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Doce y el diamante todavía no aparece...

En el Gran Premio de Mónaco 2004, la escudería Jaguar Racing fue seleccionada para promocionar la película Ocean’s Twelve y a uno de los creativos de la campaña se le ocurrió la «brillante» idea de incrustar dos diamantes, de la colección Steinmetz, valorados en 300 mil dólares cada uno, en los R5. El diamante asignado a Christian Klein desapareció tras su choque en la horquilla de Loews y aún hoy, tras doce años de aquello, se desconoce su destino.

De cuando la realidad supera a la ficción, pues el caso Jaguar Mónaco 2004 resultó tan rocambolesco como el film que publicitó. Colocar un diamante en la nariz de un Fórmula 1, en un circuito complicado y proclive a los accidentes, no era una opción muy lógica, pero el glamour de Monte Carlo pudo más que el sentido común y allí están los resultados.

Tras finalizar la carrera y recuperar el coche de Klein, el equipo Jaguar, y los dueños del diamante, quedaron fríos porque la joya había desaparecido, alguien se llevó tan valioso souvenir y eso no estaba escrito en el guión ni lo habían pensado los productores de la película.

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