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La gamberrada de un policía local, que puso 205 multas en dos días antes de jubilarse, evidencia los problemas del control de la velocidad del tráfico en nuestras ciudades

Ayer leíamos una noticia tan curiosa como inquietante. Un Policía Local de Vitoria, a punto de jubilarse, decidió dar rienda suelta a su dudosa productividad lanzándose a la caza indiscriminada de los conductores. En dos días llegó a realizar 205 multas por exceso de velocidad. El Ayuntamiento, que califica la acción de «gamberrada», se disculpa y reconoce que son multas legales y que no puede hacer nada para solucionar este desaguisado. Los conductores, a fin de cuentas, cometieron una infracción y tendrán que pagar, con su multa, por ello. Pero aún así esta historia evidencia varias cuestiones más o menos preocupantes.

En Vitoria los lugares en los que estaciona el radar de la Policía Local están perfectamente señalizados.

La primera cuestión, que un agente de la Policía Local, si se lo propone, pueda realizar sin problemas cientos de multas en unos días. También el hecho de que este agente abusase de su posición para llevar a cabo su peculiar despedida del cuerpo. Y decimos que fue un abuso porque como veremos a continuación contravino los compromisos del Ayuntamiento.

La segunda cuestión, que el Policía Local haya sido expedientado por incumplir una de las normativas del Ayuntamiento de Vitoria, que decidió que sus radares solo se colocarían en lugares señalizados a tal efecto. De hecho, el Ford Focus gris que hace las veces de radar móvil en la capital alavesa, solo se sitúa estacionado en un lugar que está bien señalizado como posición de radar. De manera que los conductores sancionados no puedan escudarse en el afán recaudatorio de los radares. Situación que, por desgracia, no se repite en otras capitales españolas.

Fuente: El Correo | La Información
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