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El Mediterráneo tendrá un corredor exclusivo para camiones eléctricos con cargadores de 1 MW: ¿se podrían beneficiar los coches de esta idea?

La apuesta de España por la movilidad cero emisiones es firme. No sólo tendrá su propia fábrica de baterías para coches eléctricos de la mano de Seat y Volkswagen, también contará con un corredor destinado al transporte pesado por carretera. Un proyecto que desarrollará Iberdrola junto a Disfrimur e Ingeteam. ¿Se podría aplicar el concepto del primer Corredor Mediterráneo de camiones eléctricos a los vehículos?

Antes de responder, hagamos las pertinentes presentaciones. Iberdrola será la encargada de aportar nuevas soluciones inteligentes de servicios de movilidad eléctrica; algo que se traducirá en la instalación de los cargadores ultrarrápidos, en su explotación y en su mantenimiento. Disfrimur se encargará de la electrónica de potencia, Ingeteam firmará el nuevo cargador de alta potencia y Transport & Environment, por su parte, hará el análisis técnico.

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Los tres pilares del Corredor Mediterráneo

Juntos dan forma a una iniciativa con la que pretenden dar un giro de 180 grados al transporte de mercancías por carretera a corto y medio plazo. Bajo el paraguas del programa Next Generation EU se han propuesto convertir el Corredor Mediterráneo en un referente de cargadores de muy alta potencia. ¿Cómo pretenden lograrlo?

Apuntando a tres objetivos: compra de camiones eléctricos pesados de hasta cuarenta toneladas, desarrollo de una infraestructura de recarga pública y despliegue de una red eléctrica inteligente para dar servicio a estos cargadores asegurando, así, la máxima eficiencia. Y todo esto en un escenario que abarcará dos comunidades autónomas: Comunidad Valenciana y Región de Murcia… de momento. El objetivo es hacer un proyecto extensible al resto de corredores de mercancías de España.

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Cargadores de hasta 1 MW

Siguiendo la senda marcada por esos tres frentes de acción nos topamos con uno de los puntos fuertes de esta iniciativa: sus cargadores de hasta 1 MW, una tecnología que todavía está en proceso de estandarización. Su desarrollo se hará conforme al MCS (Megawatt Charging System), el futuro estándar pensado para la recarga rápida de camiones, autobuses… Con estos puntos, cuya tensión de carga será de hasta 1.500 V y tendrán una corriente de más de 1.000 A, las baterías de 200-600 kWh estarán listas en veinte o treinta minutos.

Se repartirán a lo largo de 450 kilómetros desde Sangonera La Seca (Murcia) hasta San Isidro (Alicante). En una segunda fase, el primer Corredor Mediterráneo eléctrico llegará desde Puerto Lumbreras (Murcia) hasta Benicarló (Castellón). El transporte de mercancías se convertirá, así, en una operación libre de emisiones: ¿un proyecto así se podría trasladar a los coches eléctricos privados?

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Adaptarlo al vehículo eléctrico particular

Lo cierto es que los puntos de recarga que se instalarán en las bases logísticas de Disfrimur estarán abiertos al uso público. Algo a lo que debemos añadir la presencia de Iberdrola, que dentro de su plan de movilidad sostenible pretende repartir 150.000 puntos de recarga a lo largo y ancho de la geografía española: ciudades, hogares, empresas, vías urbanas… y en las principales autovías.

En torno a este punto se podría vertebrar una aplicación del Corredor Mediterráneo pensada para los conductores particulares. Una de las grandes barreras de entrada al mundo de los coches eléctricos es, sin duda, la falta de una red de recarga que nos permita afrontar largos trayectos sin que éstos se conviertan en viajes interminables. Traducir la iniciativa del transporte de mercancías a los vehículos cero emisiones centrando el foco en las principales autovías españolas que, a su vez, son las que acogen el mayor número de desplazamientos sería una solución que derribaría ese hándicap.

Teniendo en cuenta que ya existen las ayudas a la compra de coches eléctricos y que este corredor avanzaría la red eléctrica inteligente, bastaría con tejer una red de cargadores rápidos que incluyeran puntos privados y públicos en los que las paradas se redujeran a tiempos asumibles de 20 o 30 minutos y, sobre todo, ofrecieran precios asequibles para la mayor parte de los bolsillos. No obstante, esta combinación de factores se antoja, por el momento, lejana. Quizás el ejemplo del transporte pesado sirva de impulso.

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