Si en España ha sido noticia la OPA del BBVA al Banco Sabadell, así como en el motorsport parece cada vez más cercana la adquisición completa de Dorna por parte de Liberty Media, en el mundo de los combustibles ha sido una noticia la que ha centrado todo el interés cuando ya estamos afrontando los últimos días de junio: la posible compra de BP por parte de Shell en una operación milmillonaria que pondría patas arriba el sector.
Ha sido el Wall Street Journal el que primero ha hablado de esta operación, apuntando a que Shell estaría por el momento simplemente acometiendo la fase de análisis de una operación que, según las primeras estimaciones, se podría situar en los 80.000 millones de euros. No es para menos, se trataría en este caso del mayor acuerdo entre dos empresas petroleras que se recuerde junto al de Exxon Mobil a finales del Siglo XX y una de las grandes operaciones empresariales de esta década.
El medio norteamericano avanzaba que los primeros contactos entre Shell y BP se habrían producido ya, aunque se adelantaba que las conversaciones estaban siendo muy medidas por ambas partes y que no dejaban de ser unas conversaciones iniciales que aun así ya estaban reportando algunos movimientos en los mercados de valores en los que están presentes ambas compañías.
Ante un movimiento así no han tardado las reacciones, incluso la de los propios protagonistas, con un portavoz de la propia Shell negando estos contactos en declaraciones realizadas a Bloomberg: «Como ya hemos dicho muchas veces, estamos muy enfocados en aprovechar el valor de Shell centrándonos en mejorar el rendimiento, la ejecución y la simplificación. Esto es pura especulación del mercado. No se están llevando a cabo conversaciones». Es de esperar que ambas partes puedan esperar a ver una evolución del mercado antes de dar cualquier paso.
Esto es especialmente importante en el caso de BP, la cual afronta desde principios de año un cambio en su hoja de ruta que su propio CEO, Murray Auchincloss, denominó como “reseteo” de su estrategia después de que admitieran que tal vez se habían precipitado a la hora de comenzar esa transición total desde los combustibles fósiles a centrar su modelo de negocio por completo en las energías renovables. Por su parte, Shell ya estuvo en el centro de los rumores el pasado mes de mayo sobre una posible operación de adquisición a BP, por lo que se está dando continuidad a esas primeras informaciones que aun así deberían recibir el visto bueno por parte de competencia al representar una elevada cuota de mercado que supondría la empresa combinada de ambos gigantes.
En lo que vamos de año, el mundo del motor y, por extensión, de los combustibles, ha tenido sobre la mesa importantes fusiones u operaciones de compra, entre las que destacó especialmente el acuerdo fallido entre Nissan y Honda.