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Vídeo: cómo un mal instructor puede arruinar una experiencia de conducción y mandar al desguace un McLaren MP4-12C

Ya os hemos hablado de las experiencias de conducción de superdeportivos, ofreciendo una serie de consejos para vuestro primer alquiler. Las experiencias de conducción suelen suceder en circuito, con la presencia en todo momento de un instructor, que guía en todo momento a un conductor, en muchas ocasiones inexperto. Es responsabilidad del instructor tanto corregir los errores de conducción que puedan ponerle en peligro, como garantizar que el coche llega al siguiente arrendatario en condiciones. Este vídeo demuestra cómo un mal instructor puede arruinar una experiencia de conducción y mandar al desguace un McLaren MP4-12C.

A la inexperiencia del conductor se ha sumado la clara y grave incompetencia del instructor.

El vídeo fue grabado en Estados Unidos, en una experiencia «Ride & Drive» de 99 dólares, consistente en apenas un par de vueltas a un circuito. En este caso, el coche protagonista era un McLaren MP4-12C, de 600 CV de potencia y enormes prestaciones. El primer fallo que podemos apreciar es evidente: el conductor sujeta el volante con una sola mano, incluso en giros cerrados. Su otra mano descansa sobre su pierna. El problema no es tanto este peligroso comportamiento, sino la inacción del instructor, que en ningún momento le corrige – y para más inri, siquiera lleva puesto un casco.

Estamos de acuerdo en que estas experiencias dejan que desear en cuanto a tiempo de disfrute, y aunque es obvio que el cliente quiere disfrutar del sonido y la velocidad que el superdeportivo puede ofrecerle, por su propia seguridad no puede conducirlo a tumba abierta. En la última vuelta, el instructor le anima a pisar el acelerador un poco más, y ni siquiera reacciona ante el obvio subviraje que se produce en uno de los giros, por exceso de velocidad. El desastre llega en la última curva, instantes después de que el instructor grite «acelera más, es tu última oportunidad de disfrutar de este coche».

El conductor – que ya ha exhibido fallos de pilotaje fruto de su escasa experiencia – acelera, posiblemente tratando de llegar a la línea roja del motor, o tratando de alcanzar una velocidad alta. Cuando llega la curva, la velocidad excesiva provoca un enorme subviraje. El McLaren sigue recto y aunque el conductor coloca las dos manos en el volante para incrementar más el giro – si en verdad sabes cómo actuar ante un subviraje, no es la reacción adecuada – no puede evitar un fuerte impacto fronto-lateral contra las protecciones. El resultado: dos ruedas arrancadas de cuajo y un superdeportivo de alta gama destrozado.

¿Por qué demonios el instructor no le ordenó frenar? ¿Por qué presionó al conductor para ir más rápido a pesar de sus múltiples fallos de pilotaje y clara ausencia de experiencia? ¿Acaso quería vengarse de su jefe? Un accidente como este no es broma, y podría haber acabado mucho peor. Por «fortuna», el resultado sólo fue una factura de reparaciones valorada en 125.000 dólares, un conductor asustado y espero que un instructor despedido. Posiblemente el conductor haya tenido que pagar una franquicia de seguro cuantiosa a causa del accidente y las malas indicaciones del instructor.

Un verdadero despropósito.

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