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¿Sabes qué era el 'Trofeo Jim Clark' de Fórmula 1?

En 1987 la era de los grandes y todopoderosos motores turbo tocaba a su fin. Ya se habían dado órdenes de eliminar esta tecnología de la faz de la Fórmula 1 para 1989 y las mentes pensantes de la FIA debían estar devanándose los sesos para ver cómo podían atraer la atención del público hacia los motores «naturalmente aspirados». Si esto pasase hoy, ya sabemos qué tipo de protestas encabezaríamos: que si los motores atmosféricos eran una castaña, que si los turbo sonaban mejor y eran motores «de hombres». Nada que no hayamos dicho en la pretemporada 2014.

¿Qué hacer? Pues qué mejor que proponer un trofeo para el primer motor atmosférico (y piloto que lo llevase) del año. En 1989 ya no habría motores turbo, así que era el mejor momento para ir preparando el terreno y hacer publicidad de «los buenos motores atmosféricos». Un ardid típico de la FIA, para tratar de vender el teórico «downsizing» como lo mejor que le podía pasar al deporte. Es la tónica general de la FIA todo este tiempo.

Pues bien, a ese premio se le llamó Trofeo Jim Clark para el campeonato de pilotos (se cumplían 20 años de la muerte del genio escocés), y para la versión de constructores eligieron el original título de Trofeo Colin Chapman (un trofeo que se utilizó también en el antiguo Campeonato del Mundo de F1 Histórica). En ese 1987, el piloto que se llevó a casa el Trofeo Jim Clark fue Jonathan Palmer, padre del próximo tercer piloto de Lotus F1, y actual campeón de récord de la GP2, Joylon Palmer.