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Prueba y experiencia al volante de un Wiesmann Roadster

Tras haber conocido la filosofía de Wiesmann de la mano de sus máximos responsables, y haber visitado su fábrica con forma de reptil, llegó el momento más esperado de nuestro viaje a Dülmen, una prueba de contacto de los deportivos Wiesmann que tras lo visto anteriormente es suficiente para hacernos una idea de la posición de los MF y GT en el mercado del deportivo pasional y artesano.

Hasta ahora el Wiesmann más barato partía (según precios alemanes) por debajo de los 90.000€, pero el fin del bloque seis en línea actual de BMW y como consecuencia de este la retirada del MF3 hace que el más económico sea el Wiesmann MF4 por 124.285€. La gama de motores se compondrá a partir de ahora únicamente de los V8 de BMW, en versiones atmosférica y sobrealimentada vía Twin-Turbo.

En nuestra experiencia de conducción nos pusimos al volante de un Wiesmann Roadster MF4-S, a partir de 125.966€.

Wiesmann Roadster MF3: un seis en línea que se jubila con honores

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El más barato de los Wiesmann costaba menos de 90.000€, pero la cantidad de extras disponible puede hacer que esa cantidad aumente considerablemente.

Aunque se vaya a despedir próximamente, el Wiesmann Roadster MF3 es el más veterano de todos y el más prolífico de esta saga de deportivos con los Roadster a la cabeza. Cuenta con el motor seis en línea de 3.246 cm3 del BMW M3 E46 con 343 CV de potencia. La transmisión de serie es manual de cinco velocidades y opcionalmente manual de seis o secuencial con levas en el volante, siendo este último el famoso SMG II de BMW. De serie dispone de ABS y dirección con asistencia variable, pero no control de tracción.

Lo más destacable en mi opinión es que este modelo podía demostrar que se puede adquirir un deportivo muy exclusivo, artesanal, potente y divertido, sin necesidad de un gasto multimillonario. Pensemos que el más básico partía de los 89.831€, aunque lo normal es que cualquier cliente que adquiriese esta pieza de museo desembolsase muchos miles de euros en extras carísimos. Hay kits de llantas de 20” con precios cercanos a los 8.000€, control de estabilidad por 2.500€ y lo más flagrante, un cuadro de instrumentos con los “relojes” coloreados que ya cuesta 1.252€.

Wiesmann Roadster y GT MF4 y MF4-S: sabor Twin-Turbo o atmosférico

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La esencia de Wiesmann está en el MF4-S: V8 atmosférico y manual.

Tras el MF3 en Wiesmann pensaron que sería una buena idea apostar por un motor de mayor tamaño que de paso ofreciera no sólo unas prestaciones mejoradas sino también una sonoridad tan interesante como la que se puede extraer de un ocho cilindros en uve. Está disponible con dos carrocerías, Roadster y coupé GT, y dos mecánicas con dos sabores y tactos también muy diferentes. El MF4 equipa el V8 Twin-Turbo de 4.935 cm3 y 407 CV y el MF4-S un V8 atmosférico del BMW M3 E92 y 3.999 cm3 de 420 CV aún más interesante si cabe que el anterior. Este último no contará con sobrealimentación, pero es en torno a 75 kilogramos más ligero y también más potente.

El modelo en cuestión que probamos fue un Wiesmann Roadster GT MF4-S, en su variante Roadster y apenas 1.700€ más caro que el MF4. Por sus prestaciones, por el buen sabor de boca que siempre te deja un V8 atmosférico de este calibre, por su ligereza y en definitiva por ser el más fiel al espíritu de Wiesmann, en mi opinión es la alternativa más interesante de la gama MF4. El MF4 es de serie automático y el MF4-S manual, aunque este último también puede emplear uno de doble embrague de 7 velocidades.

En cualquier otro deportivo o superdeportivo diría que los frenos cerámicos son siempre una buena opción. En esta ocasión y salvo que su poseedor sea aficionado a la intensidad de las tandas en circuito – creo que normalmente no es el caso del cliente de un Wiesmann -, invertir 14.201€ en unos frenos cerámicos me parece poco menos que una excentricidad.

Wiesmann MF5: dar el todo por el todo con 555 CV

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El Wiesmann MF5 es el más radical de todos, con 555 CV, pero también el más pesado.

Tal vez con el objetivo de competir con los deportivos más radicales del momento, en Wiesmann pensaron que sería oportuno un modelo aún más potente dotado del mismo V8 de 4.395 cm3 potenciado hasta los 555 CV. Consecuentemente este Wiesmann MF5 es el más pesado de todos, pero la oportunidad de disfrutar en un biplaza de su tamaño del mismísimo motor del BMW M5 (a diferencia del M5 el Wiesmann no usa Valvetronic y sólo 1.2 bares de presión en el turbo) y el BMW X6 M no tiene precio. También está disponible en dos sabores, Roadster y GT.

En este caso ya estamos hablando de un deportivo de 162.605€ (el GT es únicamente 340€ más caro). El MF5 no puede asociarse a un cambio manual y la única opción disponible es el cambio automático deportivo de seis velocidades.

Un Wiesmann Roadster no es un descapotable para el día a día

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El cuentakilómetros por duplicado, en un reloj en la consola central y en un control digital tras el volante junto con un indicador de revoluciones con colores para el momento oportuno de subir de marcha, muy típico de un deportivo de carreras.

Por fin nos subimos a un Wiesmann Roadster y lo primero que descubrimos es que acceder al habitáculo requiere un ejercicio de contorsionismo sólo comparable a montar en algún deportivo de calle con raíces en la competición. El asiento va casi a ras de suelo y las puertas son pequeñas, la ausencia de techo ayuda pero hay que “saltar” para colar las piernas por un hueco muy estrecho que nos acomoda en un habitáculo aún más estrecho.

Es incómodo, pero si queríamos aunque sólo sea en este aspecto la sensación de conducir un monoplaza, ya la tenemos.

Se agradece que tengamos a mano todos los controles, una botonera que en mi opinión es excesiva y sacrifica la estética retro del habitáculo y toda una serie de relojes con presiones, temperaturas, cuentavueltas, cuentakilómetros… en la consola central y orientados al conductor. Evidentemente el reloj del cuentarkilómetros, al menos en esa posición, no es demasiado útil cuando vamos conduciendo. Pero un cuentakilómetros digital sobre el minimalista cuadro de mandos tras el volante, ya nos indica a qué velocidad circulamos o el momento oportuno para cambiar de marcha con un indicador visual con colores como en un deportivo de competición.

Wiesmann MF4-S: el espíritu, la pasión y la pureza Wiesmann

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Vuelvo a repetir, a día de hoy creo que el Wiesmann Roadster MF4-S en el que nos subimos es el modelo que mejor mantiene el espíritu original de la marca. Es el más potente de su gama, si no consideramos al MF5 que en cierta medida ya me parece demasiado desproporcionado y no enfocado al conductor de fin de semana, sino al que tiene cierto interés en moverse en un deportivo de este tipo en circuito. El MF4-S es además el único, tras la desaparición del MF3, que contará con cambio manual.

Pero por desgracia la unidad que tuvimos ocasión de probar estaba dotada de una transmisión de doble embrague de 7 velocidades (su precio es de 5.232€), brillante en su funcionamiento y sencilla de manejar mediante unas pequeñas pero cómodas levas tras el volante. Pero el sabor de un cambio manual sigue sin ser comparable.

Según salimos encaramos la recta y aceleramos al fondo subiendo las revoluciones hasta que por encima de las 8.000 rpm el sonido gangoso del V8 resulta casi ensordecedor, entre otras cosas por que estamos girando sin temor a escandalizar a los vecinos en un aeródromo y completamente descapotados.

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Por autonomía, incomodidades varias y otras múltiples razones, el Wiesmann es el deportivo perfecto para el fin de semana pero no para el día a día.

Me escandalizo al conocer los consumos de este deportivo. Por supuesto que al propietario de un Wiesmann MF4-S no le importará absolutamente nada gastarse más de 110€ en un repostaje completo, pero sí que tenga que hacerlo tan a menudo. Homologa 12.2 litros/100 kilómetros y por su tamaño, el depósito sólo tiene capacidad para 70 litros, que es una cifra inferior a la mayoría de deportivos y roadsters de similar potencia y tamaño.

Dicho lo cual, una vez más, me reafirmo en que el Wiesmann no es un deportivo para el día a día. No obstante sus creadores se han guardado algunos ases en la manga, extras opcionales que pretenden ayudar a mitigar los inconvenientes de utilizar un deportivo así en nuestros trayectos cotidianos. Por 6.000€ podemos equipar unas suspensiones que se elevan unos centímetros para sortear obstáculos y peligros para un superdeportivo, como la rampa del garaje.

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Nuestra experiencia al volante del Wiesmann MF4-S se terminaba rápido, apenas unas vueltas a la pista de un aeródromo con mucha recta y curvas con espacio en las que giramos a un ritmo alto sin que el DSC (opcional por 2.508€) deje cualquier resquicio a la pérdida de tracción, la diversión, o el disgusto de que por manazas nos salgamos a la hierba. Me parece un extra imprescindible para cualquiera que quiera hacer un uso seguro de su deportivo, incluso en días lluviosos en los que la meteorología nos es adversa, algo muy habitual por tierras alemanas.

Como opinión y consejo muy personal incluso con DSC y salvo tener la cabeza muy bien puesta sobre los hombros o unas manos que ni las de Fernando Alonso, me abstendría de aventuras en mojado con uno de estos Wiesmann. No dudamos de que los neumáticos Michelin Super Sport del fabricante que nos llevó hasta Alemania funcionarán muy bien, pero un neumático de 305/30 ZR 20 como el que podemos montar opcionalmente, puede ser muy traicionero y aquaplanning seguro si nos sorprende un buen chaparrón.

Y aquí termina nuestra aventura probando reptiles.

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