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Los coches no son el único culpable de la contaminación, en Madrid aún existen 400 calderas de carbón

Ignorar que nuestros coches contaminan no ayuda. Ser conscientes de que se tiene que acabar aquello de coger el coche hasta para bajar a comprar el pan, a dos manzanas de nuestra casa, es necesario. Pero también debemos comprender cómo se genera la contaminación y por qué el problema va más allá del tráfico rodado, y de que nos movamos en coches privados. Aunque el mayor problema que nos preocupa actualmente, en ciudades como Madrid, es el de los NOx, y su relación con los diésel más antiguos, no hemos olvidarnos de que la industria del automóvil ha trabajado durante las últimas décadas para reducir las emisiones de partículas sólidas, que sin duda ha sido otro de los contaminantes más preocupantes que ha afectado a nuestras ciudades, y aún sigue afectándonos. Por eso mismo, ¿cómo se puede comprender que en ciudades como Madrid aún haya 400 calderas de carbón comunitarias? ¿Por qué se debe poner tanto esfuerzo en su eliminación como en las restricciones para los coches?

La contaminación de las calderas de carbón

El carbón es una de las fuentes de energía más contaminantes, e ineficientes para climatizar una vivienda. La Organización Mundial de la Salud aún sigue alertando de los peligros del uso del carbón para los sistemas de calefacción de las viviendas particulares (ver dossier de la OMS). El carbón es responsable, sobre todo, de la generación de sulfuro y partículas sólidas. La razón por la cual los diésel modernos – y muy pronto también los motores de gasolina – equipan filtros de partículas, es precisamente la de reducir las emisiones de uno de los contaminantes más peligrosos.

Las calefacciones de carbón, por otro lado, no solo son peligrosas por los contaminantes producidos en el proceso de combustión, sino también por las partículas que se liberan durante el proceso de distribución, durante la descarga de los camiones que lo transportan hasta las viviendas. Ver noticia en El Mundo.

Las calefacciones de carbón son uno de los sistemas de climatización más contaminantes e ineficientes,
pero aún así siguen utilizándose en más de 400 comunidades de vecinos de la ciudad de Madrid

Las calderas de carbón no solo contaminan en el proceso de combustión, sino también en el proceso de distribución y descarga del combustible.

¿Por qué aún se conservan las calderas de carbón?

Durante los últimos años, el carbón ha ido desapareciendo, progresivamente, en los países más desarrollados, y especialmente en las grandes ciudades, que es donde más problemas generan. El problema que ha existido en ciudades como Madrid ha sido el de las diferentes interpretaciones posibles de la ley. Así como la Abogacía del Estado concluía que el Reglamento de Instalaciones Térmicas que a priori obligaba a su sustitución antes de 2012, no implicaba tal cosa, salvo que tuviera que remplazarse el sistema completo (por ejemplo por una avería), el reglamento que obliga al uso de contadores de calefacción en instalaciones comunitarias debería exigir la retirada de los viejos sistemas de carbón, en los que técnicamente no sería posible tarificar el consumo energético.

El fin del uso de calderas de carbón en Madrid parece estar cerca, pero aún tendrá que esperar a 2020. Al menos ese es el objetivo del Plan de Calidad del Aire de Madrid, que pretende prohibir las calderas de carbón en 2020 y establecer una serie de requisitos para controlar otros combustibles y su contaminación, como el gasóleo, o la biomasa.

Mientras tanto, esperamos que se siga luchando contra otras fuentes de contaminación como el carbón, con tanto ímpetu como se persigue la contaminación del coche particular.

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