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A pesar de la destrucción del conflicto, este coleccionista de clásicos de Alepo no ha perdido su pasión

Mohammed Mohiedin Anis es como nosotros. Es un anciano apasionado por los coches que durante toda su vida amasó una pequeña colección de clásicos. Con unos 30 vehículos, en gran parte americanos, el conflicto sirio asoló su ciudad natal de Alepo. La ciudad ha sido durante años escenario de duros combates entre el ejército del régimen y los rebeldes, en el que la población civil ha sido la verdadera perdedora, con miles de víctimas inocentes. Mohammed tuvo que abandonar la ciudad, y al volver, tuvo que hacer frente al terrible estado de sus antiguas posesiones, así como sus preciados coches clásicos.

Era propietario de 30 coches, y actualmente sólo tiene 13 coches, la mayor parte completamente destrozados.

Su fotografía se ha hecho viral. Sentado en una cama, escucha con nostalgia un gramófono mientras fuma una pipa, en lo que son los restos destrozados de su antigua casa. Mohammed estudió medicina en Zaragoza durante los años 70, y tras su retorno a Siria, fundó una empresa de productos cosméticos. La modesta fortuna familiar y los negocios de su padre nunca pudieron apaciguar su pasión por los coches clásicos y por el automóvil en general. Tradujo al árabe los manuales de taller de varios vehículos Fiat y antes de que estallase el conflicto quería abrir un museo de coches clásicos en el país.

El conflicto acabó con sus sueños. La guerra no entiende de vidas o posesiones, y mucho menos de las aficiones particulares. Antes de huir del conflicto, quitó los volantes y asientos de sus coches, con el objetivo de dificultar su robo. Según AFP, algunos vecinos evitaron el robo de otros de sus vehículos e incluso impidieron a los rebeldes montar un cañón antiaéreo en un Chevrolet del año 1958. De sus 30 coches clásicos, sólo 13 estaban aún en su casa. 7 coches habían sido confiscados por la policía y el resto de vehículos han sido robados, o están en paradero desconocido.

Al menos su Volkswagen Thing y el Hudson rojo parecen estar cercanos al orden de funcionamiento.

El conflicto llevaba años azotando Alepo, y el propio Mohammed confiesa que sufría cada vez que uno de sus coches sufría daños. «Cuando uno de mis coches sufre daños, es como si los sufriera uno de mis familiares. Tengo que bajar a comprobar su estado». El estado de los coches supervivientes es francamente malo. Han sido vandalizados, destripados, o han sido pasto de la metralla. En el mejor de los casos, sólo les han caído encima algunos cascotes. Aunque Alepo ha recuperado una paz relativa, devolver estos coches a su estado original llevará muchos años. Pero Mohammed piensa llevar a cabo esta titánica empresa.

Quiere dejar a sus hijos e hijas estos coches en herencia, y ha rechazado ofertas por algunos de estos coches. En su colección se incluyen máquinas muy dispares. Desde el Pontiac del año 1950 que su padre conducía hasta un Volkswagen Thing de los años 70, pasando por Hudson Commodore del año 1948 o un Cadillac descapotable del año 1947, que había adquirido en subasta hacía años. Este Cadillac habría transportado a seis presidentes sirios en el pasado, con una elevada importancia histórica. El camino por delante es duro, y asume que tiempos pasados sí fueron mejores, pero es optimista de cara al futuro, «ahora la vida es dura, pero no debemos perder la esperanza», sentencia.

Si hay algo que el conflicto no ha mellado, es su pasión.

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