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Sustituir los diésel antiguos por gasolina modernos es un error, según un estudio de la Politécnica de Valencia

Estos días se hacía público un nuevo estudio, desarrollado por la Universidad Politécnica de Valencia, que llegaba a una conclusión definitiva, que sustituir los diésel más antiguos por coches de gasolina modernos es un error o que, como mínimo, no está justificado en términos de reducción de emisiones. A diferencia de otros estudios polémicos que hemos conocido recientemente, para elaborar este estudio se han tenido en cuenta mediciones realistas, basadas en los mismos ciclos que se emplean para homologar emisiones bajo el WLTP y, lo que aún es más interesante, se ha tenido en cuenta un factor no menos importante, el de la altitud.

El error de sustituir diésel por gasolina

Si bien es cierto que los diésel más antiguos han supuesto un problema para muchas ciudades europeas, esencialmente por sus elevadas emisiones de NOx, la demonización del diésel está generando un problema diferente, que tampoco hemos de olvidar. La caída de las ventas de diésel está consiguiendo que las emisiones medias de CO2 – según homologación – de los coches nuevos que se están vendiendo en España sean más altas.

Y he aquí donde nos encontramos uno de los mayores dilemas que tendrán que afrontar nuestros gobernantes. Eliminar a los diésel más antiguos de las ciudades siempre es positivo, en la reducción del NOx, pero si se sustituyen por coches de gasolina nos alejamos de otro objetivo, el de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Los híbridos son una alternativa. Y los eléctricos, sin duda, son la opción ideal para perseguir ambos objetivos, pero es evidente que aún no son una alternativa viable para la mayoría de los conductores.

La demonización del diésel está generando un problema, dificultar el cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero

Mercedes Diesel Emisiones Wltp 0219 002

El estudio de la Universidad Politécnica de Valencia, como os decíamos, ya no tiene en cuenta las emisiones homologadas, sino que se ha elaborado con mediciones realistas (en bancos de pruebas que simulan condiciones más próximas a la realidad, basadas en los ciclos que se utilizan en el WLTP), para trabajar con datos de emisiones realistas.

Para obtener unos datos aún más representativos de la realidad, este estudio también ha empleado simuladores de altitud. Primero, por el hecho de que en Europa buena parte de la población esté concentrada en núcleos urbanos a cierta altitud. Segundo, por haber comprobado que la efectividad de los sistemas de reducción de emisiones que emplean los diésel modernos es directamente proporcional a la altitud. Por ejemplo, los beneficios de sustituir diésel antiguos (Euro IV), por diésel modernos (Euro VI 6d), son mayores en Madrid, que en Barcelona, sobre todo en la suma de CO2 y NOx.

En esas mismas pruebas, se llega a la conclusión de que la sustitución de los diésel antiguos por motores de gasolina modernos consigue una reducción de emisiones de NOx levemente superior a la conseguida con los diésel modernos. Pero esa diferencia sería tan pequeña (hablan de un 2% mejor en entornos urbanos y un 1% mejor en carretera) que en ningún caso compensaría que la reducción de emisiones de CO2 sea peor que con los diésel modernos (entre un 15% y un 20% peor).

Según este estudio, el beneficio en reducción de NOx de sustituir diésel antiguos por gasolina modernos es mínimo, y la reducción de emisiones de CO2 muy inferior que si se sustituyen por motores diésel modernos

Emisiones Wltp Rde 0119 02

Insistimos en que este estudio – cuyas conclusiones podéis leer en esta web – tiene el interés de haber empleado mediciones reales y, sobre todo, haber tenido en consideración un factor que por los resultados es importante, el de la altitud.

Pero lo más importante, sin duda, es el hecho de volvernos a recordar el dilema que afrontamos en el presente con el diésel y el coche eléctrico. Sin duda, el coche eléctrico es la solución definitiva para resolver ambos problemas, el de la contaminación de NOx en las ciudades, y la reducción de emisiones de CO2 y, en general, de gases de efecto invernadero. Pero ha de ir acompañada de una transformación completa del modelo de generación de energía y, sobre todo, ha de ser una solución viable para la mayoría de los conductores, y actualmente no lo es.

Lo que nos lleva finalmente a pensar que, bajo el panorama actual, en que los diésel siguen perdiendo cuota de mercado, y los eléctricos siguen sin despegar, será muy difícil que puedan alcanzarse compromisos como los adquiridos para la reducción de gases de efecto invernadero.

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