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La mejor forma de demostrar la rigidez y seguridad de un Saab 900: volcarlo y acto seguido, conducirlo

La desaparición de Saab ha sido uno de los acontecimientos más tristes de los últimos años. Una marca que hacía las cosas de forma muy diferente al resto de la industria, con la que no compartía sus filosofías de reducción de costes o plataformas compartidas, en la que primaba más la calidad de sus productos o la seguridad a bordo que la propia rentabilidad económica. Podemos entender su bancarrota y olvido en estos términos, pero el dolor no desaparece. Especialmente al recordar algunos de sus anuncios más icónicos: qué mejor forma de demostrar la rigidez del coche que volcarlo ante medio mundo.

Los Saab 900 han sido tradicionalmente considerados muy seguros, especialmente en accidentes reales, fuera de las condiciones de laboratorio.

Cuando Saab lanzó el 900 de nueva generación ya bajo el paraguas de General Motors, muchos pensaron que Saab se había vendido al enemigo. No obstante, sólo un tercio de sus piezas eran compartidas con los Opel Vectra de la época: Saab había modificado dicha plataforma hasta la saciedad, especialmente pensando en la seguridad de los ocupantes. Saab era una marca obsesionada por la seguridad, aún más que Volvo y Mercedes, referentes en investigación por aquél entonces. Saab quería demostrar que sus productos eran muy seguros en caso de vuelco, con un habitáculo rígido como pocos.

Así que ni cortos ni perezosos, grabaron este anuncio.

Cinco hombres vuelcan un Saab 900 de cinco puertas, lo vuelven a poner «de pie», se suben al coche, y arrancan. Saab había diseñado una estructura un 50% más rígida que la del anterior 900, que ya despuntaba entre sus competidores, y era considerado uno de los coches más seguros de los años 80. La prueba de esto es que las cuatro puertas se abren con normalidad, incluso tras haber el peso de todo el coche descansado sobre el techo. Incluso Volvo admiraba la seguridad de los Saab en caso de accidente, fruto de multitud de estudios de accidentes reales. ¡El parabrisas era capaz de soportar el peso de un alce atropellado!

No era el único anuncio que demostraba la seguridad de esta berlina de cinco puertas – con opción a aquella maravillosa carrocería hatchback de tres puertas. Existen vídeos de un antiguo Saab 96 soportando varios vuelcos consecutivos sin aparentes daños, e incluso otro anuncio del Saab 900 NG lo muestra soportando fuertes impactos laterales y otro vuelco. El último testimonio de la seguridad en caso de vuelco de estos coches es más doloroso, pero igualmente visual: Top Gear dejó caer un antiguo Saab 900 de los 80 y un BMW Serie 3 E30 sobre su techo, desde una altura al suelo de 2,5 metros.

El habitáculo del BMW quedó completamente chafado, mientras que el del Saab apenas se deformó: los ocupantes habrían sobrevivido sin problema, cosa que no podemos afirmar de los ocupantes del BMW. La verdadera pena es que Saab fue víctima de su propio perfeccionismo y calidad: no fue una empresa rentable desde los años 80, y ni siquiera obligada por General Motors logró revertir sus pérdida. Cuando General Motors quebró en 2009, Saab fue uno de los primeros lastres soltados por Detroit. Tras una larga travesía en el desierto en busca de nuevos inversores, Saab fue declarada oficialmente muerta a finales de 2011.

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