Se llaman coloquialmente coches kilómetro cero y a menudo os hemos hablado de ellos como una fórmula segura – totalmente segura – de ahorrarnos un buen dinero a la hora de comprarnos un coche. Son una oportunidad para el comprador, que puede ahorrarse un buen dinero frente a un coche pedido a fábrica, siempre y cuando sea consciente de los inconvenientes que implica, por supuesto.
El problema de los coches de kilómetro cero
Pero los coches de kilómetro cero también suponen un problema importante. Tanto es así que el Rénmín Rìbào, el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista de China, que editorializa las posiciones de las autoridades de la República Popular de China, ya ha alzado la voz para resolverlo:
- Wei Jianjun, CEO de Great Wall Motor, advirtió del fenómeno de los «coches de segunda mano de kilómetro cero» y las disrupciones que estaban provocando, consiguiendo que el Ministerio de Comercio de la RPC se reuniera con los máximos representantes de sus fabricantes, incluyendo en las conversaciones a BYD y Dongfeng (Reuters)
- El Diario del Pueblo publicaba estos días una serie de medidas para acabar con la problemática de los coches kilómetro cero (Reuters)






Una industria del automóvil que afronta los mismos problemas que el resto
La industria del automóvil en China ha crecido a un ritmo desaforado. Nunca antes habíamos visto un crecimiento tan importante en un mercado, en ventas, en desarrollo de su industria local, en expansión para aterrizar en nuevos mercados, y un avance tan disruptivo, especialmente en lo que concierne a la tecnología de vehículos eléctricos y a su relación entre prestaciones y coste en la producción, como el que ha experimentado China.
Y con ese crecimiento era difícil no imaginar que pudieran acusar los mismos problemas que lleva afrontando la industria del automóvil europea desde hace décadas, a pesar de tratarse de un mercado altamente regulado, y con la intervención directa de las autoridades chinas, por las propias características de su economía.
Recientemente ya os hablábamos de cómo China no solo se ha convertido en un entorno ultra-competitivo y difícil para los fabricantes extranjeros, sino también para los propios fabricantes locales, habiéndose iniciado diferentes guerras de precios que podrían poner en peligro a las marcas más pequeñas.






El fenómeno del coche kilómetro cero y las automatriuclaciones
En España es muy común ya no solo el fenómeno de la venta de coches de kilómetro cero, vehículos que ya han sido matriculados, que generalmente tienen muy pocos kilómetros en el odómetro y que a menudo son en la práctica como un coche nuevo. También es muy común que el origen de esos vehículos sea el de movimientos que desde la propia marca o el concesionario propician la matriculación de automóviles presentes en el stock con objeto de venderlos más adelante con un descuento como kilómetro cero.
Tras estas prácticas nos encontramos decisiones de operativa, de la gestión de stocks, y también la sintomática de la presión cada vez mayor sobre las marcas y los concesionarios para cumplir con objetivos comerciales. Matricular automóviles que realmente no se han vendido aún, para mejorar esas cifras, y para venderlos más tarde como kilómetro cero, es una solución efectiva para maquillar esas cifras, pero también pueden suponer un lastre para su rentabilidad y, en última instancia, perjudicar al mercado del coche nuevo.
Eso es precisamente lo que estaría sucediendo en China, donde ya se han propuesto posibles soluciones para acabar, de raíz, con las automatriculaciones y con estos coches de kilómetro cero.






Las automatriculaciones, un riesgo para la industria china
China habría advertido a los fabricantes de los riesgos que afrontan con las automatriculaciones que nutren al mercado del kilómetro cero que «compromete sus márgenes de beneficio, incrementa las pérdidas, desvía la inversión dirigida a innovar y crear productos de calidad y, en última instancia, sacrifica un desarrollo sostenible».
También habría advertido de los problemas que enfrenta el comprador que adquiere un coche nuevo que, a mi juicio, son realmente discutibles, hablando de la «pérdida de beneficios para el comprador frente a un coche realmente nuevo, la posible degradación de la batería, y una depreciación más acusada para su posterior reventa».






Entre las soluciones propuestas por China se encontrarían un aumento de la vigilancia sobre el mercado de ocasión, establecer incluso mecanismos de control del ciclo de vida del vehículo, y aumentar la regulación para identificar los casos en los que se están vendiendo vehículos poco después de haber sido matriculados.