El Rolls-Royce Phantom es una berlina de lujo de segmento F fabricada por Rolls-Royce. Actualmente se comercializa la octava generación desde el año 2017. Se trata de un coche más bien pensado para viajar atrás con todo tipo de lujo y calidad. El Rolls-Royce Phantom se fabrica en West Sussex, Inglaterra.
El Rolls-Royce Phantom es un coche que aspira a rivalizar con vehículos como el Bentley Flying Spur o el Mercedes-Maybach Clase S.
Diseño exterior del Rolls-Royce Phantom
La octava generación de Rolls-Royce Phantom se caracteriza por un diseño continuista con respecto a su antecesor, el Phantom VII que fue posiblemente el modelo más rompedor de toda la saga al ser el primer Rolls moderno bajo el control de BMW. Hablamos por lo tanto de una evolución en el apartado estético, que no a nivel técnico al partir de una plataforma completamente nueva diseñada por BMW para uso exclusivo para la gama Rolls-Royce y en donde se basan otros modelos como el primer SUV de la firma, el Rolls-Royce Cullinan.
El Phantom está disponible en dos carrocerías, dos versiones que se distinguen por su longitud máxima dada la inclusión de una mayor batalla. De este modo nos encontramos un Phantom «normal» con una logitud de 5,76 metros, o un Phantom LWB con una longitud de 5,98 metros. Entre los puntos más característicos del Rolls-Royce Phantom nos encontramos el uso de puertas suicidas para las plazas traseras, su gran parrilla frontal de líneas verticales o el uso de un emblema escamoteable sobre la misma conocido como el «espíritu del éxtasis».
Gama mecánica del Rolls-Royce Phantom
El Rolls-Royce Phantom está animado única y exclusivamente por una mecánica. Y pese a los tiempos que corren, la berlina de lujo inglesa se atreve a esconder en sus entrañas a un V12 de 6.7 litros sobrealimentado por dos turbos que desarrolla 571 CV y 900 Nm de par.
Y aunque bien es cierto que el objetivo del Phantom no es ser el más rápido, es capaz de lapidar el 0 a 100 en 5,3 segundos -debemos tener en cuenta que pesa 2.635 kilos- y de alcanzar una velocidad punta de 250 km/h.
Diseño interior del Rolls-Royce Phantom
El confort y el lujo son la máxima prioridad del Rolls-Royce Phantom. Rolls-Royce se enorgullece del trabajo que han realizado para aislar de ruidos externos el habitáculo, hasta tal punto, que aseguran que el único ruido que se puede escuchar a bordo es el tic tac del reloj analógico que vemos en su salpicadero. El diseño de todo el interior ofrece un regusto clásico innegable, con ciertas pinceladas tecnológicas como la doble pantalla LCD de su salpicadero, pero sin perturbar esa atmósfera de exclusividad y artesanía que se ha mantenido intacta desde el primer Phantom.
Rolls-Royce ha cifrado en más de 130 kilogramos la masa total de todos los elementos que han utilizado para aislar el habitáculo. Se han empleado muchos kilogramos de espumas y aislamientos sintéticos para cubrir cualquier espacio libre tras los paneles, el techo, o la base del coche. El Rolls-Royce Phantom cuenta incluso con lunas acristaladas de doble capa con un grosor de 6 milímetros.
El Rolls-Royce Phantom también cuenta con un sistema de suspensiones adaptativas y neumáticas, el sistema Magic Carpet Ride, que según sus creadores no solo es capaz de alzar la carrocería, o de ajustar los amortiguadores en «caliente», sino incluso «leer» lo que sucede en la carretera para anticiparse a las irregularidades del terreno o las curvas y mitigar los movimientos en la carrocería.
¿Cómo va dinámicamente el Rolls-Royce Phantom?
En Diariomotor no hemos tenido la oportunidad de probar el Rolls-Royce Phantom, pero sí otros vehículos similares como el Bentley Flying Spur. Estamos hablando de un coche cuya máxima absoluta es ofrecer el mayor confort posible a los pasajeros.
Esto lo consigue por medio de una suspensión neumática que recoge con maestría todas las irregularidades del asfalto, de un aislamiento acústico exquisito y de una alta dotación tecnológica. No obstante, el Flying Spur también sorprende dinámicamente pese a su envergadura y peso, ya que deja entrever un buen paso por curva y una agilidad más propia de coches más pequeños.
