La industria del automóvil no sale de una cuando ya está en otra y esta vez es Mercedes-Benz quien vuelve a dar la voz de alarma. Su CEO, Ola Källenius, no se anda con rodeos y señala directamente a los grandes focos de incertidumbre que marcarán el rumbo de la marca en la próxima década. «Los próximos años serán duros», reconoce, dejando claro que el escenario global se ha vuelto más complejo, más competitivo y, sobre todo, más imprevisible.
La economía global, China y los aranceles: el triángulo que más preocupa
En una reciente entrevista, Källenius no ha dudado a la hora de identificar cuál es el mayor reto actualmente para Mercedes-Benz: la situación económica mundial. Una economía que, según explica, se ha deteriorado en los últimos años y que está impactando de lleno en el negocio del automóvil. A esta presión se suma China, su mayor mercado, donde la competencia de las marcas locales ya no solo aprieta, sino que asfixia. «No somos ingenuos», afirma el ejecutivo sueco, y añade: «En China, los próximos años serán muy duros».
El gigante alemán ha visto cómo sus ventas en el país se desplomaban un 27% en el tercer trimestre, mientras que su rival más directo, BMW, simplemente se ha mantenido estancado. Källenius prevé una consolidación del mercado chino -Mercedes compite allí con más de 100 fabricantes-, pero advierte de que será un proceso lento y con la competencia a un nivel altísimo durante varios años.
A todo ello se suma un tercer factor: las políticas proteccionistas de Estados Unidos en materia comercial. Los aranceles impuestos por la administración Trump están teniendo consecuencias en el comercio mundial, y en los fabricantes de coches europeos el impacto económico se cuenta por miles de millones de euros. Esto añade aún más presión a una industria que en el último par de años ha visto caer notablemente sus márgenes (después de tener años récord, todo sea dicho).
«Un Mercedes tiene que destacar entre la multitud»
Mientras lidia con este entorno global complicado, Mercedes-Benz prepara una ofensiva de modelos apoyada en sus cuatro plataformas y con una cierta dicotomía: diferenciarse más al tiempo que reducen costes. Källenius insiste en que «un Mercedes tiene que destacar entre la multitud» y asegura que los dos pilares de la marca deben ser la innovación y la elegancia atemporal.
Aparentemente suena complicado, pero Mercedes busca diferenciarse todavía más mientras reduce costes de fabricación
Pero ese posicionamiento aspiracional no debe estar reñido con una necesidad urgente: reducir costes. La marca quiere lograr un equilibrio más claro entre lo que ofrece y lo que invierte, especialmente en mercados donde la presión competitiva es extrema.
En el caso de China, Mercedes avanzará aún más hacia el modelo «en China, para China», reforzando la idea de que su futuro allí dependerá de su capacidad para adaptarse a un mercado cada vez más local, más rápido y más agresivo en precios. Källenius reconoce que tiene que reajustar la estrategia para sobrevivir en un entorno que cambia prácticamente cada trimestre.
Europa y la electrificación, otro frente abierto
El CEO de la compañía alemana también apunta a un problema en Europa: la estricta regulación. En especial, la prohibición de los motores de combustión prevista para 2035, una medida que asociaciones como ACEA y CLEPA han propuesto revisar. Källenius defiende que el coche eléctrico es «la vía principal hacia la descarbonización», pero rechaza una transición marcada por reglas inflexibles.
En su lugar, pide que los gobiernos garanticen las condiciones necesarias, especialmente en lo relativo a infraestructura de recarga. Y señala un aspecto que suele quedar fuera del foco: los millones de vehículos que ya circulan. Reducir el CO₂ del parque existente -por ejemplo, mediante combustibles alternativos- tendría efectos «enormes», recalca.
Fotos del Mercedes CLA, el último lanzamiento de Mercedes
Fotos del Mercedes GLC eléctrico
Fuente: Automobilwoche







