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El engaño del "diésel verde"

Los consumidores, por suerte, están cada vez más protegidos ante las posibles estafas y engaños publicitarios que puedan surgir. En los últimos años, cada vez más empresas han abrazado la bandera del ecologismo tratando, en muchos casos, de blanquear prácticas, o negocios, que precisamente son incompatibles con el ecologismo y recibiendo, en muchos casos, la reprimenda y la crítica de la sociedad. En ocasiones, como la que nos ocupa, la del supuesto «diésel verde» o ecológico, la situación puede llegar a los tribunales, por difundir mensajes publicitarios engañosos.

El caso del supuesto «diésel verde» italiano

La Autorità Garante della Concorrenza e del Mercato (AGCM) en Italia, algo así como el correspondiente a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en España, ha impuesto una multa de 5 millones de euros a la empresa Eni Spa. Esta empresa energética, que hoy en día dispone de una enorme red de estaciones de servicio en Italia y que nació en los años cincuenta, como empresa pública del Estado italiano para convertirse en Sociedad Anónima en 1992, habría estado comercializando un producto, su gasóleo Eni Diesel+, como «verde». Y esa ha sido la razón por la cual la AGCM ha penalizado a la empresa con la máxima sanción posible.

El engaño del «diésel verde» italiano, y la sanción emitida, es un toque de atención para el resto de la Unión Europea y para las empresas que practican el greenwashing o blanqueamiento ecológico

Sin lugar a dudas estamos ante un buen toque de atención, ya no solo en Italia, sino también en el resto de la Unión Europea, apuntando al aprovechamiento que puedan hacer diferentes empresas del ecologismo y el «blanqueamiento ecológico», también conocido como greenwashing.

Vídeo de Eni hablando de la sintetización y las virtudes de su supuesto «diésel verde».

¿Puede un diésel ser verde o ecológico?

El segundo debate que abre este asunto es el de los biocarburantes y más concretamente el biodiésel. Las petroleras llevan años comercializando gasóleos que se componen, parcialmente, de combustibles sintetizados a partir de aceites de origen vegetal. La Unión Europea introducía estos años, precisamente, un etiquetado de combustibles que pretendía, primero, aclarar al consumidor qué tipo de combustible está repostando y, segundo, y quizás indirectamente, impulsar el uso de biocarburantes.

Huelga decir que el origen vegetal de estos combustibles no soluciona uno de sus mayores problemas, el de las emisiones que se generan en la combustión. Por otro lado, ese origen vegetal también problema otros problemas no menos importantes, que van desde alterar el acceso a alimentos de origen vegetal que son vitales para la población de países del tercer mundo, hasta todos aquellos asociados con las consecuencias medioambientales y sociales del aceite de palma, que han causado tanta repercusión, e incluso la actuación de la propia Unión Europea, en los últimos años.

Regresando al caso del «diésel verde» italiano, tanto el hecho de que no contribuya a «reducir significativamente las emisiones», ni «ayude a proteger el medio ambiente», ni sea «100% renovable», como defendía la marca, con el agravante del origen del biodiésel, han propiciado la sanción emitida estos días por la AGCM. La empresa Eni, por su parte, ha defendido que el componente clave de su producto, el HVO (aceite vegetal hidrogenado), ejerce una contribución real desde el punto de vista medioambiental y reduciría las emisiones un 5% del «pozo a la rueda».

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