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Aventura Toyota 4x4 (II): Toyota Land Cruiser D-4D 3.0 190CV

Continuando con el relato de nuestra Aventura Toyota 4×4 y tras desmenuzar el comportamiento del pequeño de la gama, el Toyota Rav4 D-4D 2.2 150CV, cuya dureza y capacidad off-road sorprendió gratamente a propios y extraños, el segundo día de aventura nos tocó probar el “bicho grande”, el Toyota Land Cruiser D-4D 3.0 190CV en carrocería larga.

Se diferencia de sus competidores más descafeinados por comportamiento en campo puro y duro

Con las pistas todavía muy embarradas por las abundantes lluvias caídas el día anterior, nos disponemos a probar todo un señor 4×4 que sí pretende ser auténtico y genuino. Por posicionamiento en el mercado, el Land Cruiser se diferencia de sus competidores más descafeinados por comportamiento en campo puro y duro. Eso es, al menos, lo que el vehículo nos plantea a priori, pero el movimiento se demuestra andando, así que vamos allá.

Al igual que sucedió el día anterior con su hermano pequeño de gama, la prueba es totalmente campera y más dura de lo imaginado, pero para ir de un tramo a otro deberemos recorrer varios trayectos en asfalto, lo que nos da la oportunidad de contaros también cómo se defiende sobre firme alquitranado.

Comportamiento en asfalto del Toyota Land Cruiser D-4D 3.0 190CV

Lo primero que llama la atención de este coche son sus dimensiones. Es realmente enorme, no sólo por sus 4,760m de largo sino por sus 1,845m de altura y 1,885m de ancho. Para subirnos a él, resultan de utilidad los estribos, así como el asa situada en el marco de la puerta. Una vez dentro, encontramos un salpicadero moderno y más bien cuadrado, que transmite sensación de robustez.

Es su par a bajo y medio régimen lo que mueve con fuerza a este coloso

Al ponerlo en movimiento, somos conscientes en todo momento de que conducimos casi 2.300 kg de coche. El motor encargado de vencer toda esa inercia es un 3.0 diesel de 4 cilindros en línea (cada cilindro cubica nada menos que 750 cm3) con lo que su potencia máxima, de 190CV, resulta ser un dato casi irrelevante. Es su par a bajo y medio régimen lo que mueve con fuerza a este coloso, desde las 1.000 rpm en adelante, y lo convierten en un coche apto para circular sin dificultad por carretera, más aún por campo.

Alto, cómodo y silencioso, el Land Cruiser nos aísla totalmente del exterior, dando la sensación de sobrevolar el asfalto en cierto modo. En curva, el balanceo es bastante contenido, con lo que transmite mucha seguridad, pero la masa que se encuentra en movimiento es muy grande y en virajes cerrados no puede ocultar su tendencia a continuar en línea recta, confirmando la primera ley de Newton con vehemencia.

La sensación es de rutero confortable, capaz de afrontar kilómetros y kilómetros sin inmutarse, pero obviamente las curvas enlazadas no son su terreno natural, aunque las afronte con gran estabilidad y no poca dignidad. La receta en estos casos es entrar despacio y salir deprisa, reduciendo la velocidad antes de empezar el giro, para ir dosificando acelerador según la situación nos lo vaya pidiendo. Entrar “pasado” es una idea especialmente mala en este coche, con o sin ayudas electrónicas.

La sensación es de rutero confortable, capaz de afrontar kilómetros y kilómetros sin inmutarse

El tacto de dirección es ligero y, al igual que su hermano pequeño el Rav4, transmite más bien poca información acerca de la adherencia restante en cada momento. Si en el Rav4 nos parecía un problema asumible, en el Land Cruiser nos parece casi una anécdota. Simplemente el coche no es para correr, y las referencias visuales son más que suficientes para saber cómo hay que pasar por las curvas con seguridad. Respaldados en todo momento por su tracción integral permanente no desconectable, que transmite al asfalto cada uno de los caballos percherones que va suministrando su planta motriz, los kilómetros fluyen como si viajásemos a lomos de un veloz elefante.

Tal vez la palanca de cambios, de recorridos larguísimos y más bien imprecisa (además, la primera y la marcha atrás están realmente pegadas y no es difícil equivocarse) pone la nota más negativa al conjunto. La solución es una caja de cambios automática que el coche, en mi modesta opinión, pide a gritos. Otros compañeros tuvieron ocasión de probar el modelo automático, que puede incorporar además una pequeña colección de programas y automatismos camperos, pero no fue mi caso.

Comportamiento en campo del Toyota Land Cruiser 3.0D 190CV

Cuenta con todos los elementos necesarios para salir al campo con una seguridad apabullante

Llegamos aquí al terreno natural del Land Cruiser, que cuenta con todos los elementos necesarios para salir al campo con una seguridad apabullante. Al meter el coche por el primer camino, ya te das cuenta de que está hecho para esto.

En el terreno todavía embarrado por las abundantes lluvias, el Land Cruiser se desenvuelve como pez en el agua. Zonas blandas o encharcadas, piedras sueltas de cualquier tamaño, pendientes descendentes pronunciadas, caminos bacheados… no importa, nada importa. Cada metro que avanzamos nos da más y más seguridad de que va a poder con todo.

Cada metro que avanzamos nos da más y más seguridad de que va a poder con todo

Es cierto que pasamos por los mismos sitios que un (no tan modesto) Rav4, pues todas las rutas fueron comunes, pero existen importantes diferencias entre uno y otro. Tal vez la más evidente es esa sensación de pasarlo bien o pasarlo mal que comentábamos al hilo del “sufrimiento” del Rav4. Donde el SUV nos pedía que la tortura terminase mientras aguantaba estoicamente, el Land Cruiser nos proporciona un nivel de silencio y aislamiento del exterior que nos invitan siempre a más.

Nada en el interior del coche emite el más mínimo sonido o crujido, y lo que nos llega del exterior es el dulce y lejano murmullo de los neumáticos de tacos colisionando violentamente contra todo lo que encuentran a su paso. El coche nos zarandea al ritmo de las piedras y baches salteados por el camino, pero no da señal alguna de sufrimiento o esfuerzo. El mensaje es “adelante, sin miedo”.

Sus 215 mm de altura libre al suelo son el aliado perfecto para superar terreno pedregoso, su motor entrega una fuerza descomunal prácticamente desde el ralentí, su caja reductora es capaz de superar cualquier obstáculo a cámara lenta sin ahogarse y también puede retener todo el peso en bajada sin problema. Todo ello en una cabina agradable, robusta y completamente aislada de lo que está sucediendo fuera. Impresionante.

Si pudiésemos trazar una línea recta entre un tractor agrícola y un Rolls-Royce, el Toyota Land Cruiser estaría en el punto medio.

Como punto negativo, al margen de la caja de cambios manual y su imprecisión, me temo que el radio de giro del coche no puede pasarse por alto. En curvas muy cerradas, entre árboles o taludes, resulta realmente difícil maniobrar este enorme paquebote, que en esos momentos sí se muestra torpe. La versión corta resuelve en parte este problema, que puede ser importante en lugares tan comunes como un parking o una calle estrecha. Entiendo que existen razones mecánicas de peso para que las ruedas no giren más, pero es como maniobrar un transatlántico.

Conclusiones

Con la Aventura Toyota 4×4, en la que no se han presentado novedades dentro de la gama, la marca japonesa ha venido a recordarnos que no sólo de híbridos vive el hombre. Así, hemos podido comprobar sobre el terreno cómo se defienden sus modelos más familiares fuera del asfalto y sometidos a un trato realmente duro.

Tras una tortura ininterrumpida de más de tres horas cada uno, en días consecutivos, tanto el Toyota Rav4 como el Toyota Land Cruiser han dado muestras de unas aptitudes camperas que han superado holgadamente mis espectativas.

Han dado muestras de unas aptitudes camperas que han superado holgadamente mis espectativas

En el caso del Toyota Rav4, teniendo en cuenta el segmento en el que se encuentra, nos ha sorprendido por su robustez a prueba de bomba y su capacidad real de enfrentarse a la adversidad. Es un coche de carretera, pero su aspecto de todoterreno no es un mero guiño del departamento de diseño, sino que se traduce en capacidad real, contante y sonante, de resistir un trato muy duro así como de superar obstáculos, dentro de unos límites que están bastante más allá de lo esperable.

Por lo que respecta al Land Cruiser, equipado con todos los elementos necesarios para el off-road “de verdad”, nos ha impresionado su capacidad de pasar por encima de todo, sin inmutarse ni molestarnos siquiera con la más mínima queja, convirtiéndose en amo y señor del terreno que aplasta a su paso.

En Diariomotor: Toyota Land Cruiser 2012, pequeñas novedades a la espera del lavado de cara definitivo

Vídeo destacado del Toyota Land Cruiser

Imagen para el vídeo destacado del Toyota Land Cruiser Botón de play
Logo de la marca toyota Toyota Land Cruiser
  54.300 €

El Toyota Land Cruiser es un todoterreno grande disponible en versiones de 3 y 5 puertas. Es de lo más eficaz que hay en off-road real, sin renunciar a un interior bastante civilizado. No confundir con SUV premium, esto es otra cosa.

Ficha Land Cruiser
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