Pese a estar en plena disputa de la temporada 2025, la Fórmula 1 mira ya en gran parte a lo que será 2026, uno de los años más señalados en el calendario del Gran Circo por las grandes novedades que acarreará.
Entre estas novedades, está el ingreso de tres nuevas marcas. Por un lado, entrará Cadillac para sumar un undécimo equipo a la parrilla, y por otro, lo hará Audi, que cogerá el testigo de la actual estructura de Sauber. No obstante, de una forma diferente a las anteriores, entrará una tercera insignia, y será la de Ford, que unirá fuerzas con Red Bull para nutrir de unidades de potencia a la casa de la bebida energética.
El equipo liderado por Christian Horner ha vivido una segunda época llena de gloria de la mano de Honda, pero el fin de su actual acuerdo con los japoneses (que se embarcarán en una nueva aventura junto a Aston Martin) supuso que Red Bull tuviera que buscar un nuevo proveedor de motores, decidiendo por primera vez fabricar los suyos propios con la ayuda de la experiencia de Ford, naciendo así el sello de los Red Bull Powertrains-Ford.
Hace escasos días, en la antesala del próxima Gran Premio de Canadá, Mark Rushbrook, el actual responsable de Ford Performance valoró las opciones que habrá en la parrilla de cara a la nueva normativa que se avecina la temporada que viene: «Cada vez que hay nuevas reglas, especialmente si son para la unidad de potencia y el chasis al mismo tiempo, existe el riesgo de que los equipos empiecen en niveles diferentes. Pero al final se trata de cómo reaccionamos como deporte, y como rivales. Para que el deporte tenga éxito todos tenemos que trabajar juntos como rivales, y asegurarnos de que sigue habiendo un buen espectáculo. Por supuesto que todos los equipos quieren ganar, pero también compartimos la responsabilidad de ofrecer buenas carreras».
El debate que surgió en el paddock de si los motores y reglajes para 2026 eran demasiado arriesgados, derivó en una posterior vista a futuro, para plantear la pregunta de: ¿Cómo deberían ser los motores de Fórmula 1 más allá de 2031? Y es que pese a tener ahora motores que funcionarán con combustión sostenible y una parte electrificada, el futuro parecer mirar de forma clara hacía la movilidad eléctrica total, aunque la F1 no este diseñada para ella. A esa pregunta también quiso responder Rushbrook, mandando un claro mensaje a las altas esferas del campeonato:
En Ford Motor Company creemos que tiene que haber al menos alguna forma de electrificación. Eso es también en parte lo que nos atrajo del reglamento del 2026, se trata de buscar el equilibro entre el motor de combustión interna y la electrificación. ¿Debe ser ese equilibrio al 50%? No necesariamente. Puede que haya algún tipo de marco para ver como encaja todo en el futuro, pero no sabremos como se ajusta a lo que quiere Ford Motor Company hasta que no conozcamos todos los detalles. No se trata sólo de ver si debe ser un V10 o un V8, o de la proporción de energía eléctrica, sino también de si debe ser o no un motor turboalimentado, por ejemplo. Pero estamos hablando a plazo muy largo por ahora, aunque hay áreas donde opinamos de forma consistente, hay otras en las que seguimos discrepando – Mark Rushbrook
Por ahora, el compromiso de Ford con Red Bull dará inicio a partir de la próxima temporada 2026. Este ciclo de normativa, si no hay mayores problemas, debería aguantar hasta 2031, cuando en principio debería haber una nueva revisión de los reglajes para determinar una nueva normativa, donde probablemente haya una mayor revisión de la motorización y la mecánica, que del chasis, que puede sufrir pequeñas modificaciones por el camino.
Nadie sabe que se decidirá para entonces y que marcas estarán dispuestas a abandonar el barco, o a subirse a él. Lo que queda claro es que para bien o para mal, 2026 marcará un antes y un después en la historia reciente de la Fórmula 1.
