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¿Se refieren a ti como "friki de los coches"? Enhorabuena por disfrutar de una pasión envidiable

Hoy, 25 de mayo, es un día conocido como Día del Orgullo Friki. El origen de este día es un homenaje al estreno de «Star Wars: Una Nueva Esperanza», el 26 de mayo de 1977. De unos años a esta parte, todos los 25 de mayo se produce una «exaltación» del frikismo, denostado y poco apreciado a nivel social. Puede que estés pensando en Pokémons y coleccionistas de cómics japoneses. O en el retrato que Hollywood hace de este colectivo, si es que se puede llamar así. En cualquier caso, estás de enhorabuena. Si estás leyendo esto, es porque alguien te conoce como «friki de los coches». ¿Y sabes qué? Deberías estar más que orgulloso.

Recuerdo cuando era pequeño, y lo más excitante del fin de semana, era el viaje en coche entre mi ciudad y la ciudad donde vivían mis abuelos.

«Friki de los coches», «petrolhead», «quemado», «obseso del motor». Llámalo como quieras. Tienes la fortuna de compartir una pasión envidiable con millones de personas alrededor de todo el mundo. Siempre he pensado que tener pasiones es algo de gran importancia en la vida. Algo que te motive a trabajar duro, algo en lo que invertir tu tiempo, algo que poder disfrutar, estando en paz contigo mismo. A algunas personas les gusta la ornitología, otros son verdaderos melómanos, otros no ven el momento de irse de ruta en bicicleta. Lo admitan o no, son tan «frikis» como tú y como yo, querido amigo.

Sin embargo, los que disfrutamos con el olor a gasolina y goma quemada, los que contamos los días para el siguiente trackday o los que estamos obsesionados con el cuidado de nuestro coche, somos especialmente denostados por la opinión pública. Si estás leyendo esto es porque te gustan los coches poco prácticos, con más caballos «de lo debido», más «antiguos» de lo que mandan los cánones y en general, políticamente incorrectos. El conductor de un SUV diésel recién sacado del concesionario te mirará de reojo, pensando en sus adentros lo desafortunada que ha sido tu decisión de compra, frente a la brillantez de la suya.

Nos gustan los coches clásicos, nos gustan los deportivos y nos gustan los coches ilógicos. Coches que a ojos de los demás, son una «ruina económica» o una «chatarra vieja y ruidosa». Sin embargo, son coches con mucho más carácter que cualquier coche actual, que salvo contadas excepciones, parecen cortados por el mismo patrón. Hace unos meses, adquirí mi primer clásico: un coche de una marca ya extinta, con casi 30 años en sus espaldas, con un motor adicto a la gasolina y más de 200.000 km. Las miradas de desaprobación en el entorno familiar y por parte de algunas amistades no tardaron en llegar.

«¿Te has gastado más de 7.000 euros en un coche viejo? Por ese dinero podrías haberte comprado un coche mucho más moderno». Esa recriminación educada y ese rechazo social me han confirmado que he tomado la decisión correcta. Nos ven como bichos raros porque nos gusta invertir sumas considerables de dinero en mantener en perfecto orden de funcionamiento nuestro coche. Porque cambiamos el aceite o las pastillas de freno por nosotros mismos, en vez de dejar el coche en el taller. Porque disfrutamos manchándonos las manos y peleándonos con tornillos más que viendo un partido de fútbol o emborrachándonos.

Esa búsqueda de sensaciones, ese punta-tacón perfectamente ejecutado, el sonido de un motor bien afinado. Verdadero placer, incomprendido por muchos.

Les molesta que salgamos del rebaño, que nuestras vacaciones ideales sean un roadtrip a Nürburgring, en vez de una semana en un resort «todo incluido» en Punta Cana. No entienden por qué nos gustan las carreteras con curvas, o por qué evitamos las autopistas de peaje, «perdiendo» tiempo en un revirado puerto de montaña. No conciben que nuestra mañana de sábado ideal consista en una intensa sesión de limpieza de nuestro coche, tras la que volverá a brillar como cuando era nuevo. Que una carretera revirada de perfecto fimrme sea mejor terapeuta que un psicólogo tampoco es algo socialmente aceptado.

Que seamos diferentes. Reconozcámoslo, los «frikis de los coches» no somos tantos. La mayor parte de la gente sólo quiere un coche que les permita ir de A a B de forma cómoda, eficiente y segura. Para ellos lo importante es el destino, para nosotros en muchas ocasiones el viaje es lo más importante, aunque suene a frase motivacional barata. El futuro no es demasiado halagüeño: restricciones a la circulación de coches antiguos, vigilancia constante al conductor o el advenimiento de los coches autónomos, son circunstancias coyunturales que amenazan esta pasión que todos profesamos.

Deberíamos estar agradecidos, no enfadados con el mundo. Tienen la desgracia de no entender una pasión tan bonita y enriquecedora.

Sin embargo, lo bueno de esta afición – o como quieras llamarle – es el sentimiento de comunidad que crea, y que en sitios como Diariomotor tratamos también de cultivar día a día. Y cuando una afición es lo suficientemente fuerte, es capaz de superar los obstáculos y restricciones que se le ponen en el camino. En este «Día del Orgullo Friki», siéntete orgulloso de tu pasión. Siéntete orgulloso, porque no muchos pueden presumir de un hobby tan enriquecedor, con tantos matices, y tantas ramificaciones – complementarias, nunca sustitutivas – a explorar. Si te miran de reojo, enhorabuena.

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