El parque móvil de autocaravanas es realmente grande en Estados Unidos. Muchos propietarios las usan como casas rodantes, y remolcan tras ellas vehículos más pequeños para hacer excursiones o recados, sin tener que mover un gigantesco vehículo de tres ejes. Los vehículos son remolcados en modalidad «flat-tow», es decir, rodando sobre sus cuatro ruedas tras la autocaravana. Como es lógico, deben estar en punto muerto para no provocar daños en su mecánica. Creo que podéis ver por dónde van los tiros de esta historia…
Ocurrió a principios de mes en Estados Unidos. Un Jeep Wrangler Rubicon JL, con apenas 10.000 millas en el odómetro y un estado estético impecable, llegó a un taller con un fallo mecánico catastrófico. Cuando los mecánicos inspeccionaron sus bajos, pudieron comprobar que faltaba un trozo del bloque motor y parte de las culatas, además de tener completamente destrozada la carcasa de la caja de cambios y sus ejes de transmisión. Al parecer, el vehículo había sido remolcado tras una autocaravana durante un tiempo indefinido.
¿Cuál fue el verdadero problema? Que el Jeep Wrangler había sido remolcado con la primera marcha engranada, y la reductora engranada. Aunque su motor estaba apagado, si fuerzas un vehículo a rodar con una marcha engranada, el motor girará obligatoriamente, arrastrado por el tren de rodaje. El problema está en remolcar un vehículo que estaba con en primera marcha y con la reductora activada. Una marcha ultra-corta, diseñada para circular a velocidades bajísimas. Una marcha orientada a superar los obstáculos más difíciles existentes fuera del asfalto.
La velocidad punta de un Jeep Wrangler con la primera y la reductora engranada no superará los 10 km/h, en el mejor de los casos, y al corte de inyección. De hecho, con la marcha más larga de la reductora, Jeep no recomienda superar los 40 km/h. El problema es que este coche fue arrastrado a 100 km/h con la reductora y la primera engranada. En base a los desarrollos del cambio, el mecánico que recepcionó este coche calculó que el motor del Wrangler llegó a girar a una velocidad próxima a unas mareantes 55.000 rpm. Sí, habéis leído bien.
Ningún motor de pistones es capaz de soportar ese régimen de giro. Los F1 atmosféricos de mayor régimen de giro apenas superaban las 20.000 rpm. El 3.6 Pentastar V6 del Jeep Wrangler apenas es capaz de superar las 6.000 rpm. El resultado fue el único posible, una completa y total destrucción de la mecánica y caja de cambios. El propietario del Jeep podría enfrentarse a facturas de hasta 30.000 dólares, facturas cuyo precio es casi tan alto como el del propio vehículo. Es ahora cuando debemos romper una lanza a su favor.
En el manual de usuario del Jeep Wrangler – con cambio manual – se especifica que para remolcar el coche tras una autocaravana, es necesario que el coche tenga una marcha engranada, pero que su caja de transferencia esté situada en «neutral». El diseño de la palanca selectora hace que sea sencillo confundir la posición «neutral» con la «4L». Con toda seguridad, es lo que le ha sucedido a este desafortunado propietario.
Fotos del Jeep Wrangler JL
Fuente: Carscoops