de las motocicletas o los propios automóviles con distintos sistemas de propulsión como los térmicos puros o los híbridos.
China está tomando fuertes medidas para evitar que la industria automotriz de su país pueda entrar en una dinámica imparable a la que se está asomando después de que las marcas se hayan obligados a proveer de grandes descuentos sus automóviles para fomentar su compra y así aliviar sus sobrecargados stocks. En este punto, se teme que la presión sobre las arcas de cada compañía pueda suponer impagos a los proveedores, entrando en un efecto en cadena que podría hundir por completo el sector.
El propio Cui Dongshu, secretario general de la Asociación de Automóviles de Pasajeros de China, escribió a través de redes sociales que con esta obligación de licencias de exportación para vehículos eléctricos que salgan de China, se pretende restringir la exportación de productos de baja calidad, evitar el dumping e impulsar a su vez que los fabricantes compitan a nivel tecnológico y no que sea a través del precio.
Según los datos aportados por Automotive News, durante los primeros siete meses de 2025 se exportaron lo equivalente a más de 19.000 millones de dólares de vehículos eléctricos producidos en China, manteniéndose Europa como el principal mercado de estos automóviles a pesar del caos arancelario que se mantiene sin solución desde el año pasado. En total se exportaron 1,5 millones de vehículos eléctricos e híbridos en los primeros ocho meses de este año, un 87 % más respecto al mismo periodo de 2024.
No sería de extrañar en este momento que los fabricantes que mantienen sus plantas de producción de eléctricos cambien el destino de sus exportaciones, concentrándose en los mercados de la región o adyacentes, tanto orientales como asiáticos, o incluso derivando sus productos a Sudamérica. Por el momento, sigue siendo una incógnita el efecto que tendrá sobre las marcas chinas en plena expansión como a los fabricantes europeos que han destinado allí parte de su producción.