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A contracorriente, la última idea de Toyota para salvar al diésel y la gasolina

Si existe una marca que aún sigue convencida de que los motores de combustión interna siguen siendo necesarios, y lo seguirán siendo por mucho tiempo, esa es Toyota.

Toyota no quiere matar, aún, al diésel y la gasolina

La japonesa se ha erigido como uno de los principales defensores de la tecnología que durante décadas hemos utilizando en nuestros diésel y gasolina, en contra de la opinión de muchos legisladores, e incluso de su propia competencia, que ya ha puesto fecha a la muerte del diésel y la gasolina. Toyota ha iniciado un ambicioso programa de desarrollo de eléctricos, pero también ha hecho pública su decisión de seguir comercializando motores de combustión interna y, por supuesto, sus coches híbridos, mientras la normativa se lo permita.

Pero para ello será necesario demostrar que un motor diésel, o un motor gasolina, no necesariamente ha de ser más contaminante que un coche eléctrico. Y eso requiere desarrollar ideas complejas e ingeniosas, como la que hoy nos ocupa.

Toyota seguirá empleando la combustión interna en sus coches híbridos mientras la legislación se lo permita

Coches que no solo contaminen, sino que también limpien la atmósfera

Cada vez que nos desplazamos en un coche estamos contaminando. Si nuestro coche emplea un motor de combustión interna estaremos contaminando emitiendo gases dañinos para la salud, como lo NOx, o los denominados gases de efecto invernadero, como el CO y el CO2. Si nuestro coche es eléctrico también contamina, por las peligrosas partículas que se generan con la fricción en neumáticos y frenos, o también contamina muy lejos de donde nos estamos moviendo, si la electricidad con que recargamos las baterías de nuestro coche procede de fuentes de generación contaminantes.

La idea que propone Toyota es tan sencilla de comprender como compleja de aplicar y es conseguir que un automóvil limpie de contaminantes, o en este caso de gases de efecto invernadero, el aire que le rodea mientras se desplaza. Si se consigue un sistema efectivo que limpie el aire a su alrededor un automóvil podría conseguir que su impacto, que las emisiones netas que aporta a la atmósfera, sean menores, hasta llegar incluso a un punto teórico en el que las emisiones generadas serían inferiores a las captadas y, por lo tanto, su balance sería neutro.

Toyota estaría desarrollando un sistema de doble filtro, con un filtro situado en la admisión, y otro en el frontal del vehículo, inmediatamente por delante del motor. Este sistema sería capaz de filtrar una gran cantidad de aire mientras el vehículo permanece en movimiento, retener el dióxido de carbono con un filtro catalítico cerámico de Kawasaki Heavy Industries – similar a los catalizadores que emplean los automóviles en su sistema de escape – y sin necesidad de un aporte extra de energía, y gracias al calor del motor, conseguir que ese dióxido de carbono se retenga en un líquido desechable (Automotive News).

Toyota propone que los coches, mientras se desplazan, limpien la atmósfera

Tan sencillo de comprender como difícil de aplicar

Toyota ya habría probado sistemas similares a este, siguiendo otras iniciativas que está llevando a cabo como el empleo de combustibles sintéticos e hidrógeno como combustible en sus programas de competición, como banco de pruebas para aplicaciones «civiles», pero también para abogar por una competición que siga gozando del encanto de la combustión interna, descarbonizando todas sus actividades. El gran problema es que la captura de dióxido carbono aún habría sido muy pequeña, del entorno de 20 gramos de dióxido de carbono cada cuatro vueltas de circuito. Cuando un automóvil de gasolina normal y corriente emite miles de gramos de dióxido de carbono en apenas unas decenas de kilómetros.

El problema de conseguir dimensionar el sistema de filtrado y captura de dióxido de carbono para que su contribución en la disminución del carbono neto emitido por un coche de combustión interna sea significante no es el único problema. El sistema ideado por Toyota tendría un coste, también requeriría de un mantenimiento, así como de una recarga del aditivo que «absorbe» el dióxido de carbono y su posterior tratamiento.

En cualquier caso, en declaraciones a Automotive News, el responsable del proyecto GR de Toyota, Naoaki Ito, aseguraba que la tecnología tiene suficiente potencial como para seguir desarrollándola. De hecho, a su favor cuentan con que las tecnologías de captación y almacenamiento de dióxido de carbono sí están consiguiendo una penetración cada vez mayor en escalas muy superiores, a nivel industrial.

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