Nos quejamos de que las marcas ya no sacan coches como los de antes y de que los deportivos asequibles han desaparecido, pero cuando caminas por la calle ves coches idénticos por todas partes. Ese modelo en su versión deportiva que te puedes encontrar entre miles de copias es una rara avis. Para ejemplificar esto, hablemos del Kia Track’ster.
El síndrome da la lavadora y el SUV(ebordillos)
Este coche fue un prototipo funcional estrenado por Kia en 2012. Se inspiraba en el Kia Soul y era una versión radical y prestacional de este. Muchas marchas han hecho cosas parecidas y a la mente vienen algunos casos como el Renault Clio V6. Al rescatarlo de la hemeroteca, vino a mi mente el estado social alrededor de los coches en la actualidad.
Es muy común escuchar pestes de los SUV y los vehículos eléctricos. Lo mismo pasaba en la era de los monovolumen familiares. El eléctrico se ve como una imposición y es lícito pensar eso, pero al final del día, acabamos pensando en el bolsillo y elegimos una Xara Picasso en lugar de un Clio RS. Hay muchos elementos externos que condicionan la elección de un coche u otro y esto es solo «hablar en bruto», pero indica que, en mayor medida, el mercado rechaza la deportividad.
Kia Track’ster, una pelotilla atómica que nos perdimos
¿Y por qué he dado ese «chapón» al principio? Porque, en lo personal, me da pena que se diluyan joyas como el Kia Track’ster. Un compacto cupé con pasos de rueda ensanchados, llantas de 19″ con neumático de perfil bajo y frenada Brembo para manejar los 250CV que se repartían por las 4 ruedas con su tracción integral asociada a un cambio manual de 6 velocidades.
Dentro, lo que sería un Kia Soul, se convirtió en un biplaza de asientos deportivos. Las plazas traseras se reservaron para la rueda de repuesto y una serie de compartimentos tan estéticos como funcionales para llevar herramientas, extintor y el casco de los trackdays.
El motor era un 2.0 turbo y el 4×4 se gestionaba electrónicamente. Su peso oficial no se reveló, pero las estimaciones hablaban de unos 1250kg. Debía ser, sin duda, un aparato muy divertido. Pero claro, la funcionalidad estaba ausente y la gran masa de público que quiere conducir su movilidad, no puede prescindir de ella. Es lo lógico.
Da pena, pero nos quedamos con lo bueno que tenemos
El Track’ster podría haber sido uno de esos deportivos asequibles, aunque quizá estaba demasiado equipado para ser realmente asequible. No obstante, representaba un puñetazo sobre la mesa en materia de imagen y poderío de marca.
Si no llegó nunca a producción, pudo ser porque no entraba en los planes desde un principio. Pero el hecho de que no entre en los planes ya es indicativo de que el mercado rechaza la deportividad.
Es por ello que lo más común es ver los coches que ya vemos todos los días por las calles. Pero no lo veamos como algo negativo. Veámoslo como un reflejo de lo que la mayoría necesita en materia de movilidad y que, de alguna manera, todas las ganancias de las marcas con esos vehículos, a veces, se destinan a hacer cosas tan increíbles como la que podría haber sido este Kia Track’ster.






