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Fue el último sedán de lujo de Fiat: predecesor del Marea y diseñado por el mismo que hizo el DeLorean y el Golf Mk.I

A ver, seamos sinceros: ¿quién se acuerda del Fiat Croma? Hoy, piensas en Fiat y te viene un Panda o, con suerte, un Tipo. Pero hubo un momento, en los ochenta, en que Fiat se puso las pilas y dijo: «Vamos a sacar un buque insignia que sea una pasada». Y lo fue. Absolutamente. Fue el último de su especie antes de que llegase el Marea, el coche que se ha hecho famoso en tiempos recientes por dar la vuelta al mundo con volatadipeluca.

Lo que hizo el Croma, lanzado en el 85, es que rompió la baraja. Era grande, era un sedán… pero no era el típico sedán anticuado. Fue el adiós definitivo a esa idea de coches «de siempre». Fue el último grito de su clase, la última gran apuesta de Fiat por el segmento de lujo.

Giugiaro: El genio que dibujó el Golf y el BMW M1, también dibujó esto

Aquí viene lo gordo, el golpe de efecto. El diseño no era de un cualquiera, no. El que firma las líneas angulosas y modernas del Croma es Giorgietto Giugiaro. ¿Te suena? Debería. Un diseñador que no se conformaba con hacer coches, sino con hacer iconos. ¿Quieres nombres?

  • El coche que redefinió a Volkswagen: el Golf Mk.I. El padre de todos los compactos, punto.
  • ¿Lujo deportivo? El BMW M1 y el espectacular Lotus Esprit. Sí, esos.
  • La fantasía de Hollywood: el DMC DeLorean. El coche que viajaba en el tiempo.
  • Y, por si fuera poco, el mítico Lancia Delta.

Mira la lista, ¿te das cuenta? Este genio venía de dibujar superdeportivos y bestias del rally. Y así nació el Croma. Es una locura pensar que la misma cabeza que concibió el M1 de motor central, te dé esta berlina funcional. Funcionalidad brutal con ADN de superdeportivo.

El último buque insignia que compartió secretos con Saab

El Croma no iba solo, ni mucho menos. Fiat estaba jugando en la liga de los mayores. Se metieron en la Plataforma Tipo 4. ¿Qué es eso? Un pacto, un acuerdo técnico alucinante con otras marcas top de Europa. Esto significa que bajo el capó y en la estructura, el Croma era hermano de:

  • El impresionante Lancia Thema.
  • El robustísimo Saab 9000.

O sea, no te llevabas un simple Fiat. Te llevabas un coche que, mecánicamente, tenía el pedigrí y la base de un Saab de alta gama. Era un lujo disimulado, con una estabilidad en carretera que no te la esperabas para nada en un coche con ese escudo. Esa plataforma era la joya de la corona del Grupo.

El primer coche de producción con turbodiésel de inyección directa del mundo

A ver, la cosa del motor es la que lo hace legendario. De verdad. El Croma se cargó la propulsión trasera (como la mayoría de coches en esa época), adoptó la tracción delantera y, de paso, liberó el espacio interior de una forma brutal. Más espacio, más habitabilidad. Lógico.

Pero el gran golpe de genio fue este: cuando todo el mundo usaba motores diésel lentos y sucios (inyección indirecta), Fiat hizo un movimiento que cambió la historia. El Croma fue, ojo, el primer coche de producción en el mundo en llevar un motor turbodiésel con inyección directa. ¡El primero! ¡Un Fiat!

La sigla TDiD. Esta locura ofrecía una eficiencia que daba miedo, mucho más par motor y una respuesta al acelerador que te dejaba pegado, sobre todo para ser diésel. Demostró que el buque insignia de Fiat no solo era grande, sino que estaba a años luz de la competencia en tecnología de motores. Un auténtico golpe en la mesa de los italianos.

El legado: El fin de una era y el recuerdo del último gran sedán

El Croma desapareció, lo sustituyó el Marea, un coche que era más… mundano. Tan mundano, que era la opción ideal para dar la vuelta al mundo (je,je). Pero el impacto del Croma quedó ahí. Fue la prueba de que se podía tener un coche amplio, tecnológico y con diseño de autor (Giugiaro) a un precio que no te hacía vender un riñón.

Cuando lo ves hoy, con sus líneas cuadradotas y su motor ruidoso pero eficiente, te parece un trasto de otra época. No es una reliquia, sino una prueba tangible de hasta dónde llegó Fiat cuando se lo propuso. Nos dejó un legado: la inyección directa diésel que luego todos copiaron. Y nos dejó un último sedán que, de verdad, fue algo gigantesco. Aunque en cifras de ventas no lo recordemos con tanto cariño.

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Emmanuel Jiménez

Fan desde los 5 años de conducir y pilotar cualquier cosa que tenga ruedas o vuele, con motor o sin él. Seguir leyendo...