Se avecinan cambios muy drásticos y apasionantes en la industria del automóvil. Centrándonos en el ámbito de esta industria, la evolución tecnológica que se producirá en los automóviles en los próximos años será muy superior a la que, por ejemplo, se pudiera experimentar en más de un siglo de automoción, desde que el primer Ford Model T saliera de la línea de producción. La inteligencia artificial, y el advenimiento del coche autónomo, no solo revolucionarán la seguridad de los trayectos en coche, y modificarán por completo nuestra forma de utilizar un automóvil, sino que transformarán por completo el propio concepto de automóvil. ¿Qué diferenciará a un taxi autónomo de un coche compartido autónomo, o del coche autónomo que guardaremos en nuestro garaje, tal vez pagado a plazos, o bajo un plan de renting? ¿Su propiedad? ¿Que seamos los únicos usufructuarios? Nissan ya tiene una hoja de ruta para la introducción del coche autónomo, que ha comenzado con el lanzamiento en Japón de sus primeros coches con Propilot y capacidades que, por decirlo de alguna forma, consideraríamos semi-autónomas. Según Nissan, en 2020 se producirá un paso aún más importante, el lanzamiento de una nueva iteración de Propilot que automatizará la conducción en carretera, pero también ciudad. Esta tecnología la veremos en los nuevos Nissan Leaf y Nissan Qashqai. Y nosotros ya hemos tenido ocasión de probarla en Europa. ¿Y qué nos ha parecido?
No me andaré con demasiados rodeos, pero sí merece la pena que recordemos que la Sociedad de Ingenieros Automotrices estableció una clasificación de niveles de autonomía en un automóvil. Nuestro coche es muy probable que tenga un nivel de autonomía 0, si es algo antiguo, y 1, si ya incluye sistemas que automaticen tareas como mantener la velocidad (control de crucero), o no salirse de su carril. Aunque muchos confundan la tecnología Autopilot de Tesla con la verdadera conducción autónoma, incluso el coche de Elon Musk gozaría de un nivel de autonomía aún bajo, que estaría entre el nivel 2 y el próximo nivel, el 3, puesto que permite quitar las manos del volante, aunque la atención permanente del conductor es necesaria por no ofrecer aún todas las garantías que requeriría delegar completamente la conducción en la máquina.
Y es que en el nivel 3, nuestro coche ya será capaz de realizar tareas más complejas a decisión propia, como efectuar cambios de carril y adelantamientos, aunque aún exija la atención permanente del conductor. Autopilot de Tesla, por ejemplo, exige una acción del conductor para efectuar un adelantamiento, aunque cuenta con capacidad para realizar la maniobra automáticamente.
Las protuberancias en el techo de este Nissan Leaf y otros detalles que vemos en su carrocería son la consecuencia de haber instalado nuevas cámaras, radares y sensores láser que actualmente no equipa de serie este coche eléctrico.
Pero el gran paso llegará, muy probablemente, con la introducción del nivel 4, que permitirá la conducción completamente autónoma – sin necesidad de la atención de un conductor que tome el volante en cualquier situación – en entornos controlados, de los cuales el coche tendrá toda la información necesaria. Y por supuesto con un nivel 5, en el que un coche podrá circular sin un conductor en cualquier situación, e incluso prescindir de volante y controles.
Superado el nivel 1, Nissan ya comercializa automóviles en Japón desde 2016 – el Nissan Serena con Propilot – con una tecnología muy parecida al Autopilot de Tesla, capaz de circular automáticamente por su carril y permitir que el conductor levante las manos del volante. Nissan ha anunciado ya que en 2018 la próxima iteración de Propilot permitirá automatizar los cambios de carril.
Y lo que es aún más fascinante es que Nissan ha anunciado también que en 2020 nos encontraremos en el mercado con productos, dentro de su gama, que serán capaces de automatizar la conducción en entornos aún más complejos, como intersecciones, y trayectos urbanos, aunque siempre bajo la atenta supervisión del conductor. Nissan espera que sus coches alcancen un grado de autonomía completo en la década de los 2020, aunque aún no se atreve a dar una fecha exacta, no por no confiar en el desarrollo tecnológico que se alcanzará en este tiempo, sino sobre todo por otros conflictos que han de resolverse, como los legales.
Todas estas tecnologías las veremos en un plazo relativamente corto de tiempo, y en las próximas generaciones de Nissan Leaf y Nissan Qashqai. Aunque de ello os seguiremos hablando con más detalle en próximos artículos.
Precisamente era un Nissan Leaf el prototipo en el que conocimos los avances en conducción autónoma de Nissan. Tetsuya Iijima, que dirige el proyecto de conducción autónoma de Nissan (el departamento Autonomous Drive Technology Development), nos presentaría estos avances, nos acompañaría en esta jornada de pruebas y nos contaría hasta qué punto está desarrollada la tecnología que veremos en los próximos años en los productos de Nissan. Y yo me tomo esta jornada como una visión de lo que podría ser mi trabajo en un futuro cada vez más próximo, en el que quizás hablemos de las cualidades de conducción autónoma de un coche en otros términos muy distintos a los actuales. Os contaremos si un coche conduce como una abuelita, o si lo hace de forma más agresiva y decidida, si toma soluciones inteligentes para resolver un problema, o incluso si nuestro coche es constructivo cediendo el paso a otros conductores.
Por exigencias del guión, nos sentamos en el asiento del acompañante. Cuando la autonomía sea total podremos sentarnos en cualquier plaza del coche. Mientras tanto, deberíamos tomar la posición que escogió Tetsuya Iijima, también por requisito legal de las autoridades de Londres, la ciudad en la que probamos esta tecnología, el puesto del conductor. Tetsuya-san también estará atento permanentemente a lo que suceda y con las manos muy cerca del volante. Primero, porque las autoridades no le permiten otra cosa y tendría un problema si no lo hiciera. Segundo, por seguridad. Y tercero, porque recordemos que incluso en este prototipo aún no estamos en un grado de autonomía total.
Y ya sentados en este Nissan Leaf casi autónomo (aunque a partir de ahora lo llamemos autónomo, a secas), que por primera vez está circulando por carreteras europeas y que ya hiciera lo propio en Japón, nos disponemos a recorrer las calles de Londres.
Todo este despliegue de pantallas en el salpicadero de un Nissan Leaf pretende mostrarnos cómo ve la carretera un coche autónomo. Es probable que en los primeros coches autónomos o semi-autónomos de producción se introduzcan sistemas similares para tranquilizar a los pasajeros.
Como puedes ver en la imagen superior, el salpicadero del Nissan Leaf lo han conquistado las pantallas, que van más allá de un sistema de entretenimiento central en el que nuestro acompañante seleccione en el navegador el destino hasta el que nos ha de llevar este coche autónomo. Bajo el sistema de entretenimiento, una segunda pantalla nos muestra cómo ve este coche autónomo la carretera. La información que muestra esta pantalla es una combinación de la información registrada en la cartografía, y la información contrastada por 4 sensores láser (LIDAR), 5 radares y 12 cámaras de vídeo.
En la instrumentación, al activar el modo autónomo, y en una pantalla más pequeña (a la derecha y abajo) en el puesto del acompañante, para nuestra tranquilidad, vemos la información enriquecida que registra el coche. Información como señales de tráfico, los márgenes de la carretera y nuestra posición, y lo que sucede por detrás, por delante, y en los carriles adyacentes. Ahí vemos cómo registra fielmente los movimientos de otros vehículos que se aproximan y nos adelantan por la derecha – recordemos que estamos en Reino Unido – o incluso la presencia de peatones y otros elementos móviles de poco tamaño, como una bicicleta.
A baja velocidad, esta pantalla nos muestra una información también muy interesante, imágenes tomadas por las cámaras y contrastadas con un sistema de reconocimiento de imágenes que detecta cualquier objeto móvil e interpreta su naturaleza.
En la fotografía superior se muestra cómo ve la carretera un coche autónomo.
Al ponerse en marcha, rápidamente comprobamos, tal vez con sorpresa, que este coche autónomo no es lento, ni torpe. Mientras Tatsuya alza sus manos y levanta sus pies para recordarnos que el coche ha tomado completamente el control, comprobamos como el Nissan Leaf se ajusta perfectamente a los márgenes del carril y comienza a girar una calle a la izquierda, efectuar un cambio de carril, acercarse a una rotonda decelerando – con precaución – comprueba que no viene ningún coche, entra en la rotonda, y de nuevo sale de ella para seguir su camino. Este Nissan Leaf autónomo es respetuoso con los límites de velocidad, pero no lento, nos movemos entre 40 y 50 km/h y en un tramo de travesía no alcanzó velocidades mayores por imperativo legal y por órdenes de las autoridades que permitieron realizar esta prueba. Recordemos que estamos en un entorno real, en el que los coches con los que compartimos vía son reales, como también lo son los peatones que amagan con cruzar la carretera.
La precisión de las maniobras y, de nuevo, su buen ritmo, me abruma, y me da muchísima tranquilidad. Decelera con antelación cuando ve a un coche parado en un Ceda el Paso, se anticipa a los semáforos en rojo y únicamente se encuentra con un problema cuando nos cruzamos con una obra inesperada en el carril derecho de la vía, con unos conos, y un furgón ocupando la carretera.
Llegados a este punto nuestro coche autónomo reconoce que no puede seguir, se detiene lentamente y pide a un humano ayuda para que tome el control. Recordemos, una vez más, que no estamos ante un grado de autonomía total, pero sí ante una tecnología que muy pronto – en el plazo de tres años – deberíamos ver en los concesionarios.
Un ejemplo de una situación en la que un coche autónomo se encuentra con un imprevisto que aún no ha aprendido a resolver.
La detención del Nissan Leaf al encontrarse ante un imprevisto, aunque casual, es el punto perfecto para contaros cómo Nissan pretende evolucionar desde este grado de conducción semi-autónoma a la autonomía total. Y es este probablemente el aspecto que más nos ha sorprendido, y que más diferencia a Nissan de otros fabricantes, que hoy en día ya están probando prototipos autónomos tan capaces (o incluso más) que este Leaf.
Hace años ya os contábamos que la asociación entre la NASA y Nissan era de todo menos casual. El fabricante japonés se había asociado con la NASA para trabajar en tecnologías que, aunque no lo parezcan, son muy relevantes para el coche autónomo. Tecnologías como los sistemas de comunicación y el manejo a distancia, desde la Tierra, de vehículos motorizados (véase Curiosity) que bien podrían estar a decenas de millones de kilómetros, en Marte. Es precisamente esta tecnología la que haría que esta asociación entre la NASA y Nissan, cuyos centros de desarrollo en Silicon Valley están prácticamente al lado, culminara con el desarrollo de SAM – acrónimo de Seamless Autonomous Mobility. Ver artículo: Nissan y la NASA llevarán el coche autónomo de la Tierra al espacio y viceversa.
Tras un estudio pormenorizado de todos los detalles, Nissan consideró que la forma más segura y eficaz de llegar al grado de autonomía total pasa por conseguir que los humanos enseñen progresivamente a las máquinas cómo han de actuar ante situaciones imprevistas. Situaciones como un coche parado en medio de un carril que exige que, para rebasarlo, quebremos una norma de circulación tan básica como superar una línea continua.
Maarten Sierhuis, el director del centro de desarrollo de Nissan en Silicon Valley, habló con nosotros para contarnos lo importante que será SAM para acelerar el desarrollo del coche autónomo. Nissan ya ha previsto la existencia de inmensos centros de datos que registrarán con todo detalle – y de forma anónima – la información recabada en carretera por sus coches. Centros en los que también habrá humanos que, a cientos o miles de kilómetros de distancia, podrán tomar los mandos de un coche y solucionar los problemas que la tecnología semi-autónoma del coche ha sido incapaz de resolver. En este caso, un trabajador de SAM podría haber tomado los mandos de nuestro coche, haber reducido la velocidad, y haber accionado el indicador izquierdo para posteriormente rebasar al vehículo detenido en las obras. Tras esa acción, la información registrada en la nube conseguiría que la próxima vez que un coche autónomo se encuentre en una situación similar ya sepa qué ha de hacer, y no requiera la intervención de un humano.
Esta tecnología comenzará a utilizarse, como proyecto piloto, muy pronto, con los primeros coches autónomos de Nissan que comiencen a probarse en entornos reales. Pero más adelante se vislumbran otras posibilidades, como que SAM comience a trabajar en los coches semi-autónomos que irán comercializándose en unos años, o que incluso se acelere su implantación con otras pruebas piloto en flotas de vehículos, por ejemplo de empresas de transporte. Sobre SAM os hablaremos más adelante, y en mayor profundidad, en próximos artículos.
Sierhuis, cuyo perfil incluye trabajos para IBM, NYNEX Science, 12 años en la NASA y un doctorado en inteligencia artificial, insiste al hablarnos de la tecnología del coche autónomo desde una visión realista y de la importancia de la seguridad y de las decisiones humanas. Según su visión, como ya decimos realista, el grado de autonomía que alcanzarán los coches dependerá de lo que nosotros, humanos, deseemos y únicamente se producirá cuando ofrezca garantías próximas al 100%.
Para concluir, y al respecto de la tecnología que según Nissan llegará a los concesionarios en 2020, que propone modos de conducción autónoma capaces de funcionar en carretera y en vías urbanas, aunque siempre bajo la supervisión de un conductor, he aquí nuestras dudas. La supervisión del conductor garantiza que no haya problemas, porque ante la detección de un obstáculo, o ante la duda, el coche se detendrá o pedirá al conductor que intervenga.
El gran problema, a mi juicio, no será la tecnología, sino nosotros, humanos, y propensos a errar y distraernos. Si en sus primeras pruebas Ford ya detectó que sus desarrolladores pierden la atención y sufren somnolencia, no queremos ni imaginar lo que sucederá cuando algunos conductores se confíen con las habilidades autónomas de su coche y traten de llegar al trabajo leyendo el periódico, dando una cabezadita, o enviando memes de Julio Iglesias por Whatsapp. Los vídeos que hemos visto de Autopilot de Tesla en internet, o incluso experiencias tan desagradables como el accidente mortal sufrido por un cliente de Tesla el año pasado, nos invitan a pensar que seremos nosotros, los humanos que no utilizaremos la tecnología como nos recomienda el fabricante, los que pondremos en mayores aprietos a la conducción semi-autónoma, y a este paso intermedio para llegar a un grado de autonomía total.
Sin más, nos marchamos, y os prometemos que próximamente os seguiremos hablando de la hoja de ruta de Nissan para llegar al coche autónomo y de su tecnología SAM, de cómo los humanos enseñarán a las máquinas a conducir.
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