Las grandes petroleras involucradas en el desarrollo de biocombustible han advertido que el costo de investigación y desarrollo no es rentable, cada proyecto requiere de una cuantiosa inversión y el producto final tiene un precio tan elevado que no es competitivo en el mercado. Desde Shell han encendido las alarmas pausando su programa de combustible sostenible para la industria de la aviación, lo que también ha provocado dudas en lo que respecta a la introducción de la gasolina sintética en la Fórmula 1 debido a que cada escudería debe pagarle a un proveedor de combustible y las cuentas no están en sintonía con el control de costos implementado en la categoría. En Monza, durante la rueda de prensa de jefes de equipos, se dejó entrever que se requiere la intervención tanto de la FIA como de la Fórmula 1 para evitar que los costos se sigan disparando.
En la Fórmula 1 no existe un único proveedor de combustible, por tal razón se presentará un enfrentamiento tecnológico entre las empresas petroquímicas comprometidas con el desarrollo de una gasolina sintética capaz de alcanzar un nivel de prestaciones superior al combustible fósil que se utiliza en la actualidad. Esta guerra de petroleras por crear el mejor producto no será económica para los equipois que deben asumir las facturas y a su vez servir de laboratorio. En esta posición resulta un inconveniente insertar esta nueva situación en el control de costos y aún así poder rentabilizar la inversión para seguir compitiendo otra temporada. Se entiende que el producto base y sus especificaciones provienen de Aramco, pero el margen de maniobra para cada petrolera, por más mínimo que sea, se traduce en una inversión millonaria que alguien debe financiar.
Así que la Fórmula 1 sostenible, prevista para 2030, con cero emisiones de carbono, también va camino a ser la más costosa por el dinero que se ha invertido en la nueva generación de unidades de potencia y en el combustible. Si bien se sugiere que a medida que transcurra el tiempo el costo de combustible va a ir disminuyendo, hasta que no se congelen los precios cada equipo deberá lidiar con un presupuesto inestable, lo que será un problema si no se aclaran todos los puntos antes de que inicie la temporada 2026. Tanto Larent Mekies, jefe de Red Bull, como Frédéric Vasseur, jefe de Ferrari, coincidieron que la categoría va rumbo hacia un gran cambio tecnológico, pero también se debe pensar en que en ese camino es muy alto en términos de inversión y por tal razón se puede pensar en algunas deserciones porque la Fórmula 1, más que un deporte, es un gran negocio donde no se viene a perder dinero.
En palabras de Frédéric Vasseur:
Honestamente, creo que no tenemos que subestimar el desafío de llegar al combustible cien por ciento sostenible. Es un gran paso adelante para la F1 y un nuevo rumbo que estamos tomando. Sinceramente, el combustible aún no está congelado. Esto significa que es difícil saber con exactitud su precio para el próximo año. Debemos reunirnos a medio y largo plazo para ver cómo podemos adaptar la normativa y mantener el costo bajo control.
Vía Motorsportweek