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El gran dilema de la DGT que trae de cabeza a las autoescuelas

Si nos preguntaran qué se puede hacer para mejorar la seguridad vial estoy convencido de que muchos propondríamos una formación de calidad. Y también estoy convencido de que nadie se opondría. Ahora bien, la DGT se encuentra ante un gran dilema al respecto de la formación en seguridad vial, un dilema que ha puesto sobre alerta a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y que trae de cabeza a las autoescuelas. La Dirección General de Tráfico quiere aumentar la formación presencial en el proceso de obtención del carné de conducir. Pero evidentemente eso tiene unos costes, para los aspirantes, y unas consecuencias, sobre todo para las autoescuelas digitales.

El gran dilema de la DGT

Como os decíamos, la DGT quiere clases teóricas presenciales, y obligatorias, para aprobar el examen teórico que, junto con el examen práctico, completan el proceso para obtener la licencia para conducir automóviles. La DGT proponía 8 horas de clases teóricas presenciales, en las que se tratarían temas variados, como las distracciones, las normas de tráfico, los sistemas de seguridad, factores de riesgo en la conducción y los colectivos vulnerables.

El primer problema que plantea esta medida tiene que ver con el coste que implica esa formación adicional, un coste que, aún minimizándose y, sin lugar a dudas, acabará repercutiéndose en el aspirante que participa en el proceso para obtener su licencia. Pero ese no es el mayor problema.

Obligar al aspirante que quiere obtener el carné de conducir a realizar 8 horas de clases teóricas, de formación sobre seguridad vial, encarecerá el proceso de obtención de la licencia, y supondría limitar, o incluso hacer inviable, el trabajo de las autoescuelas digitales

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Las autoescuelas digitales contra la medida de la DGT

La exigencia de esta formación teórica obligatoria y presencial supondría un varapalo para las autoescuelas digitales, un modelo de negocio que se ha desarrollado en los últimos años, facilitando el proceso a los aspirantes, ofreciendo precios competitivos, y ofreciendo una mayor flexibilidad que se adecúe a los hábitos y las limitaciones que impone el estilo de vida de la mayoría de los que quieren obtener el carné de conducir. Si nos fijamos en los países de nuestro entorno, y según la OCDE, 6 de los 7 países con menor siniestralidad vial – también España – cuentan con procesos libres para acceder al examen teórico. Introducir esta nueva exigencia muy probablemente acabaría con esta vía o, como mínimo, la dificultaría.

Ante la posible negativa de la CNMC, la DGT solo cuenta con dos opciones, renunciar a esta medida, o buscar una que tenga algún encaje en el modelo actual, y sea compatible con las autoescuelas digitales.

Una posibilidad la encontramos en otra de las medidas de formación más importantes que pretende introducir la DGT. La DGT pretende bonificar con hasta 4 puntos del carné de conducir a aquellos motoristas que se presenten, voluntariamente, a cursos de seguridad vial. Evidentemente, esta medida, que se llevará a cabo con la colaboración de las autoescuelas, tampoco aportará nada a las autoescuelas digitales. Pero la voluntariedad de estos cursos, al menos, no interfiere en un negocio, y una vía de formación para obtener la licencia, que resulta necesaria para el modelo de educación.

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