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Despedida a un hombre bueno y piloto de calidad

El automovilismo es un deporte de freaks que suele admitir pocos puntos medios. El denostado pero vital aficionado medio suele quedarse con la Fórmula 1 y sus personajes y no indagar demasiado, mientras que los verdaderos dedicados al deporte suelen buscar sus oportunidades laborales en él (entre ellos, los responsables y editores de esta web). Hay poco equilibrio en el deporte de las cuatro ruedas por su frugal aparición en medios de comunicación de masas, hecho desgraciadamente poco arreglable más allá del impacto visual de un accidente o de una gesta de un piloto concreto. Sin embargo, la historia humana debe imponerse a menudo.

Llevo 16 años siguiendo la montaña rusa de las carreras de élite y tengo la suerte de poder considerarlo una profesión a día de hoy. Dentro de la limitación de poder cruzar palabra con pocos personajes del mundillo ante la necesidad de disponer de un pase de paddock, un contingente de Diariomotor Competición ha podido ir en tiempo recientes a los cercanos Grandes Premios de España y Francia. En el grandioso Paul Ricard pude encontrarme por segunda vez con un hombre que desgraciadamente ya no está entre nosotros y al que quise dedicarle unas líneas sin saber cómo.

Anthoine Hubert fue campeón de GP3 en 2018 y tuvo su rincón en Diariomotor Competición con una entrevista previa a sus esfuerzos de título. No saqué a tiempo la breve charla que tuvimos en Francia, decisión deplorable que aumentó el fatídico fin de semana de Spa-Francorchamps. Ya no tiene sentido publicar nada de esa charla, que incluía habitualidades como la motivación de correr en casa, la importancia de acumular experiencia y puntos, las bondades de Renault en su GP local… incluso las ganas de llegar a la Fórmula 1 a pesar de no disponer la marca del rombo de un segundo equipo más allá de McLaren (asociación extinta a partir de 2021).

El tiempo pasa y ese audio se quedó en el limbo de mis archivos hasta que me vi con capacidad de «despedir» de forma metafórica a un piloto al que seguí durante años en las categorías inferiores. Y es que el automovilismo es también un deporte de impacto, no solo visual sino emocional. La calidad de las personas se diluye y queda sustituida por la imagen de fortaleza que los pilotos de élite deben tener siempre presente, dejando de lado una humanidad necesaria que se suele reflejar en categorías inferiores o en entornos más relajados.

La larga duración de las temporadas suele tener efectos secundarios en las relaciones de los trabajadores del motorsport, incluso con sus familiares y amigos. No es fácil buscar el éxito y el camino encuentra muchas dificultades en las que se agradece hallar personalidades jocosas o calmadas. Hubert se despidió sin querer de las carreras en su país con un triunfo en la cita sprint de la ronda francesa de Fórmula 2. De mi se despidió apenas con una sonrisa pero el carácter optimista y afable que desprendió el joven de Renault en las dos ocasiones que nos encontramos es algo que merece ser recordado. Disculpas y seguimos.

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