Estados Unidos adora el espectáculo. Tanto como para que las persecuciones en coche se hayan convertido en una de las escenas más habituales en los telediarios, interrumpiendo la programación habitual para seguir el juego del gato y el ratón entre las patrullas de policía y los malhechores, y propiciando incluso que aquellos que están siguiendo la escena cerca del escenario de la persecución, ya sea por la televisión, o por las redes sociales, dejen todo lo que están haciendo para bajar a la calle y ser testigos en vivo y en directo de la noticia.
Ayer se producía una de las imágenes menos esperadas. No tenemos ninguna intención en incitar a ello. Pero si tuvieras que escoger un coche para escapar de la policía lo último que te recomendaríamos es un Rolls-Royce, que fue precisamente el vehículo empleado para la persecución que se produjo ayer mismo, a la hora del almuerzo, en las calles de Pasadena, en Los Ángeles.
Según KABC, todo comenzó con el robo de un Rolls-Royce Phantom. Como no podía ser menos en un vehículo de lujo que cuesta medio millón de euros, su propietario disponía de un sistema de geolocalización y seguimiento. Al percartarse de que su vehículo había sido sustraído por su sistema antirrobo, facilitó su localización a la CHP, la policía que patrulla las carreteras de Los Ángeles, que estableció un dispositivo de seguimiento con patrullas terrestres y un helicóptero, que facilitó que las imágenes se emitieran en directo en la cadena de televisión más popular al sur de California.
La imposible fuga de una persecución en Rolls-Royce
Me fascina la cotidianeidad de un Rolls-Royce circulando a toda velocidad por la ciudad escapando de la policía en los Estados Unidos. Hasta el punto que sus medios de comunicación están preparados para conectar en directo y gozar de los comentarios de un experto en seguridad ciudadana.
También el conocimiento en la materia, y automovilístico, que revelan. Hasta el punto en que lo que en un telediario español hubiera sido «un coche de alta gama» escapando para la policía, en Estados Unidos se traduce en una detallada descripción de las posibilidades de un Rolls-Royce en una persecución y en cómo debe ser la actuación policial en una persecución, en genérico, sino también en un evento tan concreto como este, en el que el fugado conduce un vehículo tremendamente pesado y, aunque muy potente, difícil de manejar a gran velocidad, y más pensado para viajar confortablemente, que para negociar curvas a toda velocidad. Aspectos que demuestra claramente en unas escenas en las que vemos las dificultades para girar del vehículo a cierta velocidad, invadiendo los carriles adyacentes y contrarios.
Aún así, y con toda la experiencia de las patrullas californianas, la policía perdería la pista del fugado y el vehículo, en un túnel conectado con numerosos parkings de las áreas comerciales de la zona.
Rolls-Royce Phantom 
