En algunas ocasiones, la organización de grandes premios se ha equivocado en poner los himnos en honor a los vencedores. La ocasión más reciente se dio en el Gran Premio de China de 2009, cuando sonó el himno británico en honor a Red Bull… a pesar de competir con licencia austríaca. Era su primera victoria. Precisamente en Austria aunque siete años antes se dio otro de estos errores aunque la historia es distinta. Se trata del podio de la vergüenza.
Corría la temporada 2002 y en las primeras carreras del año, Ferrari había arrasado. Había pocas dudas sobre el hecho que el equipo italiano iba a marcar una temporada histórica. Fue por ello que sorprendió tanto el mensaje de Jean Todt a Rubens Barrichello por radio en el que pedía al brasileño que dejara pasar a Michael Schumacher para el campeonato. El alemán no estaba luchando con nadie y evidentemente, no había ninguna necesidad de ello.
Barrichello había sido ese fin de semana algo superior a su compañero de equipo y espero a la última recta para dejar pasar a Schumacher. Tras llegar al podio entre abucheos, el alemán «obligó» a Rubinho a subir al escalón más alto. Quien sabe si fue por estar en contra de la decisión o por quedar bien ante el público y las cámaras. El hecho es que Barrichello estuvo en lo más alto del podio mientras sonaba el himno alemán, recibiendo también luego el trofeo de vencedor. Desde luego, un episodio irrepetible -¡esperamos!-.