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Análisis del cinturón hinchable de Ford: por qué quitarse el abrigo en el coche

Ford ha presentado esta semana en Valencia un cinturón de seguridad hinchable para los ocupantes de las plazas traseras que utiliza una tecnología similar a la de cualquier otro airbag, pero meritoriamente adaptada y aplicada a la banda de sujección.

Las dificultades técnicas de este desarrollo son fáciles de imaginar: todos los airbags (hasta ahora) se encontraban ocultos en posiciones esencialmente fijas (con la excepción del volante, que rota sobre una posición también fija) lo que permite ubicar el mecanismo de detonación e inflado con sólo un poco de imaginación e ingenio por parte de los diseñadores. Esto nos lleva a lo difícil que ha debido de ser introducir un mecanismo de este tipo en una parte móvil y flexible del coche, que puede funcionar con diferentes longitudes de uso en función del pasajero y además tiene que enrollarse y desenrollarse infinitas veces. En fin, toda una pesadilla ingenieril, lo que explica su retraso en el tiempo con respecto a todos los demás airbags ya conocidos.

La función básica del nuevo airbag es lograr que la habitual banda del cinturón de seguridad se convierta en algo más grande y mullido, conteniendo un pequeño colchón de aire, que se infla en el momento del impacto.

Se podría pensar que un camino bastante más corto para alcanzar el mismo resultado sería hacer un cinturón que estuviera siempre acolchado, con lo que nos podríamos ahorrar todo el mecanismo de inflado (han tenido que adaptarlo para evitar que una detonación tan próxima produzca lesiones). Parece obvio que Ford no se habría molestado en desarrollar este invento si las cosas fueran tan sencillas, pero intentemos ver el porqué.

Todos los sistemas de seguridad pasiva en un vehículo tienen un único objetivo común: minimizar lesiones en caso de accidente. Esto se logra amortiguando las deceleraciones que sufren los pasajeros. Si nos limitásemos a poner algún tipo de cojín permanente entre el pasajero y el cinturón, incluso un simple abrigo grueso, lo que sucedería en caso de accidente es que el ocupante recorrería ese tramo acolchado en fracciones de segundo para, a continuación, estrellarse contra el cinturón. En otras palabras, el mullido sería extremadamente contraproducente, porque sólo conseguiría incrementar la distancia que nos separa de la banda de retención sin frenarnos apenas (precisamente porque es mullido).

Con un airbag (de cinturón o cualquier otro) lo que sucede es algo bien distinto: el mecanismo de inflado introduce una presión muy elevada que lo convierte en algo muy duro pero, a continuación, permite un desinflado controlado que sí contribuye eficazmente a la deceleración. En el caso del airbag del cinturón, se incrementa también notablemente la superficie de contacto con el cuerpo, de forma que se reduce la presión en cada punto y por tanto el riesgo de lesión. Según Ford, cuello, tórax y espalda salen beneficiados.

Moraleja: quitaos el abrigo para ir en coche. Holguras en el cinturón, las justas.

Imágenes: Ford introduces rear inflatable seat belts | egmCarTechFord Unveils Industry’s First Inflatable Seat Belt (The Torque Report)

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