Un ricachón de Los Ángeles puso la pasta para que uno de los diseñadores de coches más extravagantes crease un monstruo 4×4 que tragaba gasolina como un transatlántico gracias a su descomunal motor Mercedes y que, encima, tenía las llantas de un maldito avión de pasajeros. ¡Esta es la historia del Sbarro Monster G!
Sbarro Monster G, el todoterreno culmen del exceso ochentero
Thomas Gehrig, un alemán afincado en L.A. y con un poder adquisitivo envidiable, quería el coche con tracción total más loco posible. Eran los años 80 y si lo que buscabas era extravagancia con aires de buen gusto, solo había una puerta a la que llamar: A la del diseñador Franco Sbarro.

Land Rover Range Rover
Con el reto aceptado, tomaron un Range Rover de primera generación y la magia comenzó. Mira las fotos de la galería y dime si lo consiguieron. Le pusieron carrocería de kevlar sin puertas, jaula antivuelco, un generador de gasolina auxiliar, una moto plegable y las famosas llantas que te detallo a continuación.






Llantas y neumáticos todoterreno especiales para un 4×4 motor Mercedes
Dice la leyenda que Thomas Gehrig las encontró de casualidad y pertenecían a un avión accidentado en el aeropuerto de Ginebra. Así que podemos decir que este tipo se volvió a casa con 4 de las 16 ruedas de un Boeing 747. Un avión de 500 toneladas.
Fueron remanufacturadas y mecanizadas para adaptarlas al coche, resultando en unas llantas de 20″. Goodyear tuvo que desarrollar unos neumáticos especiales que contaban con 1m de diámetro. Imagina el precio que debieron costar.
Con esto, la masa no suspendida se volvía una cifra considerable, pero cuando el dinero no es un problema, todo tiene fácil solución. En este caso, fue meterle a este mastodonte un motor Mercedes Benz V8 de 6.4 litros retocado hasta los 350CV (aunque hay quien dice que llegaba a los 6.9 litros).






Una pickup sin puertas que era tan útil como inútil
Nada queda a la vista del Range Rover original empleado como base. La carrocería de kevlar genera curvas redondeadas y musculosas al mismo tiempo. Impone por tamaño y también por detalles. No solo las enormes llantas de avión, también esas salidas de escape en el capó, o las láminas que cubren las ópticas delanteras.
No hay puertas y las plazas traseras ya no existen. Es un biplaza casi pickup que mide 2m de ancho y 2,3m de alto. El espacio de carga es muy amplio y permite llevar el mencionado generador y la motillo plegable para complementar las excursiones (y quizá el ego cuando todos te miren en alguna concentración).
Sbarro lo hizo de nuevo. Creó algo único y que asombró al público cuando se estrenó en el Salón de Ginebra de 1987.





