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La DGT advierte del efecto submarino, un gran peligro evitable en caso de accidente

A la hora de hacer largos viajes por carretera, los pasajeros del coche tienden a relajarse de forma considerable. En ocasiones, optan por poner los pies sobre el salpicadero, o encima de los asientos traseros. Personalmente no me parece una postura cómoda, además de ensuciar el interior del coche. No obstante, eso no es lo realmente preocupante. Lo realmente preocupante es que en caso de un accidente, sufrirán el temido «efecto submarino». Un peligro completamente evitable del que la DGT nos advierte recientemente. Prestad atención, es importante.

¿Qué es el efecto submarino del que alerta la DGT?

Cuando colocamos los pies sobre el salpicadero, estamos inutilizando de forma efectiva los sistemas de seguridad pasiva de nuestro vehículo. Es decir, el cinturón de seguridad y los airbags pasan no solo a ser inútiles, si no incluso a convertirse en peligros para nuestra integridad física. En caso de un frenazo fuerte, la deceleración que sufren los ocupantes del vehículo es controlada únicamente por el cinturón de seguridad. El cinturón de seguridad nos sujeta por la cintura y el pecho, y solo funciona bien si mantenemos una postura correcta.

Te pueden multar con 100 euros (sin pérdida de puntos) por llevar los pies sobre el salpicadero.

Pies Salpicadero Efecto Submarino

Si sacamos nuestro brazo por encima, o apoyamos nuestros pies sobre el salpicadero, el cinturón no será capaz de retenernos en caso de frenazo o deceleración repentina. Nos deslizaremos por debajo del cinturón y podremos sufrir lesiones graves en espalda, y especialmente, en nuestras articulaciones. Si tenemos la mala fortuna de sufrir un accidente y el coche activa sus airbags frontales, tendremos aun más problemas. Si circulamos con los pies sobre el salpicadero, la violencia del inflado del airbag convertirá nuestras piernas en armas arrojadizas.

Piensa en que el airbag está diseñado para inflarse en el momento preciso en que sufrimos el accidente, amortiguando nuestro impacto y toda la energía cinética que acumulamos. Su fuerza de inflado, junto al efecto submarino del que advierte la DGT, es más que suficiente para partirnos las piernas. De hecho, hay numerosos casos de graves lesiones en las piernas provocados por airbags en caso de accidente – accidentes que se hubieran saldado sin lesiones, si el ocupante hubiese mantenido una postura correcta en el vehículo.

Nuestras piernas pueden partirse, y además, impactar en nuestra cabeza, a causa del inflado del airbag. Es un despropósito.

Lo mismo ocurre en las plazas traseras si viajamos con los pies sobre los asientos: aunque la ausencia de airbags no provocará tantas lesiones, sufriremos el efecto submarino y el cinturón de seguridad dejará de ser nuestro aliado. Si no lo haces por tu seguridad y la de los tuyos, al menos hazlo por el temor a la multa: este comportamiento acarrea una sanción de 100 euros sin retirada de puntos. La Guardia Civil o la autoridad correspondiente no dudará en multar a los ocupantes de los vehículos que viajen incurriendo en esta peligrosa postura.

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