El Suzuki Swift siempre ha sido una alternativa menos conocida, original y diferente, en un segmento B tradicionalmente dominado por pesos pesados como el Ford Fiesta, el SEAT Ibiza o el Renault Clio. Presentado en 2017 en su actual iteración, el Suzuki Swift se renueva de cara a este nuevo curso, estrenando nuevas mecánicas, más asistencias a la conducción y más tecnología. En definitiva, los cambios necesarios para mantener su frescura y su competitividad en un segmento en el que la competencia se ha recrudecido ante la amenaza de los B-SUV.
Las actualizaciones a nivel de diseño son más bien discretas. La calandra tiene una nueva lama cromada transversal, y el radar del control de crucero adaptativo es más visible en su interior. Las ópticas cambian muy ligeramente y ahora tienen LED diurnos en todas sus versiones, antes reservadas para los acabados superiores. El interior no recibe cambios, pero sí importantes novedades en cuanto a asistencias a la conducción. Los Swift equipan de serie control de crucero adaptativo con frenada automática de emergencia, así como una importante cámara de marcha atrás.
Adicionalmente, en niveles de acabado superiores, pueden montar alerta de tráfico cruzado trasero – especialmente útil al abandonar un aparcamiento en batería – reconocimiento de señales de tráfico o un importante asistente de mantenimiento y centrado en el carril. A ello se unen amenidades como un equipo de infotainment Smartlink compatible con Apple CarPlay y Android Auto, un acceso y egreso al interior «manos libres» o sensores de aparcamiento traseros. El resto de novedades corresponden a las mecánicas de gasolina, con opción híbrida ligera.
La gama de motores se compone de un 1.2 Dualjet de gasolina, un atmosférico de cuatro cilindros que ha sido revisado y mejorado. Su sistema de inyección se ha revisado, así como su alzado variable de válvulas, su bomba de aceite y su sistema de refrigeración. Aunque su potencia de 83 CV y su par motor de 107 Nm es casi idéntico al de la unidad saliente, la marca afirma que tiene mejor respuesta y más par motor a bajas vueltas. El mayor cambio está en la versión microhíbrida, cuya batería de iones de litio pasa de tener 3 Ah a tener 10 Ah de capacidad.
Sigue sin poder circular en modo 100% eléctrico, pero su consumo WLTP desciende hasta los 4,9 l/100 km en el ciclo combinado. Asociada a cambios manuales o a un nuevo cambio CVT, es capaz de hacer el 0 a 100 km/h en unos modestos 12,2 segundos. Además, sigue disponiendo de una versión Allgrip con tracción 4×4 inteligente, una verdadera rareza en su segmento. La gama es completada con un Suzuki Swift Sport, recién renovado y también equipado con una mecánica semihíbrida de 129 CV de potencia. Pronto podremos probar los nuevos Swift y contaros más detalles.