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La opinión de
Firma de Sergio Álvarez

El coche eléctrico necesita dejar de ser unidimensional

Vista dinámica de coche eléctrico con aerodinámica avanzada y diseño moderno

Cuando pensamos en un coche deportivo nos viene a la cabeza el sonido de un motor potente, prestaciones muy altas, sensaciones a flor de piel o una conducción emocionante. La transición al coche eléctrico no quiere dejar atrás la diversión al volante, y fabricantes como Porsche ya han lanzado al mercado berlinas deportivas de cero emisiones con un comportamiento y unas prestaciones intachables.

Sin embargo, los petrolheads – entre los que me incluyo – piensan que son coches carentes de alma.

¿Por qué decimos que los deportivos de combustión – o los coches de combustión, en general – son coches con alma? Según mi punto de vista, porque son coches que ofrecen una experiencia de conducción mucho más multidimensional. Pienso en el Mazda MX-5 NB que tengo en el garaje, y pienso en cómo lo abro con una llave, cómo arranco su motor girándola o cómo quito su capota de forma manual. Pero sobre todo pienso en el sonido de su motor, y cómo su delicioso cambio manual me implica en la conducción, y me hace sentirme uno con la máquina. Todo es analógico, todo lo que tocas te devuelve una respuesta. Hay sonidos, olores. Es una experiencia visceral.

Sin embargo, un coche eléctrico moderno es un producto de alta tecnología que se siente… aséptico. Está cargado de pantallas, se arranca tocando un botón y su experiencia de conducción es absurdamente unidimensional. Es como conducir un teléfono móvil. La ausencia de marchas y la ausencia de sonido por parte del motor son solo la punta del iceberg: el conductor se siente un mero espectador. Quizá por ello, tratan de impresionarnos con aceleraciones meteóricas y cifras de potencia de cuatro cifras. Después de cuatro o cinco lanzadas e impresionar a nuestros amigos y familiares… volveremos a la triste realidad unidimensional del coche eléctrico.

Por fortuna, podría haber luz al final del túnel. Quiero romper una lanza a favor del Hyundai Ioniq 5 N. El coche simula la presencia de una caja de cambios, el sonido de un motor, e incluso llega «al corte», quedándose momentáneamente sin fuelle si no «subimos de marcha». Todo es artificial, pero todos los que lo han probado afirman que gracias a ello, el coche no se siente tan unidimensional como otros eléctricos.

Aun así, jamás venderé mi Mazda MX-5.

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